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Las mujeres gritan ‘¡basta!’ contra las miles de asesinadas en México

Las protestas en varias ciudades exigen el fin de la violencia feminicida en un país en el que han sido asesinadas 3.957 mujeres en el último año

Miles de mujeres participan en la manifestación contra la violencia machista en Ciudad de México.Vídeo: Mónica González | VIDEO: AFP

Miles de mexicanas han mostrado su indignación contra los feminicidios y la desaparición de mujeres este jueves en las calles de Ciudad de México, día en que se conmemora la lucha contra la violencia machista. La jornada ha comenzado desde temprano con actos reivindicativos y los monumentos y edificios emblemáticos de la capital vallados para evitar disturbios. En la mañana, un grupo de activistas ha conseguido burlar el cerco de protección y ha pegado decenas de cruces rosas por las asesinadas en la puerta de Palacio Nacional, sede del Gobierno Federal. Mientras que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, lanzaba un mensaje edulcorado al respecto desde Zacatecas: “Vamos a seguir apoyando, protegiendo a las mujeres, cuidándolas, enfrentando y combatiendo el feminicidio. Por convicción, no por moda”, declaró en conferencia de prensa.

El país norteamericano llega al Día Internacional contra la Violencia de Género sumido en una crisis de seguridad pública por violencia machista. Tan solo entre 2018 y el año pasado, 11.602 mujeres han sido asesinadas en México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), y 3.957 en el último año.

 El contingente salió del Monumento a la Revolución al Ángel de la Independencia y posteriormente al Zócalo.
El contingente salió del Monumento a la Revolución al Ángel de la Independencia y posteriormente al Zócalo. Monica Gonzalez

Nazaret tiene 27 años y marcha junto a su hermana y sus amigas. En la espalda de su playera se lee el mensaje “Estar viva no debería de ser un logro”, pero ser mujer y sobrevivir en México a la violencia machista sin que te violen, te maten o te desaparezcan cada vez parece ser el mayor logro de las mujeres mexicanas. Ese desgaste se mezcla con la rabia y la indignación, con el dolor de marchar por tus amigas desaparecidas o haber denunciado a tu violador y que la justicia no haga nada. Nazaret lo describe a la perfección: “En México la violencia es una epidemia sin fin”.

Hoy los gritos de las mexicanas sí se escucharán fuerte, al menos durante unas horas, en la manifestación contra la injusticia de la violencia machista que no cesa en este país donde al día se contabilizan al menos 11 asesinatos de mujeres. “Ni perdón ni olvido a los feminicidios”, “Ni una menos, vivas nos queremos”, grita el contingente formado por unas 100 manifestantes que a las 16.00 horas salieron del Monumento a la Revolución en dirección al Palacio Nacional.

El mensaje del Gobierno mexicano se ha centrado en demostrar un avance en el combate a los delitos contra las mujeres e insistir en la vocación feminista del presidente, aún cuando Andrés Manuel López Obrador ha llegado a insinuar que el movimiento de mujeres se ha convertido en un movimiento opositor a su administración. Las cifras que citan las autoridades hacen referencia a reducciones puntuales en delitos como el feminicidio y las violaciones. En contraste, las organizaciones de la sociedad civil que trabajan día a día con las víctimas señalan que en un contexto más amplio la violencia feminicida en el país está lejos de acabarse y lejos de mejorar.

Frente a Palacio nacional las mujeres instalaron pancartas y manos de cartón en protesta por la violencia.
Frente a Palacio nacional las mujeres instalaron pancartas y manos de cartón en protesta por la violencia. Quetzalli Nicte Ha

En cuanto a los feminicidios, asesinatos de mujeres por el hecho de ser mujeres, en lo que va de año se han abierto en el país 809 carpetas de investigación por feminicidio, comparado con las 344 que se abrieron en el mismo periodo de 2015, un 135% más, según cifras oficiales. Ahí está, en la tipificación del delito, el primer obstáculo para los familiares de las víctimas y las organizaciones civiles.

