Diego Prieto: “Fueron décadas de desatención a la Escuela Nacional de Antropología e Historia”
EL PAÍS conversa con el director del INAH sobre la polémica alrededor de las denuncias de recortes y la precariedad laboral en la institución
Las miradas de la comunidad universitaria llevan días puestas en una misma persona: Diego Prieto (Ciudad de México, 65 años), el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). La Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), que depende del INAH, se ha puesto en pie de guerra contra él después de que se anunciara que en 2022 no se renovaría al personal eventual de la institución, sin el que la escuela asegura que no puede sobrevivir. Este lunes Prieto afirmó que el incidente solo fue un malentendido, que nadie va a ser despedido, pero que no se contratarán nuevos empleados. Sin embargo, no ha sido suficiente para estudiantes, profesores y trabajadores, que han convocado una protesta para este miércoles frente a las oficinas del INAH para denunciar una situación de precariedad y recortes que, de acuerdo con su relato, lleva décadas en proceso. EL PAÍS conversa telefónicamente con Prieto, antropólogo de carrera, sobre los acontecimientos de la última semana.
Pregunta. El día 29 de diciembre se publicó un documento firmado por Pedro Velázquez Beltrán, el secretario administrativo del INAH, en el que dice: “NO DEBERÁ CONVOCARSE A LABORAR A NINGUNA PERSONA QUE HAYA ESTADO CONTRATADA COMO PERSONAL EVENTUAL AL 31 DE DICIEMBRE DE 2021″.
Respuesta. A ver, a ver, es que ahí nomás leíste una parte, acto seguido dice “sin que cuenten con la autorización correspondiente de la Coordinación Nacional de Recursos Humanos”. Cada año se pide a las unidades administrativas que actualicen los expedientes del personal eventual a recontratar. Es decir, justificar el puesto, función y las tareas. Probablemente una inadecuada interpretación del texto por parte de funcionarios medios del área de recursos humanos dio la impresión de que la gente ya no iba a tener trabajo a partir de esta semana, cosa que no es así.
P. Pero la frase que yo le he leído está resaltada en mayúsculas en el texto, es entendible que la gente se fije sobre todo en eso. De ahí, a las declaraciones días más tarde asegurando que no va a haber despidos, ¿no hay un margen? ¿Qué ha pasado en esos días para variar el tono?
R. Esa circular está dirigida a todo el INAH, que cuenta con 500 unidades administrativas. Somos 7.000 trabajadores, 2.000 eventuales. ¿No se hace un poco extraño que la única que lo interpretó de esa manera fue la ENAH? Además se genera un oficio sin tener que haberse emitido. Yo hubiese podido hablar con Hilario [Topete, director de la ENAH] y decirle ‘no te preocupes, la gente va a ser recontratada’. Tan fácil como eso. Creo que hubo una situación de falta de comunicación y después una respuesta nerviosa, inquieta, totalmente explicable y legítima. Es mi escuela, la conozco: es combativa, siempre ha estado defendiendo su fortalecimiento, su legitimidad, su estilo crítico.
P. Desde fuera hay quien podría pensar que es la reacción de la comunidad estudiantil la que les ha hecho dar un paso atrás.
R. No es así.
P. Una parte importante de la comunidad universitaria, tanto profesores como estudiantes y trabajadores del centro, ante su anuncio de que no va a haber despidos ha dicho que no cree su postura y ha convocado una protesta frente a las oficinas del INAH. ¿De dónde cree usted que viene esa desconfianza hacia la institución que dirige?
R. El presupuesto actual para el Instituto rebasa los 4.000 millones de pesos, mientras que el año pasado fue de alrededor de 3.900 millones de pesos, entonces sí hay un aumento del presupuesto, y eso está decidido por la Cámara de Diputados. Ahora, la gente está en facultad de creer o no creer. Si quieren seguir manifestándose están en todo su derecho. Algunos pueden creer a Diego Prieto y otros pueden no creerle, ese no es el punto. El punto tiene que ver con los hechos.
P. Es un hecho que una parte muy importante de la comunidad universitaria que usted dirige no confía en esas declaraciones. ¿Qué falla para que no le crean cuando dice que está aumentando el presupuesto?
R. A ver, a ver, espéreme. Usted ya me mete en un terreno de un estudio de las mentalidades, me plantea un análisis de carácter semiológico. No sé en qué terreno podamos abordarlo, pero esa no es parte de mis competencias como funcionario. Si acaso como antropólogo.
