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Los Mercedes amargan la clasificación de Checo Pérez en el Gran Premio de México

Verstappen, un campeón insaciable, se queda con la ‘pole’. El piloto mexicano arrancará desde la cuarta posición tras afrontar problemas con el auto

Diego Mancera
Checo Pérez en el Gran Premio de Fórmula 1 en México
El coche de Checo Pérez durante el Gran Premio de Ciudad de México.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)

Checo Pérez es un especialista en remontar ante la adversidad. El piloto tuvo que recuperarse en tiempo récord de un fallo mecánico y eléctrico en su coche para arañar los primeros puestos de la clasificación. Pero no fue suficiente. El mexicano, mimado por el público del Autódromo Hermanos Rodríguez, alcanzó el cuarto lugar ante el inesperado empuje de los Mercedes. Max Verstappen, un androide del triunfo, ganó la pole position, seguido de George Russell y Lewis Hamilton.

Todo apuntaba a que Pérez podía quedarse con la pole ante el brutal rendimiento de los Red Bull y el declive de Ferrari en esta temporada. Nadie pensó en los Mercedes. En las prácticas, el británico George Russell despuntó con su rendimiento por encima de los de la bebida energética. Era una señal de alarma. Pérez no podía pasar de los tres mejores sobre la pista, estaba a más de tres segundos de distancia. Desde los boxes de Red Bull no había espacio para dudas: Verstappen tenía que ganar para romper el récord de 14 victorias en la temporada. Pérez, quien mantenía una esperanza de que los patrones le dieran una ventaja, tenía que jugársela solo.

Checo Pérez tuvo una mala primera ronda en la clasificación cuando no se abrió el alerón trasero. Eso le llevó a caer hasta el décimo lugar parcial, un tiempo muy negativo. En su segundo intento, escaló al séptimo lugar aunque seguía sin servirle de todo bien la parte aerodinámica del coche, el DRS. En la segunda ronda, vaya que despertó el temor. El mexicano estaba relegado, en el puesto 12, y no podía encontrar la mejor oportunidad hasta que, a falta de tres minutos y con nuevos neumáticos, se subió en ascensor hasta la tercera posición en una buena vuelta. El gusto duró poco tras las buenas vueltas de Verstappen y Sainz y le dejaron en el quinto sitio.

El momento estelar venía en la Q3. El mexicano peleó desde el arranque para quedarse con un momentáneo primer lugar a la espera de lo que hicieran Verstappen. El mexicano exprimió el pedal del acelerador, peleó contra las fuerzas G y le alcanzó para tener un tercer sitio. Y ahí aparecieron de nuevo los Mercedes de Russell y Hamilton para apartarle de los primeros tres sitios. Mucha bronca para el mexicano.

“Tuve un problema electrónico con el coche, no tenía referencia en las vueltas, no podía activar el DRS. El balance del coche era complejo. Pude estar fuera de la Q2 [la segunda ronda de la clasificación]. Es buena la cuarta posición, lo ideal hubiera sido estar dentro de los primeros tres. Espero que mañana seamos fuertes y maximizar nuestro desempeño”, contó el mexicano después.

El frenesí por la Fórmula 1 incomoda a los pilotos

El Autódromo Hermanos Rodríguez palpitaba. El rugido de los motores era el sonido ambiental del Gran Premio de Ciudad de México. Cada vuelta que Checo Pérez daba en las prácticas y durante la clasificación, la zona de tribuna del Foro Sol se rendía ante él. El amor era compartido con Verstappen, el bicampeón. Resultaba paradójico para quien no sigue habitualmente la Fórmula 1 el hecho de estar atascado en el tráfico de Ciudad de México para ir a ver a otros autos, pero estos superan los 250 kilómetros por hora. “El que aprende a manejar en Ciudad de México, sabe manejar DONDE SEA”, escribió el piloto mexicano Pato O’Ward, prospecto de McLaren.

Durante el fin de semana del Gran Premio mexicano, la zona de la Magdalena Mixhuca sufre una metamorfosis en la que hay policías cada 100 metros, el asfalto limpio y un orden inédito en los accesos al circuito. El ejército de los Checos, esos aficionados disfrazados con la indumentaria de Red Bull, copaban las tribunas.

Max Verstappen, el piloto neerlandés de Fórmula 1, atiende a un grupo de aficionados en los garajes.
Max Verstappen, el piloto neerlandés de Fórmula 1, atiende a un grupo de aficionados en los garajes.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)

La intensidad de los aficionados mexicanos era tema de preocupación para el personal de seguridad en los garajes. Los pilotos llegaban escoltados para preparar los últimos ensayos y la clasificación. Las estrellas de la Fórmula 1, espigados y glamurosos, no podían caminar con tranquilidad hacia sus monoplazas porque una marejada de móviles y forofos les estaban cazando para una sesión exprés de selfies. El exceso del número de aficionados con pase VIP inquietaba a los equipos de la F1.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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