Andrea Villalobos recibe las denuncias de las mujeres que pasan por la glorieta de las Mujeres que Luchan (antes glorieta de Colón) escriben en papeles brillantes de color fucsia y naranja, donde desahogan la violencia de género que han vivido. “Me intentó asfixiar y el Ministerio Público dijo que era un pleito familiar”, expone una de las hojas que cuelgan en el tendedero. Detrás, la nueva glorieta que busca reivindicar la lucha feminista. A lo lejos se escuchan los primeros gritos de los contingentes que se han organizado para partir de distintos puntos de la Ciudad hacia el Zócalo en la marcha.

La idea del tendedero de denuncias surgió como una vía de escape ante la abrumadora impunidad que en muchos casos desincentiva la denuncia, según explica Villalobos, presidenta de la organización Redige. “Surgió por mi caso personal y queremos que cambie el proceso legal en México y que más mujeres quieran denunciar”, cuenta.

Varios grupos de mujeres pertenecientes al bloque negro han generado algunos disturbios y destrozos en el mobiliario urbano a su paso por el Paseo de la Reforma y el centro de la capital. Más de 2.500 mujeres policías ataviadas con escudos, extintores y equipo de protección han escoltado la manifestación desde su salida en el Ángel de la Independencia hasta su llegada al Zócalo. Otro contingente hizo el recorrido hasta el Zócalo desde el Monumento a la Revolución. La policía ha utilizado gas para dispersar a algunos contingentes en el cruce de Reforma e Insurgentes durante un encontronazo con las manifestantes. Un alto mando de la policía consultado por este diario niega que se haya utilizado gas contra las feministas, aunque todavía siga en el ambiente y pique en ojos y garganta.

Encabezado por las madres de las víctimas de feminicidio, uno de los contingentes llegó poco después de las 16.30 a la Glorieta, donde interpretaron la canción Vivir sin miedo, de Mar Quintana, que se ha convertido en un himno de las marchas en México, y mandaron un mensaje a las autoridades. “No es justo que hoy las instituciones se vistan de naranja, pero por dentro estén escupiendo el color rojo de la impunidad de la violencia”, expuso Araceli Osorio, madre de Lesvy Berlín Rivera Osorio, quien tenía 22 años cuando el 3 de mayo de 2017 fue estrangulada por su novio con el cable de una cabina de teléfono de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “No fue suicidio, fue feminicidio”, se escucha un coro que respalda los reclamos de esta madre.

“El feminismo causa disturbios sin matar. El machismo mata sin causar disturbios”, se lee en uno de los cientos de carteles que se asoman por las calles del corazón de la ciudad por donde avanzan miles de mujeres de todas las edades. Al llegar al Zócalo, poco antes de las 18.00, las manifestantes se han dispersado alrededor de la plancha frente a Palacio Nacional y han montado una tarima donde sobrevivientes y familiares de víctimas de feminicidio han contado sus experiencias.

Entre decenas de voces que siguen reclamando justicia, Verónica Tellez, madre de Martita Castillo, asesinada a los 17 años en Chicoloapan, Estado de México, ha expuesto la falta de avances en el caso ocurrido en 2016. “Van a ser seis años en febrero próximo y no hemos tenido justicia. No hay ni un detenido, nada, por el feminicidio de mi hija”, ha denunciado.

Al lamento se ha sumado Karen Reyes, madre de Renata Reyes, asesinada cuando tenía 13 años, en Ixtapaluca, también Estado de México, una de las entidades con mayores índices de violencia feminicida. “A un año del feminicidio de mi hija Renata no hay ni un solo detenido”, ha resaltado la madre, quien sospecha que su exnovio mató a su hija cinco meses después de que la niña le dijo a su madre que el hombre abusaba sexualmente de ella. “Yo salí a trabajar un domingo y cuando regresé encontré a mi hija con el rostro encintado, con signos de violencia y de abuso sexual”, recuerda entre lágrimas. Detrás de ella, el bloque negro se enfrenta con decenas de policías atrincheradas frente al edificio de Gobierno. Se escuchan explosiones y salen gases de entre las vallas de seguridad. Los periodistas se acercan para fotografiar los encontronazos. “La noticia está allá atrás, no aquí. La noticia es que nos siguen matando y nadie hace nada”, les grita una manifestante encapuchada.

Vista general del contingente.
Vista general del contingente. Monica Gonzalez

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