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López Obrador minimiza el ciberataque a los archivos de la Sedena y reconoce que sufrió un riesgo de infarto

El mandatario ha restado importancia al hackeo de los papeles del Ejército: “La vida pública tiene que ser cada vez más pública”

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, durante su conferencia de prensa matutina, este viernes.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, durante su conferencia de prensa matutina, este viernes.HENRY ROMERO (REUTERS)
Carmen Morán Breña

Andrés Manuel López Obrador ha restado importancia a la información emanada del ataque cibernético al archivo de la Secretaría de Defensa Nacional, mediante el cual se han desvelado graves problemas de salud que padece el mandatario mexicano, entre ellos cardíacos, debido a los cuales tuvo que ser trasladado de urgencia, en helicóptero, a un hospital de la capital desde su rancho en Chiapas con riesgo de infarto. Fue el 2 de enero de este año. El presidente ha reconocido también problemas de riñón, gota y de tiroides que le obligan a tomar cócteles de pastillas a diario. El hackeo del grupo Guacamaya a los correos electrónicos de los militares, informado por el periodista Loret de Mola, se ha producido “aprovechando un cambio del sistema de información del Ejército”, ha dicho López Obrador. “Son profesionales”. El presidente ha señalado que no teme por su vida. “Estoy bien atendido”.

El ciberataque ha sacado a la luz, según informaciones previas, las medidas internas que se manejaron en octubre de 2019, cuando se produjo el Culiacanazo, un enfrentamiento entre los miliares y los narcos en Sinaloa que obligó al Ejército a liberar al hijo del Chapo, Ovidio Guzmán, después de ser apresado, y a retirarse tras horas de balazos y despliegue de artillería pesada que sumieron a la capital del Estado, Culiacán, en un campo de guerra. El presidente siempre asumió aquella decisión. Además, se han conocido diferencias de criterios entre la Marina y el Ejército. “Todo es cierto y de dominio público, si acaso lo de la ambulancia a Palenque”, que no se conocía. “La vida pública tiene que ser cada vez más pública”, ha dicho López Obrador. El asunto sugiere una relación inmediata con los secretos de Estado que afectaban a numerosos países y que el activista Julian Assange reveló en los llamados papeles de Wikileaks. Los familiares de Assange fueron invitados el pasado 16 de septiembre a participar junto a López Obrador en las fiestas patrias de México. Además, en enero, el mandatario le ofreció asilo en México. Ahora, el país norteamericano se ve envuelto en un asunto similar al que originó Assange.

López Obrador se ha presentado solo ante los periodistas este viernes para su conferencia diaria y desde el inicio ha quitado hierro a la revelación de los hackers sobre las comunicaciones que más afectan, probablemente, a la seguridad del país. Lo ha hecho incluso con chanza, poniendo un disco de Chico Che titulado La crisis, que refiere el esfuerzo de un hombre por entrar al Ejército, pero se lo impide su estrecha relación con el alcohol y sus muchos padecimientos. Sin abandonar la sonrisa, el presidente se ha comparado con el infortunado protagonista de la canción, “salvo en lo del alcohol”. Con diagnóstico de angina, López Obrador fue estabilizado apenas comenzado el año y trasladado a un hospital militar, donde le recomendaron un cateterismo, operación que fue interrumpida al contraer el mandatario covid. La intervención se aplazó para el 22 de enero y se produjo, supuestamente, sin complicaciones.

López Obrador aseguró que su estado de salud se ve acentuado por las condiciones de trabajo a las que somete la condición de presidente, y la altura de Ciudad de México, no recomendada para la hipertensión. Todo ello, dijo, cambiará cuando concluya su mandato, en 2024, y se vaya a vivir al nivel del mar. Como presidente, “a veces haya que dormir con las botas puestas”. “Por eso en ocasiones subo a los cerros, para hacer cardio”. López Obrador señaló, además, que estas informaciones son “politiquería” y que “la gente las rechaza” por su “falta de respeto, bajeza e invasión de la privacidad”.

El presidente no desperdició la oportunidad para atacar a periodista que ha publicado los correos de los militares, Loret de Mola, una de sus bestias negras en el mundo de la comunicación. “No tienen nada”, ha asegurado”. Ha dicho que, de todas formas, el periodista solo es el emisor y ha dejado caer que hay intereses internacionales detrás de él. En todo caso, ha manifestado: “Si estuviéramos violando derechos humanos o reprimiendo al pueblo, entonces sí habría que esconder información. Hay cuestiones que, por la dignidad de las personas, se reservan, pero [estos] son informes [públicos] que tenemos todos los días. Actuamos con transparencia, que es la regla de la democracia”, se ha defendido. “Todo está dicho, aquí [a la Mañanera] vienen muchos días los responsables de la Marina y de Defensa a informar. Si se habla con la verdad, qué problema hay”, ha añadido.

El grupo Guacamaya también ha operado boicoteando archivos confidenciales en otros países como Colombia, Chile, Guatemala o El Salvador. En Chile, las revelaciones forzaron la renuncia del jefe del Estado Mayor chileno, Guillermo Paiva, el pasado 24 de septiembre. Salieron a la luz 400.000 correos electrónicos con información sobre las fuerzas militares y policiales de cinco países del centro y sur de América. Guacamaya los filtró el 19 de septiembre.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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