Las quejas ante el INE por la carrera presidencial anticipada profundizan el choque entre Morena y la oposición
La intensa actividad del movimiento de López Obrador y la desarticulación del bloque de adversarios políticos anuncian una competición a dos velocidades
La carrera presidencial anticipada, que se ha iniciado formalmente en las filas de Morena para elegir al sustituto de Andrés Manuel López Obrador, ha repercutido ya en los equilibrios de todo el arco político. El buzón de la comisión de quejas del Instituto Nacional Electoral (INE) ha recibido en los últimos días varias solicitudes procedentes de la alianza opositora integrada por el PRI, el PAN y el PRD. En la mira de esas formaciones, el protagonismo de los futuros aspirantes del partido que sostiene al Gobierno cuando aún faltan dos años para los comicios de 2024. Esta disputa no solo demuestra que la precampaña ya ha arrancado en la práctica, sino que profundiza la confrontación entre los dos bloques y anticipa un escenario en el que el movimiento del presidente concentrará todos los focos de atención mientras sus adversarios siguen sin liderazgos fuertes.
Los requerimientos de la oposición por la presencia pública figuras clave del oficialismo, como la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, el canciller Marcelo Ebrard o el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, empezaron antes de las elecciones estatales del 5 de junio. Primero fue el PRI, que interpuso una denuncia contra esos dirigentes “por por intervenir en los procesos electorales de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas”, que dieron a Morena un nuevo triunfo en cuatro territorios. Esta semana se han sumado el PAN y el PRD. La espita fue el acto del pasado domingo en Toluca, en el que Mario Delgado, líder del partido obradorista, dio el banderazo de salida hacia la presidenciales, anunciando una reorganización de la estructura.
En el mitin, ante cientos de militantes que abarrotaban la explanada del Teatro Morelos de la capital del Estado de México, Sheinbaum, Ebrard y Adán Augusto López se limitaron a llamar a la unidad interna, pero al mismo tiempo su participación alimentó las expectativas sobre sus aspiraciones. Esas ambiciones, de hecho, nunca fueron un misterio. El propio López Obrador las alentó, dando pie al llamado juego de las corcholatas. En el evento había banderolas y carteles de apoyo a los precandidatos in pectore y en el camino entre Ciudad de México y Toluca los simpatizantes colgaron unas pancartas en las que se leía, por ejemplo, “Te AMLO, Claudia” o que daban la bienvenida al secretario de Gobernación.
La queja interpuesta por el PAN el martes solicita a la autoridad electoral tomar “medidas cautelares para suspender de manera inmediata toda la publicidad referente al evento del pasado domingo de Morena en Toluca”. Y también insta al organismo a investigar “el uso indebido de recursos públicos durante dicho evento”. Ángel Ávila, representante del PRD en el Consejo General del INE, presentó un escrito parecido por “actos anticipados de campaña”. “No podemos permitir que las corcholatas presidenciales violenten la Constitución y la ley electoral”, antes de referirse al supuesto empleo de dinero público.
En realidad, se trataba de un acto organizado por el partido, no por las instituciones o dependencias que encabezan estos aspirantes. Y el presidente les exigió hacer campaña interna en sus horas libres, sin desviarse de su trabajo. “La única cosa es que no se distraigan de sus funciones”, les dejó claro. “Tienen que trabajar 16 horas en el Gobierno y de las ocho que les quedan, de las 24 del día, pues agarrar para hacer sus campañas una, dos o tres. Y que duerman cinco horas diarias, pero que las 16 dedicadas al Gobierno se mantengan”, insistió el mandatario. Los tres interesados aseguraron en declaraciones a Radio Fórmula que su trabajo en la capital y en el Ejecutivo aún tiene mucho recorrido por delante.
Adán Augusto López negó, además, de forma tajante que se produjera en ese mitin una violación de la legislación electoral y evitó pronunciarse sobre las críticas que proceden de su propio partido. El jefe de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, quien siempre ha manifestado su deseo de concurrir a la votación interna que decidirá la sucesión de López Obrador, rechazó el lunes que “la utilización de recursos públicos para las promociones personalizadas”. No obstante, no formuló acusaciones directas y descartó denunciar formalmente a los aspirantes. “Quiero tener la fiesta en paz, son compañeros del movimiento. No lo voy a hacer como no estoy haciendo actos previos”, afirmó.
Las palabras de Monreal reflejan el malestar de un sector de Morena por supuestos favoritismos en el proceso de selección. Aun así, tanto él como los otros aspirantes cuentan con suficiente proyección pública para que todos sus mensajes lleguen a la militancia y al conjunto de la sociedad. También el secretario de Gobernación, de hecho, presentó una denuncia ante el Instituto Electoral por los carteles que promovían su imagen con ocasión del acto de Toluca. Asegura no conocer la autoría de esos mensajes y que también cursará una queja a la Fiscalía Especializada de Delitos Electorales. La oposición, no obstante, se ha aferrado a estas actividades para ahondar su batalla con Morena mientras el PRI afronta una profunda crisis por los cuestionamientos a su presidente y la investigación abierta por la Fiscalía de Campeche contra Alejandro Moreno.
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