Tulum, un paraíso repleto de basura que busca reinventarse
Esta ciudad de aguas cristalinas y arena blanca tiene el río subterráneo más grande del mundo y la segunda barrera de coral más larga. Una joya natural que el turismo está convirtiendo en un vertedero
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Hace 30 años, era considerado un refugio en la Riviera Maya para quienes buscaban unas vacaciones con menos todo incluido, y más yoga y mochila. Pero el último bastión de esperanza mexicano parece haber perdido la batalla contra las grandes cadenas hoteleras. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hace 20 años, menos de 7.000 personas vivían allí. Hoy ya son cerca de 47.000 habitantes en una ciudad sin las infraestructuras suficientes para ese nivel de crecimiento.
¿Y qué pasa con las playas? Lo mismo que viene padeciendo el resto del Caribe, como bien dice Bad Bunny en su tema El Apagón sobre Puerto Rico: los accesos quedan en manos de cadenas hoteleras y las comunidades locales terminan perdiendo su mar, fenómeno denominado por algunos especialistas como extractivismo turístico. Y cuánto más turismo, más negocios, más consumo, y por ende… más residuos.
Basura turística
A Tulum llegan dos millones de turistas al año y se generan 120.570 toneladas de residuos anuales, según la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (SEMA). Y la legislación local establece que en la zona hotelera todos los grandes y medianos generadores deben contratar una empresa que gestione sus residuos.
Paula Romalde Cohen, asesora de Real State Sustentable, y vecina de La Veleta en Tulum, barrio que se destaca por sus hoteles boutique, cuenta que “el 60% de la basura en La Veleta la generan los condominios”. Desde su consorcio, Meet Point, crearon hace algunos meses un sistema de separación de residuos y compostaje por el que, si sus huéspedes no cumplen, se les cobra una tarifa: “Es clave que tomemos conciencia y empecemos los cambios por nuestras propias comunidades”.
Falta de políticas públicas
En México, por ley, el manejo de los residuos depende de los municipios. Y en Tulum, según la propia ciudadanía, el sistema municipal de reciclado deja bastante que desear. Si bien por ordenanza municipal está prohibido el uso de bolsas y popotes, es muy común ver terrenos baldíos, caminos y costados de rutas con basura.
En este contexto, los vecinos reclaman más y mejores políticas y, frente a ese vacío, se creó la iniciativa ciudadana Tulum Sostenible, que lleva adelante el programa Puntos Limpios. Se trata de una serie de 12 centros de reciclaje con contenedores donde las personas pueden llevar papel, tetrapacks, aluminio, metales, plástico PET, y plástico HDPE. “El módulo con sus celdas separadoras se ubica en un área pública y es manejado por un grupo de guardianes y guardianas integrado por vecinos y vecinas de las colonias. Se pueden depositar los materiales las 24 horas del día”, afirma Karla Acevedo.
La coordinadora de Puntos Limpios le explica a América Futura que este sistema está diseñado para proveer infraestructuras que el municipio no dispone. “Generamos un programa con diversos ejes: educación, infraestructura y participación. Todo es una gestión ciudadana y es importante destacarlo, porque es una muestra de lo que podemos conseguir con compromiso. Hay módulos a pocas cuadras para que no haya excusas de que las personas digan que se tira todo mezclado”, dice.
Karla Acevedo, coordinadora de Puntos Limpios, le explica a América Futura que este sistema está diseñado para proveer de infraestructuras que el municipio no dispone. “Generamos un programa con diversos ejes: educación, infraestructura y participación ciudadana. Todo es una gestión ciudadana y es importante destacarlo porque es una muestra de lo que podemos conseguir con compromiso. Hay módulos a pocas cuadras para que no haya excusas de que las personas digan que se tira todo mezclado”, dice.
Según la Dirección General de Desarrollo Territorial Urbano Sustentable y la Dirección de Sustentabilidad Ambiental del Municipio de Tulum, hay algunos programas como Reciclatón, donde el último viernes de cada mes en seis puntos de acopio en el centro de Tulum se recogen residuos reciclables. Además está el Programa La Ruta, enfocado a los reciclables de pequeños negocios o “Adopta vida”, por el que cambian reciclables por plantas nativas.
Sin embargo, para Karla Acevedo, “la falta de infraestructura impide la aplicación de reglamentos de separación de residuos aún cuando existe marco jurídico y educación al respecto”. Según dice, contar con todos los recursos es necesario para el éxito en la implementación.
Desde el sector privado, la empresa Tulum Circula se dedica a la gestión ambiental que impulsa acciones para la recuperación y gestión adecuada de los residuos y la limpieza de playas.
Mar de plásticos
En Tulum, pasando la zona hotelera, está la reserva de la biosfera de Sian Ka’an, un área de 600.000 hectáreas protegida por la UNESCO. Sin embargo, ya ni las reservas se salvan de la contaminación. A tres horas y media de su entrada existe una playa en la que nadie vive y donde no hay hoteles ni turismo. Un área virgen inundada por un mar de plásticos hasta el horizonte. Arena repleta de zapatos, botellas, más zapatos, lamparitas, más botellas. Objetos que trae el mar y que deja en sus costas.
Ambientalistas exigen que se busque una solución al problema como sucede en otros países, donde se colocan redes que captan los plásticos del mar antes de que lleguen a las costas y afecte a los ecosistemas marinos. Sin embargo, no hay respuesta.
A pocos minutos de ahí, el paisaje cambia. Hay basura ordenada por colores, como una obra de arte. Rojo, azul, verde, amarillo. Una especie de maqueta gigante hecha a partir de residuos. Se trata de un museo itinerante de basura, conocido como Washedupproject.
Alejandro Durán, artista ambiental mexicano y fotógrafo, es el director del museo efímero. Él mismo busca concientizar con el arte sobre el problema de la basura: documentó residuos provenientes de 58 países en seis continentes que llegan a las costas de Sian Ka’an.
“Esta es una mantequilla de Haití. Esta botella es de Jamaica. Acá dice Dominicana, o sea, acá tenés la ruta internacional de la basura. No hay fronteras, no hay límites para la basura”, explica a América Futura, mientras revuelve todos los envases que tiene separados y que se pueden ver en su museo hasta fines de la primera semana de junio.
Está la que se ve, pero también la que no se ve. Desde la organización Eco Caribe denuncian, además, que los residuos muchas veces terminan en los cenotes, los acuíferos subterráneos que abundan en la península de Yucatán. Un estudio del Instituto para el Agua, el Medio Ambiente y la Salud de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-INWEH) denunció contaminantes en las aguas subterráneas de la Riviera Maya, que van desde residuos de productos farmacéuticos y cosméticos, a pesticidas y otros químicos.
El ejemplo de Tulum es una muestra más de cómo la humanidad arrasa con todo lo que tiene a su paso. En esta ocasión, cómo puede arruinar la postal típica del Caribe. Además de la arena blanca y la palmera, hay algo que ya no falta en las fotos de los visitantes: los residuos. La basura está aquí, allá, en todos lados. Desde la reserva natural y la ciudad, hasta las playas. Basura turística, basura local. Basura internacional. “Es que no hay fronteras, ni límites para la basura”, concluye Durán.
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