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López Obrador responde a Trump: “Los problemas sociales no se resuelven con impuestos”

El presidente mexicano envía a su canciller a Washington ante las amenazas del estadounidense de imponer aranceles generales de hasta el 25%

López Obrador, en su conferencia matutina.Vídeo: FOTO/ VIDEO: REUTERS
Luis Pablo Beauregard

¿Cómo responder a las provocaciones de Donald Trump? La pregunta rondaba en la mente de varios mexicanos minutos después de conocerse la amenaza más reciente del presidente de Estados Unidos. El republicano anunció en un tuit su intención de imponer, desde el 10 de junio, un arancel del 5%, y que podría llegar al 25%, a los productos mexicanos si el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no pone fin a la inmigración ilegal que cruza el río Bravo. El líder de Morena ha respondido al exabrupto con una carta en la que llama al diálogo y en la que rechaza las medidas dramáticas que se adelantan. "Los problemas sociales no se resuelven con impuestos o medidas coercitivas", asegura López Obrador en el documento que la presidencia mexicana hizo público la noche del jueves.

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La carta indica que el Gobierno de México se ha tomado muy en serio la amenaza de Trump. López Obrador pide al presidente estadounidense que sus funcionarios reciban a su canciller, Marcelo Ebrard, quien viajará este viernes nuevamente a Washington con la misión de entablar un diálogo. Hace una semana, Mike Pompeo, el secretario de Estado de Trump, dejó plantado al ministro de Exteriores mexicano en una reunión agendada sobre inmigración.

López Obrador recordó a Trump que su Gobierno está cumpliendo "en la medida de lo posible y sin violentar los derechos humanos" con la responsabilidad de evitar el paso de inmigrantes ilegales por México. El mandatario asegura que la lucha contra la corrupción que encabeza pretende crear las condiciones para que los mexicanos se queden en su país y no tengan que emprender la marcha al norte.

Lo citado por López Obrador no es retórico. México ha deportado a más de 45.000 personas, principalmente a centroamericanos, durante los primeros meses del Gobierno del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Tan solo en abril, fueron devueltos a sus países 15.000 inmigrantes. Es la cifra mensual más alta registrada en los últimos años. Aún así, la patrulla fronteriza de Estados Unidos detuvo a casi 100.000 migrantes ese mes en la frontera común.

La Administración de López Obrador trabaja desde diciembre en un plan de desarrollo para Centroamérica. El presidente mexicano presentó las líneas maestras del proyecto el pasado 20 de mayo en Palacio Nacional. El plan es hasta ahora un conjunto de buenos deseos a la espera de que se materialicen los más de 10.000 millones de dólares que México asegura que Washington comprometió. "Desde el principio de mi Gobierno, le propuse optar por la cooperación para el desarrollo y ayudar a los países centroamericanos con inversiones productivas para crear empleos y resolver de fondo este penoso asunto", dijo este jueves el mexicano a su homólogo estadounidense.

El presidente mexicano tiró de la historia, como suele hacer, para resumir algunos episodios en una larga y compleja relación bilateral entre México y Estados Unidos. Dijo que Benito Juárez, el presidente liberal que sirve como su referente, mantuvo "excelentes" relaciones con Lincoln. Y que incluso el demócrata Franklin Roosevelt, a quien López Obrador llama "el titán de las libertades", entendió las "profundas razones" que derivaron en la expropiación de la industria petrolera de 1938, impulsada por otros de los héroes de López Obrador, Lázaro Cárdenas.

Será difícil que las lecciones de historia hagan eco en Trump, conocido por su corta atención y su desdén de la cultura. Pero el texto sirve como ejemplo de cómo López Obrador responde a una primera crisis con su vecino del norte que todo el mundo esperaba y que a su antecesor, Enrique Peña Nieto, le tocó lidiar sin éxito.

En las anteriores amenazas de Trump, López Obrador había preferido la evasión. Hoy dice que no le "falta valor" ni es "cobarde ni timorato". "Creo en la política que se inventó... para evitar la confrontación y la guerra", añade. Como muestra de arrojo, el presidente mexicano criticó en su carta el "America First" de Trump. "Es una falacia porque hasta el fin de los tiempos prevalecerán la justicia y la fraternidad universales".

En un tono firme, pero contenido, el mandatario mexicano aprovechó también para hablar del supuesto sueño americano. "¿Cómo convertir de la noche a la mañana al país de la fraternidad para con los migrantes del mundo en un gueto, en un espacio cerrado, donde se estigmatiza, se maltrata, se persigue, se expulsa y se le cancela el derecho a la justicia a quienes buscan con esfuerzo y trabajo vivir libres de miseria? La Estatua de la libertad no es un símbolo vacío", escribió.

Horas más tarde, en su habitual conferencia de prensa matutina, el presidente mexicano ha llamado a sus compatriotas a la calma y se ha mostrado confiado en que Trump "va a rectificar". "Va a comprender que no es esa la manera como se deben solucionar las cosas. Tiene que haber una rectificación: estas medidas no convienen a los mexicanos y tampoco a los estadounidenses". Los gobernantes, ha agregado el mandatario mexicano, "tenemos que escuchar a nuestros ciudadanos, que están a favor del libre comercio". La amenaza, que ha tenido una credibilidad en los mercados mucho mayor a las últimas formuladas por la Casa Blanca, "no detiene el proceso de ratificación del tratado [comercial norteamericano, el T-MEC, llamado a reemplazar al TLC de 1994]", ha dicho López Obrador, al tiempo que situaba "la fraternidad por encima de lo material", en un mensaje velado a su homólogo estadounidense. La cuerda entre las dos naciones se tensa rumbo al 10 de junio.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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