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Putin acuerda con México el envío de 24 millones de dosis contra el coronavirus

Ambos Gobiernos anuncian que los fármacos se entregarán en los próximos dos meses, tras sostener una llamada telefónica. El mandatario ruso deseó una pronta recuperación a su homólogo mexicano, contagiado de covid-19

El presidente ruso Vladimir Putin
El presidente ruso, Vladimir Putin, en una videoconferencia, este lunes.SPUTNIK (Reuters)

Rusia enviará a México 24 millones de vacunas contra el coronavirus en los próximos dos meses. Así lo ha anunciado el presidente, Andrés Manuel López Obrador, tras sostener una llamada telefónica este lunes con su homólogo ruso, Vladimir Putin. El mandatario ruso ha deseado una pronta recuperación al presidente mexicano, que dio a conocer el domingo por la noche que se había contagiado de covid-19. “Se discutieron en detalle los problemas para contrarrestar la propagación de la infección de coronavirus y garantizar la seguridad en la epidemia”, ha señalado el Kremlin en un comunicado. En la conversación también se habló de formar a médicos mexicanos en Rusia, se lee en el boletín.

“Se mostró genuinamente afectuoso”, ha comentado López Obrador. “Lo invité a visitar México”, ha agregado. La presidencia rusa resaltó que Putin y López Obrador “notaron la naturaleza constructiva y mutuamente beneficiosa de las relaciones” entre Rusia y México. La llamada telefónica con el Kremlin se ha producido apenas a unas horas de que se hiciera público el diagnóstico positivo de López Obrador y tres días después de tener una conversación telefónica con el nuevo presidente estadounidense, Joe Biden. A pesar del contagio, el Ejecutivo mexicano ha atendido la llamada, que era prioritaria por el tema de las vacunas. Se habló también sobre la relación entre ambos países, aunque no hubo más detalles sobre los asuntos que se trataron. “Vi muy bien al presidente, con ánimo resuelto, trabajando y de buen semblante”, ha señalado Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, quien calificó la llamada de “cordial y exitosa”.

La escasez de la vacuna de Pfizer, con quien México tiene un contrato por más de 34 millones de dosis, ha obligado al país latinoamericano a buscar otras opciones para seguir con su campaña de vacunación. Ese plan B se apoyará, sobre todo, en los fármacos que puedan llegar desde Rusia. Entre este lunes y el 12 de febrero, se dijo la semana pasada, se tenía previsto recibir un millón de vacunas, de las que 900.000 serán de la Sputnik V. Ese primer cálculo tomaba en cuenta la adquisición de 7,4 millones de dosis de la vacuna rusa, si se concretan los envíos pactados este lunes habrá tres veces más dosis.

El anuncio se ha hecho, pese a que la vacuna rusa aún no está aprobada en México, por lo que se espera que en los próximos días se acelere el proceso burocrático y sanitario que permita su compra y distribución. Falta también la firma de los contratos. El Gobierno ruso había pedido autorización desde mediados de diciembre para celebrar la última fase de ensayos clínicos en el país latinoamericano.

Ya desde septiembre, Rusia había dado a conocer su intención de enviar hasta 32 millones de dosis a México. En noviembre, la revista Nature publicó que los rusos no habían hecho público su protocolo de investigación y en los meses anteriores hubo una polémica ante acusaciones de que la Sputnik V se había probado en muy pocos voluntarios antes de pasar a la última fase de los ensayos clínicos, es decir, que se había saltado fases del proceso. Hugo López-Gatell, portavoz mexicano para la pandemia, había expresado sus dudas por la falta de evidencia corroborada en Occidente y viajó a principios de año a Argentina, donde ya se está administrando el fármaco, para hablar con una delegación rusa. Dos semanas después, el Gobierno mexicano anunció que el trato con Rusia estaba prácticamente cerrado.

Las vacunas llegan en el peor momento de la pandemia en México. El país acumula más de 1,7 millones de casos confirmados y roza las 150.000 defunciones por covid-19, aún sufriendo los estragos por los festejos de la temporada navideña y batallando con el desgaste de la economía de los últimos meses. Desde que hubo un grupo claro de punteros en la carrera por la vacuna, México optó por un despliegue diplomático que le permitiera tener abierta la mayor cantidad de opciones y espera administrar al menos cuatro vacunas en el primer trimestre de 2021: la de Pfizer, la Sputnik V, la de CanSino y la desarrollada por AstraZeneca con la Universidad de Oxford.

La Sputnik V, desarrollada por el Instituto Gamaleya (público), fue la primera vacuna en registrarse en el mundo. Rusia la considera como una potente herramienta geopolítica y la conversación entre López Obrador y Putin se destacó en la televisión estatal rusa. La Sputnik V ―que se llamó así por el primer satélite soviético, el Sputnik 1, cuyo lanzamiento en 1957 supuso un hito en la carrera espacial y una victoria sobre EE UU― se distribuye ya en una docena de países y la semana pasada sumó una baza más con un acuerdo de distribución en Hungría: el primer país de la Unión Europea. México se uniría así a Argentina y Bielorrusia (que ya empezaron a vacunar), Venezuela, Serbia y el resto de Estados que aprobaron la principal vacuna rusa para su uso de emergencia, alrededor de una docena.

La vacuna rusa reporta un 91% de efectividad y más de 50 países han establecido contacto con Moscú para tener acceso a ella, al menos una docena ya ha autorizado su uso. El Fondo Ruso de Inversión Directa, que ha financiado los trabajos de investigación y que se ocupa de la comercialización de la vacuna, ha logrado preacuerdos de venta con Bolivia, Paraguay y Brasil. América Latina es uno de los mercados en los que se enfoca. La vacuna, creada a través del adenovirus humano del resfriado y que se compone de dos dosis y dos vectores virales distintos, tiene ciertas ventajas en precio y logística frente a sus principales competidoras: Pfizer y Moderna. La Sputnik V cuesta menos de 20 dólares las dos dosis. En comparación, las vacunas de Pfizer y Moderna se venden en entre 14 y 18 dólares por dosis. Además, por la escasez, las vacunas estadounidenses son más inaccesibles a países con menos capacidad negociadora.

Pero en las últimas horas, además de las vacunas, preocupa la salud del presidente, cuya evolución supervisa directamente el secretario de Salud, Jorge Alcocer. López Obrador, de 67 años, padece hipertensión y sufrió un infarto en 2013, pero él mismo ha comunicado que sus síntomas son leves y que seguirá atendiendo sus obligaciones de forma remota. Mientras tanto, varios miembros del Gabinete están a la espera de resultados para saber si se han contagiado. Desde el fin de semana, el presidente estuvo en contacto con al menos media docena de secretarios de Estado y los gobernadores de Nuevo León y San Luis Potosí.


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