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“Se aprueba la reforma o subirá la luz como en España”: el equívoco de comparar sistemas eléctricos distintos

Los expertos afirman que la factura de la luz en México está menos expuesta a los mercados que en el país europeo

Jon Martín Cullell
Personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) trabajan cambiando cableado en la colonia Condesa, Ciudad de México, en 2021.
Personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) trabajan cambiando cableado en la colonia Condesa, Ciudad de México, en 2021.Moisés Pablo (Cuartoscuro)

España ocupa un lugar especial en la apuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador por cambiar el modelo eléctrico mexicano. Los altos precios de la luz en el país europeo son el fantasma al que se enfrenta México de no aprobarse la reforma constitucional, asegura el Gobierno. “Si no se aprueba la reforma van a ser las empresas las que van a fijar los precios y nos va a pasar lo que está sucediendo en España”, declaró recientemente el mandatario. Ese argumento ha sido repetido por los diputados de Morena durante la discusión de la iniciativa, que será votada este domingo.

Pese a recurrir al caso español para avivar el apoyo a una reforma que busca limitar la participación privada en la generación y fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), expertos de ambos países advierten de que los sistemas eléctricos son difícilmente comparables. Los analistas aseguran que, aun sin los cambios que propone López Obrador en su reforma, la factura de la luz en México está menos expuesta que en España a los vaivenes de los mercados y que es poco probable una subida repentina a corto plazo.

Altos precios del gas natural

La primera diferencia son los precios del gas natural que compran México y España. La subida histórica de la luz en el país europeo se debe principalmente al encarecimiento de este combustible, procedente en alrededor de un 40% de Argelia y que alimenta las centrales de ciclo combinado. Aunque estas representan aproximadamente el 15% de la generación total, el sistema paga a todas las centrales el mismo precio del último MWh de electricidad despachado a la red. Es decir, las plantas renovables cobran lo mismo que las de ciclo combinado pese a ser más baratas. “Estamos pagando toda la electricidad a precio de gas y su precio se ha multiplicado por cinco”, explica Natalia Fabra, catedrática de Economía en la Universidad Carlos III de Madrid.

En México, el peso de las centrales de ciclo combinado es incluso mayor que en España -alrededor del 55% de la generación total en 2021-. Sin embargo, el país latinoamericana tiene la ventaja del acceso mediante ductos al gas natural del Estado de Texas, en EE UU. Pese a que su precio se ha duplicado en los últimos dos años, este sigue siendo el más barato del mundo, según el consultor Paul Alejandro Sánchez. “En México no es el gas sino el combustóleo y el diesel, los combustibles más caros en un momento dado”, dice.

Diferentes cálculos para pagar a las centrales

Más allá del combustible, España y México calculan de manera diferente los pagos a las centrales por su generación en el mercado. Las plantas españolas cobran según el precio ofertado, independientemente de sus costos de producción. Eso abre las puertas a la especulación porque el regulador no conoce la brecha entre el precio y los costos con los que operan. “En un sistema de precios, cuando una central renovable se da cuenta de que se está pagando tanto por cierta cantidad de energía, esta puede ofrecer a un precio más alto. La paradoja es que los que ofertan más barato terminan ofertando más caro hasta llegar al equilibrio”, dice Sánchez.

En México, en cambio, las centrales son retribuidas en función de los costos de producción de la última central en despachar su electricidad a la red, lo que reduce la posibilidad de especulación. “La gran diferencia entre los mercados de América Latina y Europa, es que en los primeros las ofertas de las centrales están determinadas por el costo auditado. No lo elige la empresa”, afirma Fabra. “En Europa esa puja la determina libremente la compañía. Eso puede dar lugar a que en los mercados inflen sus pujas por encima de los costos. Eso se evita con el diseño que hay en México”.

La secretaria de Energía, Rocío Nahle, en la central nuclear de Laguna Verde, en Veracruz.
La secretaria de Energía, Rocío Nahle, en la central nuclear de Laguna Verde, en Veracruz. TWITTER

Mercado o subastas

México cuenta con otra ventaja respecto a España para aislar a sus consumidores de la inestabilidad en los mercados. La reforma de 2013, impulsada por el expresidente Enrique Peña Nieto, obligó a los llamados suministradores de servicios básicos, los que llevan la electricidad al usuario, a celebrar contratos de cobertura durante tres años con algún generador ganador de una subasta. Este método competitivo, que ha sido cancelado por este Gobierno, permitía a la Comisión Federal Electricidad (CFE) comprar barato y asegurarse un suministro estable a un precio ya decidido. “Lo que hacen es evitar que el usuario esté expuesto al mercado eléctrico. El 70% de la energía está comprometida en contratos de largo plazo”, apunta el experto Víctor Ramírez.

En España, el suministrador básico sí tiene la posibilidad de comprar la electricidad en el mercado. “La volatilidad es horaria. Traspasan al consumidor el precio de cada hora”, señala Fabra. Las subastas, la principal alternativa, apenas están empezando. Las primeras centrales ganadoras entrarán en funcionamiento el año que viene, según Fabra. “Han tenido éxito. En la de octubre pasado se logró un precio de 30 euros MWh, cuando estábamos pagando la electricidad en ese momento a 200 euros MWh. La subasta permite establecer precios distintos según la tecnología”, señala la experta. Los precios más baratos ya se están viendo en la cotización de los futuros.

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Sobre la firma

Jon Martín Cullell
Es redactor de la delegación de EL PAÍS en México desde 2018. Escribe principalmente sobre economía, energía y medio ambiente. Es licenciado en Ciencias Políticas por Sciences-Po París y máster de Periodismo en la Escuela UAM- El PAÍS.

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