La violencia hace repuntar el número de refugiados centroamericanos
Acnur afirma que hay casi un 38% más de refugiados o solicitantes de asilo de países como Guatemala, Honduras y El Salvador en 2017 con respecto al año anterior
“Guatemala se convirtió en un lugar donde ya no podíamos vivir”. Así define Claudia Rodríguez (nombre ficticio) la situación de inseguridad y de amenazas que hace dos años le obligó a ella y a su madre a abandonar su país y buscar refugio en México. Cruzaron la frontera en balsa e hicieron una petición de asilo a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). El proceso burocrático fue largo, pero una vez concluido le permitió a Rodríguez y a su madre soñar con volver a empezar con sus vidas.
Datos difundidos este martes por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) revelan que casos como lo de Rodríguez son cada vez más comunes: la violencia en Honduras, Guatemala y El Salvador ha provocado un repunte en el número de solicitantes de asilo de centroamericanos. De acuerdo con las cifras del organismo, el año pasado había en todo el mundo unos 294.000 refugiados o solicitantes de asilo originarios de la región. Solo en 2017 se registraron 130.500 nuevas peticiones de asilo o refugio de centroamericanos, un 38% más que en 2016 y más de 11 veces las solicitudes presentadas en el 2011.
"Escuchamos relatos repetidos de que huyen del reclutamiento forzado de bandas criminales o que sufren amenazas de muerte. La mayoría dice huir porque la situación en sus lugares de origen es desesperada”, ha afirmado Aikaterini Kitidi, portavoz de ACNUR en Ginebra, según publica la agencia EFE.
Honduras, Guatemala y El Salvador están entre los países con más homicidios en el mundo. La violencia sin cuartel en estas naciones afecta de manera especial a las mujeres y también a la comunidad LGBTI, según afirma la Acnur, por lo que “las personas deciden dejar sus casas por desesperación”.
La agencia afirma que los principales países donde se procesan estas peticiones de asilo son Estados Unidos, México, Costa Rica, Belice y Panamá.
Pese a que México siga siendo un país de tránsito de refugiados hacia Estados Unidos principalmente, cada vez más solicitantes de asilo deciden radicarse en el país latinoamericano.
Según Francesca Fontanini, portavoz de la agencia de la ONU en México, hace algunos años había una falta de información muy grande sobre las posibilidades de solicitar protección en territorio mexicano. “El viaje a Estados Unidos no es fácil; hay que pagar a los coyotes y no hay garantías de que se podrá acceder al país”, explica Fontanini.
Después de regularizar su estatus de refugiada, la guatemalteca Rodríguez empezó a estudiar un curso técnico de sistemas administrativos y contables. Poco a poco logra integrarse a la sociedad mexicana y quiere convertirse en un ejemplo de cómo un refugiado puede contribuir para el país que le recibe. “Me ilusiona ser como una prueba de que apoyar un refugiado no es como echar dinero a un saco roto”, concluye.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.