La Reina del Pacífico reclama a Netflix y Telemundo regalías por ‘La Reina del Sur’
Sandra Ávila Beltrán abre un procedimiento administrativo contra las productoras de contenido por el uso indebido de su imagen
Sandra Ávila Beltrán, conocida como la Reina del Pacífico, ha promovido un recurso contra Netflix y Telemundo por el supuesto uso de su imagen sin consentimiento en la serie televisiva La Reina del Sur. Así lo ha adelantado el medio mexicano Milenio este domingo. La mujer, conocida por ser la femme fatal del narcotráfico mexicano de los años ochenta, reclama a las plataformas de contenido hasta un 40% de las ganancias obtenidas con la producción audiovisual protagonizada por Kate del Castillo y basada en la novela homónima de Arturo Pérez-Reverte. “Es una afectación directa a su imagen”, ha dicho en entrevista con el canal de noticias Israel Razo Reyes, abogado de Ávila Beltrán. De acuerdo con el defensor, se trata del primer paso para que las dos empresas paguen a la mujer por los daños y perjuicios provocados con la serie de televisión.
El primer movimiento legal de la Reina del Pacífico, actualmente de 61 años, fue abrir un proceso administrativo en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) por el uso de su imagen sin su consentimiento. Una jugada que servirá de base, según ha explicado el abogado, para poder ir ante la justicia mexicana y demandar a las plataformas de contenidos por daños y perjuicios a partir de la explotación indebida de su imagen. “Vivir con el mote de narcotraficante es muy difícil”, ha dicho Razo Reyes en la entrevista con Milenio, “ahora, la señora ha salido siempre absuelta en todos los recursos y procedimientos penales que ha enfrentado”.
Ávila Beltrán se encuentra en libertad desde febrero de 2015 tras pasar siete años encarcelada en Estados Unidos. Fue detenida el 28 de febrero de 2007 junto a su pareja, Juan Diego Espinosa, alias El Tigre, al salir de un restaurante Vips en Ciudad de México. Durante años había sido perseguida por las autoridades estadounidenses y mexicanas. Se la vinculaba con los narcotraficantes más importantes y se le acusaba de ser parte de las redes de tráfico de drogas entre los dos países, pero su poder en el mundo de los mayores capos nunca pudo ser realmente comprobado en los tribunales. En Estados Unidos llegó a un acuerdo judicial y en México fue liberada luego de que un juez revocara la única sentencia en su contra, una por lavado de dinero.
En libertad, Ávila Beltrán busca ahora capitalizar su historia. No existe un cálculo de cuánto dinero representa el 40% de las ganancias de La Reina del Sur, ha explicado Razo Reyes. “No es una cifra pública”. La serie de televisión, con dos temporadas disponibles en Netflix, fue producida y distribuida por Telemundo. La producción salió a la luz en mayo de 2011, con escenas grabadas mayoritariamente en España y México. Esa primera temporada, de 60 capítulos, contó con un presupuesto de 10 millones de dólares, lo que la convirtió en la más cara jamás producida por Telemundo. Desde su estreno, la versión televisiva de la novela de Pérez-Reverte triunfó en la televisión estadounidense con una media de audiencia de casi dos millones y medio de espectadores.
La serie trata la historia de Teresa Mendoza, una mujer de origen humilde que termina por convertirse en una leyenda del narcotráfico. Lo que Ávila Beltrán reclama a las dos compañías es que aspectos de su vida, su trayectoria y sus anécdotas, hayan sido usados como base de la trama de la serie. Un ejemplo que dio el abogado de la Reina del Pacífico fue que hayan usado la detención y posterior traslado a Estados Unidos que sufrió la mujer en 2015, que según dijo, para ser replicado en la producción televisiva.
El abogado de la Reina del Pacífico ha asegurado además que el procedimiento legal de Ávila Beltrán se parece al que llevó adelante Gael García Bernal contra la marca de whisky Johnnie Walker. Un caso que llegó a la Suprema Corte de Justicia mexicana, que dio la razón al actor y estableció que la empresa pagara una indemnización por daños y perjuicios derivados de no respetar los derechos de imagen y utilizar en 2011 su rostro y el de su familia en una campaña llamada “Caminando con Gigantes”.
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