El narco pone en jaque a Ciudad Juárez: 11 muertos, balazos, cócteles molotov y quema de negocios
Ataques múltiples del crimen organizado expanden el terror en las calles de la localidad fronteriza tras un motín en la prisión horas antes. “No fue solo el enfrentamiento entre dos grupos, dispararon a gente inocente”, lamenta López Obrador
El terror del narco en México ha vuelto a enseñar los dientes este jueves con un saldo de 11 muertos en las calles de Ciudad Juárez, en Chihuahua, al norte de México. En un ataque múltiple, que incluyó balazos a inocentes a las puertas de restaurantes, gasolineras, cócteles molotov contra negocios y quema de un autobús, el crimen organizado ha desatado el pánico entre la población de esta ciudad fronteriza con Estados Unidos durante más de seis horas. Un niño de 4 años murió por la ráfaga de disparos contra una tienda, dos mujeres fallecieron al incendiarse el local en la que trabajaban, y cuatro más fueron acribillados a las puertas de una pizzería, entre ellos, un locutor de radio, Alan González y tres compañeros. Al entrar la noche, casi todas las tiendas de conveniencia, el blanco principal de las agresiones, estaban bajando las cortinas, cuenta a EL PAÍS una vecina por teléfono. El caos se ha apoderado de la ciudad unas horas después de que en la cárcel estatal se produjera un motín con dos internos asesinados a tiros.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha lamentado lo sucedido este viernes en su conferencia mañanera. “Esto es algo que no se había presentado y ojalá no se repita, porque se agredió a la población civil, inocente, como una especie de represalia. No fue solo el enfrentamiento entre dos grupos, sino que llegó un momento en que empezaron a disparar a civiles. Esto es lo más lamentable de este asunto”, ha señalado. Aunque no se trata del primer evento del narco contra la población civil. En un ataque con una fuerza similar, hace un año, en Reynosa (Tamaulipas), también en la frontera norte, el narco acribilló a 14 civiles en sus calles.
El subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía, ha explicado este viernes que todo comenzó por una batalla entre dos pandillas —apoyadas por los grandes cárteles— en la cárcel estatal. Alrededor de las 13.00 horas del jueves, un grupo conocido como los Mexicles atacó a otro llamado Los Chapos. Hubo 20 heridos, cuatro de ellos por disparos de arma de fuego, el resto por golpes, y dos asesinados a balazos. El pleito dentro de la prisión se extendió horas después a las calles de la ciudad y los Mexicles, según la información oficial, fueron los responsables de incendiar una decena de negocios, gasolineras mediante cócteles molotov, además de disparar a quemarropa contra la población.
Durante las seis horas de infierno que vivió la ciudad, su población observaba cómo los delincuentes se pasearon con rifles y bombas sin que una autoridad consiguiera impedirlo. Fue a la 1 de la madrugada, hora local, a las 2 de la madrugada del centro del país, cuando la Policía Municipal detuvo a seis presuntos agresores, identificados como pistoleros del grupo de Los Mexicles, ha informado Mejía. “Se ha restablecido el orden, aunque continúa la persecución de más agresores”, ha explicado el subsecretario.
”Lamento profundamente la pérdida de vidas humanas en este evento tan atroz contra Ciudad Juárez”, declaró el jueves por la noche la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, en un mensaje de Twitter. ”Condeno los hechos violentos que ocurrieron la tarde de hoy. Reitero mi compromiso de trabajar al máximo de mis fuerzas y capacidades para garantizar el bienestar de los juarenses”, agregó. Esta fue la primera declaración oficial después de seis horas de ataques. Poco antes, La Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) anunciaba la cancelación de las clases ese jueves y este viernes las ha mantenido de forma virtual.
Todo comenzó en la cárcel. Los disparos dentro del penal son una muestra de la falta de gobierno tras los muros y cómo lo que sucede ahí dentro se pudo extender hacia las calles de la ciudad en cuestión de horas. La población se convirtió una vez más en el blanco de los criminales, pese a que se trató de una pelea por el control del territorio, el crimen organizado utilizó el terror de la población para conseguir sus objetivos. A menudo, estos implican la llamada de atención de las autoridades, el aumento de la fuerza policial, que puede perjudicar a quien era el dueño del tráfico ilegal en la zona. En la jerga del narco a esta estrategia, más similar a prácticas terroristas, se le conoce como calentar la plaza.
