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“El Ejército está para defender al pueblo”

Partidarios de Guaidó acuden a los cuarteles para explicar a los militares la propuesta de la oposición de conceder una amnistía

El desafío de llevar la ley de amnistía y garantías a comandancias, brigadas, comandos y cuarteles, zonas decretadas de seguridad, y rodeadas de hostiles alambradas y barricadas de seguridad, que suelen estar vetadas para la circulación de vehículos y peatones, fue un paso más en la agenda de Juan Guaidó, juramentado como presidente interino de Venezuela. El obstáculo más grande que tiene que pasar para lograr la primera parada de su ruta de transición: el cese de la usurpación de la silla de Miraflores a la que se ha aferrado Nicolás Maduro, luego de unas elecciones fraudulentas en las que se negó la participación de las principales fuerzas opositoras y que tuvieron la mayor abstención de la historia y casi total rechazo de la comunidad internacional.

Lejos de las masivas concentraciones que ha logrado el nuevo líder de la oposición venezolana las últimas dos semanas, la jornada de este domingo fue de pequeños grupos, pero con mucho simbolismo dentro de la resistencia pacífica a la que ha llamado Guaidó. El juramentado del presidente interino ha ofrecido amnistía y garantías a aquellos funcionarios civiles y militares que colaboren con la transición que ha planteado. Las rupturas se han acelerado esta semana. Un alzamiento militar de un grupo pequeño y de menor rango que fue frustrado y, este sábado, la deserción del agregado militar de la embajada de Venezuela en Estados Unidos, el coronel José Luis Silva Silva, que se pliega a la hoja de ruta que ha trazado el joven dirigente. Así espera que aguas abajo el mensaje llegue dentro de la institución castrense.

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En La Casona, una amplia mansión de arquitectura colonial ubicada en la urbanización La Carlota, que es la residencia oficial del presidente de la República, los vecinos pudieron acercase, pero los soldados apostados en las garitas de vigilancia se retiraron de las puertas para evitar ser abordados. En esta quinta, Chávez residió brevemente antes mudarse definitivamente a Miraflores. Maduro nunca ha despachado desde ahí. Pero familiares del líder de la revolución bolivariana fallecido siguen en el lugar y gozan de la custodia de la Guardia de Honor.

Los vecinos ingresaron a esta zona militar con copias de la ley de amnistía. De pronto, una encargada superior abrió la puerta sorpresivamente: pidió a una vecina el papel con la ley, la rompió frente a todos y le lanzó los pedazos en la cara. Ante el desaire, la gente siguió gritando mensajes sobre la reconciliación nacional y el fin de la pesadilla Maduro. Una de las vecinas se mantuvo un rato leyendo los contenidos de la ley ante un portón cerrado.

Una escena similar se repitió en una sede de la Guardia Nacional en Petare. Uno de los jefes militares recibió el documento, sacó un mechero y lo quemó. La gente respondió cantando el himno nacional. El método fue repetido en la Comandancia General de la Guardia, en El Paraíso, desde donde se han reprimido violentamente las concentraciones opositoras. Un jefe militar la recibió y dijo que la leerían, pero advirtió su lealtad a Maduro. Luego otros oficiales quemaron los papeles.

Las sedes militares se resguardaron con francotiradores, vallas de protección y tanquetas para una actividad que fue totalmente pacífica. En sede de la Comandancia de la Armada, en San Bernardino, Zenaida Izquierda se acercó confiada en que los militares van a reaccionar. “Ellos están para defender al pueblo, no para agredirnos. Ellos saben lo que está pasando”, dijo esta  ama de casa de 55 años. “Les estamos extendiendo la mano para que incorporen al pueblo de Venezuela, ellos también están cansados de tener una Fuerza Armada infiltrada de cubanos”, comentó Maritza Martínez, jubilada de 68 años. Ningún uniformado quiso recibir el documento, que también está corriendo por redes sociales y correos electrónicos, en medio de la férrea censura que ha impuesto el régimen de Maduro a los medios de comunicación. Los vecinos igual lo dejaron en la puerta.

A la par, Maduro recorrió cuarteles este domingo como parte de los preparativos de una serie de ejercicios militares anunciados para el 10 de febrero. Desde Paramacay, en el central Estado de Carabobo, donde en agosto de 2017 se produjo un asalto al parque de armas para una sublevación, el líder del chavismo supervisó entrenamientos de disparos de los nuevos fusiles Dragunov que ha vendido Rusia a Venezuela. También hizo unos minutos de demostración de trote militar con el alto mando. Mientras, Guaidó participó en una misa en homenaje a las 29 personas que han sido asesinadas durante la represión policial de las protestas ocurridas en zonas populares durante esta semana. Luego del acto hizo un llamado a la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, a apresurar su visita al país y anunció que pedirá sanciones internacionales para los funcionarios involucrados en las muertes ocurridas a partir del 22 de enero.

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