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Activistas y habitantes de comunidades afectadas por el Tren Maya denuncian nuevos daños ambientales

El colectivo Sélvame del Tren y pobladores de Bacalar, Calakmul Carrillo Puerto y Puerto Morelos exigen una reunión urgente con López Obrador por las afectaciones en la selva, manglares y cenotes

Almudena Barragán
Tramo 5 Tren Maya
Vista aérea de la construcción del Tramo 5 Norte del Tren Maya en Puerto Morelos (Estado de Quintana Roo), el 20 de enero de 2023.Elizabeth Ruiz (Cuartoscuro)

El colectivo Sélvame del Tren, formado por organizaciones y comunidades afectadas por la construcción del Tren Maya, ha denunciado este miércoles en una conferencia de prensa la devastación de los ecosistemas en toda la península de Yucatán a medida que avanzan las obras. No solo en las selvas o los cenotes, también en los ecosistemas marinos y los manglares.

Los pobladores exigen el alto a los trabajos de los diferentes tramos de lo que ellos llaman “mal llamado Tren Maya”, obra insignia del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Los afectados califican la construcción como “un ecocidio” que ha provocado la deforestación de miles de hectáreas, desaparición de cenotes y mantos acuíferos, desplazamiento de la biodiversidad y de las comunidades. Integrantes de comunidades de Bacalar, Calakmul, Puerto Morelos y Carrillo Puerto advirtieron que los daños ambientales afectarán a más de 100 comunidades indígenas, incluidos daños al agua, a la flora y fauna. “Si no tenemos tierra, ¿cómo vivimos? Nosotros trabajamos la tierra. Que nos ayuden a protegerla en vez de dañarla”, ha afirmado Nicolás Moreno, del Consejo Popular Indígena de Calakmul.

El último escándalo que ha salpicado al Tren Maya han sido las imágenes que muestran al menos 20 cenotes rellenados con cemento y concreto y la colocación de pilotes en las cuevas para sostener la estructura de las vías. De acuerdo a Sélvame del Tren y la Comisión Nacional Forestal (Conafor) los trabajos del tren han supuesto la tala de más de 10 millones de árboles, desde que empezó la construcción. Activistas y ambientalistas se han quejado de que el presidente nunca ha accedido a tener una reunión informada sobre el tema y demandan un encuentro pronto para poder hablar del impacto ambiental del proyecto.

Moreno, como parte de las comunidades originarias, ha asegurado que el Gobierno nunca realizó una consulta informada sobre la construcción y que actualmente se utiliza al Ejército y la Guardia Nacional para realizar presión contra los pobladores y los ejidatarios de la zona. Además, ha denunciado que pese a los amparos interpuestos que otorgan una suspensión de las obras, los trabajos del Tren Maya no se han detenido. “Donde hay pueblos originarios existe la naturaleza, eso estamos defendiendo. No estamos en contra de un partido, mi política es la vida y el desarrollo de nosotros como pueblos originarios”, ha declarado Moreno ante la prensa.

La activista Raquel Flota consideró que si se actúa pronto pueden revertirse los daños ya ocasionados, por lo que pidió al presidente López Obrador reconsiderar su insistencia en este proyecto. “Están matando a ese ecosistema, ese tren ni siquiera es Maya, a mí no me pidieron permiso para que le pusieran mi nombre”, afirmó la mujer. Los activistas aseguran que los desarrollos hoteleros y la infraestructura, como la creación de campos de placas solares para producir energía para el tren, están dañando el ecosistema y afectan las actividades económicas de los pobladores. “No quiero la modernidad si la modernidad mata el agua, la medicina natural”, refirió. “Si no cuidamos el agua, la selva, la tierra, nuestra medicina a dónde vamos a acabar”, agregó Flota.

Aldair Suaste, un joven de la comunidad de Bacalar, señaló que el crecimiento de los desarrollos inmobiliarios, hoteleros, restauranteros y otros que utilizan la construcción del Tren Maya como trampolín están propiciando también la expansión del crimen organizado, “cuando esto no existía hace más de cinco años”. Además, señaló que la presencia militar “no está cumpliendo sus funciones de cuidar a la población, sino atenta contra la tranquilidad”. Los habitantes de las comunidades afectadas denunciaron la expansión de granjas de aves y cerdos ilegales que contaminan los cenotes, llenándolas de excremento de estos animales, explotando el acuífero y cambiando su ecosistema.

Por su parte, Gemma Santán, de Sélvame del Tren, detalló que existen más de 10 amparos en el Poder Judicial que siguen congelados en los tribunales, por lo que enviarán una carta a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, para que atraiga el caso. Además, Elena Dimondi, de Colectivos ciudadanos Puerto Morelos, convocó este sábado a sumarse a una cadena humana en protesta por la llegada del barco que transporta balastro desde Cuba y por la ampliación de una carretera que implica la destrucción de parte del manglar que hay en el municipio.

De acuerdo con activistas y ambientalistas, se han detectado daños en los corales protegidos de la costa de Puerto Morelos generados por el barco Melody que transporta una carga de 200.000 toneladas de la piedra que se utilizará en las obras. “Ni siquiera se ha presentado un informe de impacto ambiental de la contaminación al subsuelo que puede ocasionar esa roca”, han dicho hoy representantes de la plataforma. “Es una lucha de todos, que nos corresponde por el agua, por la selva, por nuestro mundo, en una crisis climática que estamos viviendo”, afirmó Alexis Gamiño, de Selva Maya SOS.

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Sobre la firma

Almudena Barragán
Periodista de EL PAÍS en México. Escribe sobre temas sociales con perspectiva de género: desigualdad, violencia y feminismo. Ha trabajado en la sección Verne México y en diversos medios españoles y mexicanos, entre los que destacan El Economista.es y El Financiero Bloomberg. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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