Poco después del motín en el penal, comenzaron a circular vídeos de vecinos grabados con el móvil que alertaban de que un grupo de hombres armados había arrojado cócteles molotov y balazos a conocidas cadenas locales de alimentación, como Rapiditos Bip-Bip, OXXO, CircleK o Del Río —propiedad de Alejandra de la Vega, una de las empresarias más ricas del Estado, dueña también del equipo de fútbol Los Bravos—.
Alrededor de las 17.00 horas, al sureste de la ciudad, en la colonia Infonavit Juárez Nuevo, en una tienda de la cadena OXXO, dos mujeres fueron asesinadas tras un ataque con cócteles molotov que incendiaron el negocio en cuestión de segundos. Según la información que publica el Diario de Juárez, que cita a las autoridades municipales, las víctimas eran una empleada del establecimiento y otra joven que había acudido a pedir trabajo.
Lanzaron también bombas contra otra sucursal OXXO que se localiza en la avenida Ejército Nacional y Manuel Gómez Morín, donde los encargados de la empresa lograron salir a salvo. En otro establecimiento similar, de la cadena Circle K, cuatro personas fueron atacadas a balazos por otro grupo de hombres armados. En el ataque, un niño de 4 años fue herido de bala y falleció en un hospital horas más tarde. No hubo ningún intento de robo, mencionan las autoridades locales, en ninguno de los casos.
Más tarde, otro grupo de empleados de una tienda de conveniencia llamada Del Río, fueron agredidos a golpes y a balazos. Un hombre resultó lesionado tras el ataque, informa la prensa local. También, arrojaron cócteles molotov contra una gasolinera ubicada en el cruce de la calle San Antonio y Gómez Morín y sus instalaciones fueron baleadas.
Además de los comercios, las autoridades reportaron una masacre a las puertas de una pizzería de la cadena Little Caesar´s, en la avenida Ejército Nacional y Rancho Mesteñas en Pradera Dorada. Cuatro hombres fueron acribillados a balazos, entre ellos el locutor de la estación MegaRadio Alan González, y otros dos clientes del local fueron heridos de bala. También fue denunciado el incendio de un autobús que transportaba al personal de una fábrica, conocida en el norte como maquiladora. Los pasajeros lograron descender antes de que fuera consumido por las llamas.
El caos que ha vivido Juárez este jueves se ha mezclado con la macabra cotidianidad de la violencia que asedia a la ciudad fronteriza desde hace décadas. Una cabeza cercenada arrojada en un terreno fue hallada también en la tarde de este jueves, informa el Diario de Juárez, sin que una autoridad haya explicado si tuvo alguna relación con los ataques. “Es la segunda extremidad cefálica encontrada en menos de 24 horas”, informa el periódico. Y en otro punto de la ciudad, en el fraccionamiento Paraje de Oriente, un hombre fue acribillado a balazos mientras huía de sus agresores. “Este es el homicidio doloso 49 del mes de agosto”, cuenta el diario. En Juárez, una ciudad de un millón y medio de habitantes, se ha matado a un ritmo de casi 5 personas al día solo en este mes, sin contar los 11 asesinados el jueves.
En los vídeos que circulan en las redes sociales, se observan coches atascados en el tráfico mientras suenan de fondo los balazos. Policías estatales y municipales se enfrentaban contra algunos grupos de delincuentes en la avenida Tecnológico cuando los conductores, desesperados, decidieron bajarse de sus vehículos y resguardarse del plomo tras la carrocería de los coches.
Los múltiples ataques que han puesto en jaque a una de las capitales simbólicas de la frontera norte, pegada a El Paso (Texas, Estados Unidos), se han producido solo unos días después de que en el centro del país, en municipios de Jalisco y Guanajuato, grupos del crimen organizado quemaran automóviles, camiones y comercios, y además bloquearon varias carreteras. Se trató de la respuesta del narco ante el intento del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador de detener a dos supuestos cabecillas de uno de los cárteles de la droga más poderosos, el de Jalisco Nueva Generación, sus apodos: El Doble R y el Apá.
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