P. Las protestas van más allá que los acontecimientos de los últimos días. Trabajadores, profesores y alumnos denuncian que la ENAH ha sufrido fuertes recortes desde hace años. Una profesora hablaba de falta de cortinas en las aulas, papel, impresoras e incluso internet para dar clase. ¿Cómo se ha llegado aquí?
R. Lo de los recortes ya se ha convertido en una especie de cliché, de frase hecha. Sí hubo un recorte, no severo, severísimo, en 2020. Nos redujeron hasta un 70% los gastos en el Capítulo 3.000. En un año en que al mismo tiempo los ingresos autogenerados del INAH se vinieron al suelo porque se tuvieron que cerrar todos los museos y zonas arqueológicas del Instituto. Estábamos en confinamiento. Ahí sí hubo un recorte muy drástico, acompañado de una disposición expresa para no despedir a nadie. Gracias a esa segunda parte, pudimos lograr ampliaciones presupuestarias que al final nos permitieron cerrar el año 2020. Ese es el único recorte que ha ocurrido en los tres años del actual Gobierno. Analicemos con datos. Ayer lo dijo con toda la claridad el presidente [Andrés Manuel López-Obrador] en la conferencia matutina: si la escuela necesita recursos, los tendrá, pero, eso no va a detener las reformas que se requieren para lograr un gasto austero.
P. Hay una gran parte de la comunidad universitaria diciendo “trabajar aquí es muy difícil porque no hay recursos para sacar las clases”.
R. Tenemos que analizar en donde falta para que se provea. Son situaciones que tienen que ver con la recuperación de actividades presenciales [después del confinamiento por la pandemia]. Hay temas de obras, tenemos que concluir la torre académica, que ya constituye un rezago inadmisible, tenemos que atender necesidades que sin duda alguna se remiten al mantenimiento mayor de un inmueble que ya tiene muchas décadas.
P. Sí, pero de lo que se queja la comunidad no es desde la pandemia o el confinamiento, habla de un problema de años e incluso décadas.
R. Sí, tiene usted toda la razón, yo tengo que hacerme cargo de problemas de décadas, fueron décadas de desatención a la escuela. Vamos a atenderlos, pero estos problemas tienen un sentido estructural y no se le pueden atribuir totalmente a la administración actual.
P. Hay 84 profesores a tiempo completo y 339 profesores de asignatura, remunerados a través del esquema hora-semana-mes.¿No es un porcentaje demasiado grande de trabajadores temporales?
R. Muchos de estos profesores de asignatura tienen trabajo en otras instituciones u otros centros de la misma escuela. Por supuesto que para algunos sí es su tarea principal, y también me parece que es un sector que debe ser atendido para que tengan mayor estabilidad, pero no me parece una proporción distinta a la que pueda haber en otros centros escolares.
P. Una de las principales reivindicaciones de estos días es, precisamente, sobre las condiciones laborales de los profesores hora-semana-mes, denuncian que son muy precarias. ¿Hay planes o recursos para cambiar esto próximamente?
R. Efectivamente, desde 2019 nos encargamos de encontrar mecanismos para mejorar sus condiciones. No hemos logrado que nos autorice Hacienda una reclasificación del pago por hora-semana-mes, pero sí que mediante la asignación de otro tipo de prestaciones se les pueda incrementar el salario.
P. Ayer se emitió un oficio en respuesta a lo que ha pasado estos días. Un trabajador eventual le traslada esta pregunta: “El oficio está redactado con bastante retórica y es ambiguo en cuanto a la solución sobre la contratación del personal eventual, ¿cuándo sucederá esto?”
R. Ya sucedió. Se tienen que formalizar los contratos, pero yo le aseguro que a más tardar estarán antes del 10 de enero.
P. ¿Qué cree que ha llevado a la ENAH a ser tan criticada entre su comunidad universitaria?
R. La escuela requiere un proceso de cambio para hacer frente a los nuevos desafíos que confronta. Y, por otro lado, tiene rezagos de tiempo atrás. Además, hay un contexto nacional que convoca a la discusión pública en un país donde está variando la mirada con relación a los destinos del gasto público y el gasto social. Sin embargo, yo creo que el INAH ha mantenido un alto prestigio y ahora, a diferencia de otros momentos, valora en la ENAH su principal semillero y un espacio crítico muy importante para el desarrollo del pensamiento antropológico e histórico sobre México.
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