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Muere Pablo González Casanova, exrector de la UNAM y una de las voces más lúcidas de la izquierda latinoamericana

El académico fue un acérrimo defensor de la identidad de los pueblos indígenas, una materia que le llevó a ser condecorado por parte de la UNESCO y reconocido como “comandante” por el EZLN

Pablo González Casanova, sociólogo, investigador y exrector de la UNAM, en junio de 1989.
Pablo González Casanova, sociólogo, investigador y exrector de la UNAM, en junio de 1989.Pedro Valtierra (Cuartoscuro)

México ha perdido a una de sus voces más lúcidas. Pablo González Casanova, intelectual de izquierda, académico, sociólogo, historiador y exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (1970-1972), ha fallecido este martes a los 101 años en Ciudad de México. González Casanova fue un acérrimo defensor de la identidad de los pueblos indígenas y el apoyo que dio públicamente al movimiento zapatista le valió que en 1998 el EZLN lo distinguiera como comandante de esa organización. “Lo que el zapatismo está construyendo es un proyecto que puede salvar al ser humano y la vida de la tierra”, dijo ese año. Debido a su incansable compromiso por los derechos de los indígenas y por mejorar sus condiciones, siempre olvidados por las autoridades mexicanas, la Unesco lo condecoró en 2003 con el Premio Internacional José Martí, un galardón nacido en 1995 que se otorga cada dos años a las personas que han contribuido de forma destacada a integrar a los países de Latinoamérica y el Caribe.

Desde que se conoció su fallecimiento la tarde del martes, las expresiones de pena han llenado las redes sociales y medios de comunicación de México. La UNAM, donde ejerció como rector por un pequeño periodo antes de dejar el cargo por fuertes presiones contrarias a su agenda renovadora, expresó en un comunicado que “lamenta profundamente el fallecimiento del doctor Pablo González Casanova, muy distinguido universitario, rector de la Universidad, impulsor de la democracia en México, baluarte del pensamiento crítico y siempre comprometido con las mejores causas sociales”.

Durante su rectoría, González Casanova impulsó importantes cambios dentro de la universidad, que aún no se recuperaba del golpe que significó la persecución contra el movimiento estudiantil y la masacre de estudiantes de 1968. El entonces rector se pronunció que dureza contra la violación de la autonomía universitaria e impulsó cambios importantes que incluyeron la creación de la llamada Universidad Abierta, para garantizar mayor acceso a la educación superior, y el Colegio de Ciencias y Humanidades. Sobre la salida de González Casanova de la rectoría ha escrito el historiador Enrique Krauze: “La rectoría de González Casanova se vio trastocada por la aparición –innecesariamente violenta– del sindicalismo universitario, y por el asalto de dos truhanes armados que, haciéndose pasar por militantes de izquierda, ocuparon las instalaciones de la rectoría. En diciembre de 1972, tras varios meses de agitación, blandiendo la defensa de la libertad académica, González Casanova presentó su renuncia. La noticia nos entristeció. Se trató de un golpe a la autonomía universitaria”.

Entre las muestras de pesar por el fallecimiento del intelectual mexicano han estado las del canciller Marcelo Ebrard, quien en un mensaje en Twitter lo ha definido como “pensador comprometido siempre con la igualdad y la democracia”. Alejandra Frausto, secretaria de Cultura, ha dicho que “se va un referente de la lucha por la democracia y en favor de la dignidad para los oprimidos”, mientras que el historiador Krauze aseguró que “fue un notable historiador y sociólogo. Y un gran rector”.

González Casanova, nacido en 1922 en Toluca (Estado de México), desarrolló sus estudios en instituciones de alto prestigio. Se licenció en Derecho en la UNAM, para obtener posteriormente la maestría en Ciencias Históricas en El Colegio de México. El académico terminó sus estudios con un doctorado en Sociología en la parisina La Soborna, una de las universidades más antiguas del mundo. También fue integrante de la Academia Mexicana de la Lengua.

Publicó La democracia en México en 1965, una obra considerada un clásico en el campo de la sociología mexicana. En la obra, González Casanova examina y analiza las estructuras económicas, sociales y políticas del país. “No se pretende en él decir que en México la democracia es un hecho acabado [...] Se trata de comprender un comportamiento extraño —a pesar de ser tan nuestro—”, escribía el autor al inicio de la obra.

El académico fue director de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM entre 1957 y 1965; una época en la que compatibilizó el cargo con el de la presidencia del Consejo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (1959-1965), un organismo internacional de educación autónomo para Latinoamérica y el Caribe, con sede en Santiago de Chile. Más tarde fungió como director del Instituto de Investigaciones Sociales (1966-1970), hasta que ocupó el cargo de rector.

Su compromiso con los cambios sociales lo llevó a simpatizar abiertamente con la izquierda y expresar de forma pública su admiración por la revolución cubana, lo que los distanció de otros intelectuales mexicanos, decepcionados por la deriva autoritaria del Gobierno de la isla caribeña. González Casanova dijo en 2021 que la revolución cubana “es un acontecimiento completamente inédito, que no se había llevado a cabo con anterioridad y que empezó con el genio extraordinario de Fidel Castro y con la alta preparación política revolucionaria del pueblo”. El académico nunca escondió su admiración hacia Castro, quien lo invitó en varias ocasiones a La Habana.

“He estado solidarizándome con esa revolución por casi medio siglo, sin que mis sentimientos o presentimientos fueran desconfirmados por los hechos”, escribió el académico en un ensayo publicado en 2009 en conmemoración del 80 cumpleaños de Castro. “Durante la gran crisis ideológica que vivimos a fines del siglo XX, Cuba siguió siendo un punto de referencia para aclarar problemas y precisar conceptos. Además, me atrevo a hablar de Cuba porque estoy convencido de que su revolución inició una nueva jornada en la historia universal de las revoluciones, sin que los cubanos hablen suficientemente de la grandeza alcanzada, tal vez por ser ellos mismos hechura de esa modestia muy latinoamericana que nos impide ver como historia universal lo que se está forjando en los hornos de estas tierras y estos pueblos”, agregó. Esa izquierda revolucionaria latinoamericana despide a uno de sus más grandes pensadores.

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