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El Frente Amplio uruguayo busca heredero para José Mujica y Tabaré Vázquez

Las elecciones de 2019 empujan a la coalición de izquierda a la búsqueda de una nueva generación de referentes políticos

Tabaré Vázquez y José Mujica, en marzo de 2015.
Tabaré Vázquez y José Mujica, en marzo de 2015.AFP / Getty Images
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Convertir la renovación en votos es el desafío de una nueva generación de dirigentes del izquierdista Frente Amplio (FA), la coalición que gobierna Uruguay desde 2005 sin perder la mayoría absoluta y que en 2019 se enfrenta a las elecciones más inciertas. Inexorablemente, los políticos que transformaron Uruguay desde la izquierda y dominaron la escena durante 30 años van retirándose. Tabaré Vázquez, de 78 años y dos veces presidente de Uruguay, el exguerrillero y mandatario José Mujica, de 83, y Danilo Astori, el zar de la política económica uruguaya, de 78, dejan un vacío que empezará a cubrirse algo tarde y en pleno proceso electoral.

A la incertidumbre de cada elección, se suma esta vez en Uruguay la incógnita sobre cómo reaccionarán los electores ante el inevitable recambio generacional, sabiendo que la popularidad de los líderes fuertes no siempre se transfiere. Además, en las discusiones de familiares o amigos, en las calles y en los lugares de trabajo, se ha instalado una fuerte crítica a la labor del Frente Amplio, "un espacio de descontentos múltiples", como lo define el politólogo Gerardo Caetano.

Los simpatizantes del FA critican la creciente presión fiscal —que agobia especialmente a la clase media—, la falta de una reforma del Estado que mejore la gestión y permita disminuir los impuestos. También se oponen al aumento del costo de la vida, al estancamiento de la reforma educativa y, en general, a la ausencia de un impulso modernizador que transforme más de 10 años de crecimiento económico en oportunidades para la población.

Mientras Uruguay se convierte en un país de renta media que este año volvió a batir récords de llegada de inmigración extranjera, en 2018 se registraron nuevamente salidas de uruguayos al exterior. La sangría demográfica, que se había logrado detener en los últimos años, es la señal de que algunos (especialmente los jóvenes) no encuentran en su país las oportunidades laborales o de excelencia académica que están buscando.

Los sondeos muestran un fuerte porcentaje de indecisos y un claro retroceso del FA. Este descontento puede indicar un vuelco electoral, pero también la resignación de los simpatizantes del FA ante la idea de votarlos de nuevo, aunque con poco entusiasmo y desconfianza en sus nuevos dirigentes. Esos líderes, que en Uruguay son jóvenes a pesar de tener más de 50 años y experiencia política, son los precandidatos que se disputarán la interna (primarias) el próximo mes de junio.

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El exministro e intendente de Montevideo, Daniel Martínez (socialdemócrata), la exministra de Industria Carolina Cosse (afín al MPP de Mujica), el comunista Óscar Andrade y el exministro de Economía Mario Bergara (con perfil técnico y socialdemócrata) llegan también con una serie de ideas renovadas y están planteando un debate que nadie parece escuchar en Uruguay.

Los precandidatos del FA quieren mantener la política de pactos de Estado que supuso claros avances para el país, como el acuerdo para cambiar la matriz energética o para desdolarizar la deuda pública. También están empeñados en mantener todo lo conseguido hasta ahora: disminución de la pobreza, casi erradicación de la indigencia, estabilidad económica y crecimiento ininterrumpido durante 12 años, entre otros. Pero, además, quieren dejar su propia huella e impulsar lo que se está llamando en el FA "una segunda generación de cambios", que incluye terminar con la dependencia de las materias primas y poner a Uruguay al ritmo de la revolución mundial de la inteligencia artificial.

Jorge Lanzaro, profesor de Ciencia Política de la Universidad de la República, señala que el Frente Amplio es actualmente el partido de izquierda más grande de Latinoamérica por su porcentaje de simpatizantes, su fuerte presencia en la sociedad civil y su inusual permanencia en el poder. "Cuando logró su tercer mandato, se convirtió en un partido predominante en condiciones de libre democracia y en un contexto fuertemente competitivo con la oposición. Pero el FA no ha encontrado un relevo fuerte y la historia reciente en Uruguay muestra que los partidos han resistido mal a los periodos de relevo", explica Lanzaro.

En cada una de las pasadas elecciones, la coalición fue perdiendo algunos puntos y si esa tendencia se mantiene, el Frente podría perder esta vez su mayoría absoluta. Pero Lanzaro piensa que, en una votación a dos vueltas, como es la uruguaya, es probable que los simpatizantes de izquierdas vuelvan a movilizarse para mantener al FA en el poder.

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