Alfonso Durazo abandona la Secretaría de Seguridad en plena crisis de violencia para ser candidato
El funcionario, que aspira al Gobierno de Sonora, deja escasos resultados en 22 meses de gestión en un país con 64.000 homicidios
México busca un nuevo secretario de Seguridad. Alfonso Durazo, que asumió la cartera con la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador, ha adelantado este miércoles que presentará su renuncia, prevista para antes de que termine octubre. El funcionario ha dicho que buscará la gubernatura del Estado de Sonora, en el norte del país, y ha defendido que sus 22 meses de gestión han representado un “punto de inflexión” en la lucha contra la ola de violencia que azota al país. Durazo se despide del Gabinete con 63.792 homicidios dolosos hasta septiembre; el alza de los feminicidios, un país donde 10 mujeres son asesinadas a diario, y la sombra del Culiacanazo, el operativo fallido para capturar a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, que desató el caos hace un año en Culiacán, bastión del cartel de Sinaloa.
“Renuncio al Gabinete, pero no al proyecto histórico que ha representado el presidente”, ha dicho el funcionario tras presentar su último informe mensual en la conferencia matutina de López Obrador. Durazo ha sostenido que los asesinatos en septiembre bajaron un 8,4% respecto a agosto y un 4% en comparación con el mismo mes del año pasado. Si se comparan los primeros nueve meses de este año con el pasado, que batió récord de asesinatos, se muestra, de hecho, un incremento del 1%. La fotografía más amplia pinta un panorama más preocupante, en la que el Gobierno de López Obrador ha tenido una política de seguridad que ha sido criticada como errática, pasando del célebre “abrazos, no balazos” a encomendar el grueso de las tareas al Ejército y la Marina, en un momento en el que las Fuerzas Armadas están más cuestionadas que nunca tras la detención del general Salvador Cienfuegos, secretario de Defensa de Enrique Peña Nieto, en Los Ángeles la semana pasada. “Recibimos un país oliendo a pólvora, en el peor escenario posible”, ha justificado el funcionario.
Como sucedió tras el escándalo que ha rodeado al Ejército, el presidente ha salido también a arropar a su secretario. “Lo estoy convenciendo de que se quede porque ha hecho muy buen trabajo y nos ha ayudado mucho”, ha dicho López Obrador. Durazo ha entrado en el intercambio de elogios y ha agradecido la “oportunidad histórica” que recibió, al tiempo que ha defendido la creación de la Guardia Nacional, un cuerpo de seguridad de corte castrense fundado el año pasado, como uno de sus principales logros. “No se redujo la corrupción y la violencia, al contrario”, refutó Alejandro Madrazo, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas, en entrevista la semana pasada. “Tenemos un presidente que no se atrevió a enfrentarse a la militarización y que está sometido al Ejército”, criticó el especialista.
La salida del mando civil de más alta jerarquía en el Gabinete de Seguridad ha abierto la puerta a un sinfín de especulaciones sobre su relevo, desde que Durazo hizo pública su intención de buscar una candidatura en las elecciones de 2021, en la que están en juego 15 gubernaturas y la renovación de la Cámara de Diputados. Se han barajado los nombres de Omar García Harfuch, jefe de la Policía de Ciudad de México, de Marcelo Ebrard, titular de Exteriores y secretario de Seguridad cuando López Obrador gobernó la Ciudad de México (2000-2005), así como los de subsecretarios de Seguridad.
El Gobierno no ha adelantado nada oficialmente, pero en el trasfondo del nuevo nombramiento está la necesidad de mandar un mensaje contundente hacia México y a Estados Unidos, que ha abierto la puerta a presionar más en el tema de seguridad en la relación bilateral. La Casa Blanca ha mandado señales de desconfianza y hartazgo a sus homólogos mexicanos, con la detención en los últimos 10 meses de Cienfuegos y de Genaro García Luna, zar antidrogas de Felipe Calderón (2006-2012), ambos por narcotráfico. “Se ha roto algo en la relación bilateral, EE UU ha sido cada vez más crítico de la política de seguridad de López Obrador”, afirma Lila Abed, consultora mexicana de la campaña de Joe Biden, que augura la llegada de temas incómodos para esta administración si gana el demócrata y una relación menos tersa si Donald Trump se reelige.
No será sencillo el camino electoral de Durazo, que inició su carrera en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y fue secretario particular del conservador Vicente Fox (2000-2006). Las votaciones de 2021 se perfilan como un enorme plebiscito en el ecuador del mandato de López Obrador, un efecto de arrastre que buscará capitalizar y un arma de doble filo para Durazo, que contenderá por la gubernatura de un Estado particularmente sensible a la crisis de inseguridad que atraviesa el país desde hace más de una década. Antes de ponerse en la boleta, el bloque gobernante de Morena y sus aliados tendrá que definir si mantendrán su coalición, ante la intención del Partido del Trabajo de postular a la medallista olímpica Ana Gabriela Guevara, que ha sido senadora y titular de la comisión encargada del deporte en este Gobierno.
Mientras inicia el juego de los destapes de diputados, senadores y miembros del Gabinete para buscar nuevos cargos el próximo año, el reacomodo de la coalición del presidente se abre como un frente de la inseguridad, un desafío mayor para su Gobierno. En la lista de pendientes del Ejecutivo está la seguidilla de récords batidos de violencia, la falta de homologación de los delitos para frenar la violencia feminicida, la poca confianza en el sistema de procuración e impartición de justicia, las muestras de poder de los grupos criminales y su cuestionada relación con el Ejército, a quien ha dado concesiones no vistas durante décadas. “No podemos fingir que el problema es sencillo”, ha reconocido Durazo y ha agregado que no tiene recomendaciones para su sucesor.
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