El árbol de Navidad de Quetzacóatl: el Senado mexicano decora su sede con una polémica serpiente emplumada
La decoración para estas fiestas ha dividido la opinión entre los que la desaprueban y los que la consideran un homenaje a las raíces de México
El Senado mexicano ha amanecido estos días con la decoración propia de las fiestas navideñas. Curiosos y extraños se acercan a observar el gran árbol con forma de pirámide que se levanta en el patio del Federalismo. Lo que más llama la atención es la figura del dios prehispánico Quetzalcóatl —la serpiente emplumada, creador del cielo y de la tierra— que desciende hasta el suelo en zigzag. Entre las ramas se han colocado algunos motivos precolombinos, esferas de colores y en lugar de una estrella, el árbol está coronado con un penacho. Como el de Moctezuma.
En un momento en el que el Gobierno mexicano otorga tanta importancia a los símbolos, el árbol de Quetzalcóatl no ha pasado desapercibido. La decoración ha recibido duras críticas como la de la senadora Lily Téllez, una de las políticas más críticas con la Administración del presidente López Obrador. “Es el vivo y fiel retrato de Morena: víboras en la noche de paz”, ha escrito en redes sociales. También otros comentarios burlones como el del senador panista Juan Pablo Adame: “El pésimo gusto ya llegó al Senado, vean nomás el árbol de Navidad que nos recetaron”. O incluso el del propio coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal que admitió que el árbol “está feo”.
La diseñadora y la empresa encargadas de la instalación trabajan a destajo para dejarlo listo. En declaraciones a Milenio, la artista, Martha Soto, dijo sentirse “orgullosa de sus orígenes mexicanos” y señaló que el concepto del árbol-pirámide es “yuxtaponer” el concepto de la Navidad con el de “nuestro dios supremo prehispánico, Quetzalcóatl”.
No todo han sido críticas, los hay que ven el diseño como el mejor ejemplo del sincretismo del que nace la cultura mexicana. “Creo que son críticas desde el clasismo y el racismo”, dice Israel Rosey, coordinador administrativo del Partido del Trabajo en el Senado. “Si hubieran puesto un diseño minimalista no hubiera pasado nada. Quieren su Navidad con renos y Santa Claus que también es un invento... Mejor que en el aniversario de los 500 años de Tenochtitlan pongan un arbolito con una deidad mesoamericana. Quetzalcóatl y Jesucristo tienen mucho en común”, agrega Rosey.
La instalación recuerda a otro despliegue que el Gobierno de la Cuarta Transformación ha realizado este año en el marco de los 500 años de la caída de Tenochtitlan, cuando construyó a gran escala una reproducción del Templo Mayor, en el Zócalo de Ciudad de México.
No es la primera vez que los gobiernos de México beben de su historia para dar un uso político al pasado. Ya sucedió durante la construcción del nuevo Estado durante el siglo XIX, después de la Independencia, en plena época del nacionalismo posrevolucionario y la exaltación de la mexicanidad o durante los gobiernos posteriores del PRI. Por ejemplo, en 1930 el Gobierno de Pascual Ortiz Rubio decretó que el nuevo símbolo de la Navidad en México debía ser la serpiente emplumada en lugar de Santa Claus. Así lo anunció el secretario de Educación Pública, Carlos Trejo y Lerdo de Tejada. El cambio tenía como objetivo “engendrar en el corazón del niño amor por nuestra cultura y nuestra raza”.
El titular administrativo del Senado, Mauricio Farah, declaró que el árbol ha costado 25.000 pesos (1.193 dólares) y que pese a las críticas continuará con su instalación. Este jueves 9 de diciembre está previsto que se lleve a cabo el encendido oficial.
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