La muerte de Nisman, un misterio sin resolver cinco años después
Presiones políticas y de los servicios secretos enturbian uno de los casos judiciales más paradigmáticos de Argentina
El 18 de enero de 2015, el cadáver del fiscal argentino Alberto Nisman apareció en el baño de su piso de Buenos Aires con un tiro en la sien. Nisman investigaba el atentado contra la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) ocurrido en 1994, en el que murieron 85 personas; y había denunciado ante la Justicia a la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, por presuntamente encubrir a los autores del ataque terrorista a cambio de un pacto comercial con Irán.
A cinco años de su muerte, la Justicia considera que Nisman fue asesinado y que el crimen estuvo relacionado con la denuncia contra la exmandataria. Sin embargo, el asesinato no tiene autor y numerosos argentinos, entre ellos el presidente, Alberto Fernández, ponen en duda esta versión. Al igual que con el atentado, que sigue impune 25 años después, la posibilidad de esclarecer qué ocurrió parece cada día más lejana y los intereses políticos y de los servicios de inteligencia alrededor del caso han puesto en la mira a la justicia.
El perito informático Diego Lagomarsino está procesado como partícipe necesario de la muerte, por haber llevado al piso de Nisman, en una lujosa torre del barrio de Puerto Madero, la pistola de la que salió la bala que lo mató. Los cuatro custodios responsables de su seguridad están procesados por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Dos de ellos, además, también deberán responder por presunto encubrimiento del crimen. Pero la investigación judicial se encalla a la hora de encontrar sospechosos y los políticos alimentan la grieta que divide a la ciudadanía.
"Las pruebas acumuladas no dan lugar a pensar en que hubo un asesinato", dijo Fernández a tres semanas de asumir el poder. Dos años antes, cuando estaba alejado de la exmandataria, su discurso era otro: "Hasta el día de hoy dudo de que se haya suicidado", declaró en el documental El fiscal, la presidenta y el espía, estrenado en Netflix. La prueba clave para el fallo judicial fue un hallazgo de Gendarmería que concluyó que Nisman fue asesinado por dos personas y tiró por tierra otra pesquisa anterior que sostenía que fue un suicidio. Pero para Fernández esa prueba "parece carecer de todo rigor científico" y su ministra de Seguridad, Sabina Frederic ha anticipado que realizarán una "revisión técnica-administrativa" sobre la misma.
El macrismo, en la oposición desde hace un mes, ha criticado con dureza esa revisión y algunos de sus referentes han instado a la población a manifestarse este sábado por la tarde en Buenos Aires para exigir justicia. "El asesinato de Nisman fue un crimen político donde el Gobierno de CFK [Cristina Fernández de Kirchner] estuvo claramente implicado", tuiteó la diputada Elisa Carrió. "A los crímenes de Estado y a todos los crímenes hay que ponerle el cuerpo como simple testimonio de aquella frase de Isaías que dice 'Justicia perseguirás'", agregó la legisladora al convocar "al acto en memoria del crimen de Estado", que se celebrará bajo el lema "No fue suicidio, fue un magnicidio".
Las principales instituciones judías de Argentina, la DAIA y la AMIA, no asistirán a la marcha sino que celebrarán el domingo un acto en memoria del fiscal en el cementerio de La Tablada, donde está enterrado. Las hijas de Nisman y su ex mujer también realizarán una ceremonia privada ese día.
Fernández de Kirchner, a juicio
La denuncia por encubrimiento que presentó Nisman contra la entonces presidenta y su canciller, Héctor Timerman, fue sobreseída en un primer momento, cuando el peronismo estaba en el poder, pero se reabrió meses después, ya con Mauricio Macri como presidente. El juez a cargo, Claudio Bonadio, procesó a Fernández de Kirchner a fines de 2017 y pidió la prisión preventiva, pero la orden quedó en suspenso por sus fueros como senadora. En diciembre, a pocos días de asumir como vicepresidenta, los jueces revocaron la prisión preventiva por considerar que no existen elementos que permitan pensar en un posible entorpecimiento o fuga por su parte, pero se mantiene el juicio oral contra ella, aún sin fecha de inicio.
El estreno de El fiscal, la presidenta y el espía, dirigido por el británico Justin Webster, ha reavivado la discusión sobre si Nisman se suicidó o fue asesinado y sobre el rol oscuro de los servicios secretos en este caso y en la investigación alrededor del atentado de la AMIA. El espía Antonio Jaime Stiuso trabajó codo a codo con el fiscal en la búsqueda de respuestas al atentado terrorista y también en la denuncia posterior contra Fernández de Kirchner, pero a último momento le soltó la mano. En el documental, Stiuso aparece por primera vez frente a las cámaras, pero su declaración aporta más sombras que luces. A cinco años de la muerte de Nisman, la Justicia argentina sigue empantada con un caso que dio la vuelta al mundo y que es incapaz de resolver.
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