‘AMLOvers’: los jóvenes que votarán por ya sabes quién pase lo que pase
Los simpatizantes del aspirante presidencial menores de 30 años lo ven como un agente de cambio, pero cuestionan algunas de sus decisiones
A Armando Escobedo le encanta ver debates políticos. Uno de sus favoritos se produjo en 2000, entre Andrés Manuel López Obrador y el poderoso exlegislador panista Diego Fernández de Cevallos. El estudiante de 24 años no siguió el encuentro en la televisión, tenía seis años cuando se transmitió. Lo ha visto varias veces gracias a una vieja grabación publicada en Facebook más de una década después. López Obrador, entonces candidato del PRD a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y aún con cabello oscuro, acusaba al también abogado de ser cómplice de los gobernantes corruptos del PRI. Fernández de Cevallos se blindaba con sarcasmo y burlas.
#HoyNoOlvidamos el debate entre AMLO y Diego Fernández de Ceballos, fiel integrante de la mafia del poder, desde hace casi 20 años ya AMLO advertía sobre las privatizaciones de la Educación, la Electricidad y de Pemex (ojo al final)
Gepostet von Morena Con México am Freitag, 2. September 2016
Escobedo notó que, en la sección de comentarios del vídeo en Facebook, alguien había escrito: “Pinche viejito, se lo chingó el jefe Diego”. El veinteañero no pudo contenerse: “Si ves el debate completo, te darás cuenta de que Andrés Manuel dio mejores argumentos que él”. A diferencia del encuentro épico de una hora entre ambos líderes políticos, el de Escobedo y aquel usuario anónimo terminó en unos cuantos segundos. “Eres un chairo”, fue la sentencia para el estudiante que lidera un grupo de jóvenes que apoya al aspirante presidencial. “No me ofende el término”, dice con una voz calmada, casi somnolienta. “Pero me ofende que no quieran desahogar más el debate, solo encasillan a una persona con una palabra”.
El vocablo chairo es la letra escarlata con la que se marca a los simpatizantes de López Obrador en las discusiones políticas en las redes sociales. Se usa para estereotipar a un militante, casi siempre universitario, de afiliación morenista o de izquierda: alguien que se queja de todo y defiende a López Obrador a capa y espada. Es solo uno de tantos apodos que leen en miles de comentarios y tuits, el más inofensivo es AMLOver, el más severo, pejezombie. Estas etiquetas, sin embargo, son una preocupación menor entre los seguidores más jóvenes de López Obrador a unas semanas del arranque de su campaña presidencial. Son las más recientes decisiones del presidenciable y su partido las que han sembrado dudas sobre su verdadera visión para el país y cómo será su presidencia, si gana la elección el 1 de julio.
Escobedo ha seguido a López Obrador desde la adolescencia y explica la razón sin chistar: “Andrés Manuel es mi referente moral, el referente político del siglo XXI”. Para el residente de Iztacalco, en el centro-oriente de la capital, el ex jefe del Gobierno capitalino también le abrió las puertas a una licenciatura cuando fundó la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. “Tenía la intención de estudiar ciencia política en la FES Acatlán (de la UNAM) e hice mi examen de admisión en la Universidad Autónoma Metropolitana y en ninguna de las dos instituciones quedé, en la UACM sí me admitieron”. Ahí estudia ciencia política, un interés inspirado en la activa participación de su madre en las filas lopezobradoristas y, tal vez en parte, también por la indiferencia de su padre, un jubilado de una oficina de Gobierno, a quien no le gusta hablar de los problemas en su colonia.
Ezra Alcázar, editor de libros y exalumno de la UNAM, también heredó la visión política de su madre, quien lo llevó a los 12 años a la protesta que López Obrador convocó en 2005 contra su desafuero como jefe de Gobierno. “Fue la concentración más grande que había visto en mi vida”, dice el capitalino de 24 años, que formó parte de un círculo cultural que apoyó al candidato en la elección de 2012. “Me parecía una persona muy interesante: contestataria y rebelde. Eso es sumamente atractivo para alguien que está en la secundaria”.
Las encuestas previas a la elección presidencial reflejan el magnetismo de los votantes más jóvenes hacia López Obrador. De acuerdo con los datos de la consultora Buendía & Laredo, 32% de los mexicanos entre 18 y 29 años prefieren al representante de Morena; Ricardo Anaya, aspirante de la alianza Por México al Frente, se coloca en segundo lugar con 31%. “Hay una presencia muy fuerte de jóvenes que votarán por primera vez”, asegura Isaac Montoya, secretario nacional de Jóvenes Morena. El brazo juvenil del partido también estima un creciente número de afiliados menores de 30 años, que conforma el 25% del total del padrón interno.
La pérdida de la fe en los partidos más viejos de México también ha motivado a sus militantes más jóvenes a cambiar estas siglas por las de Morena. Ese fue el argumento que dieron más de 600 jóvenes afiliados al partido Nueva Alianza (Panal) en Chiapas para renunciar a la filas y unirse a la campaña de López Obrador. “Nos sentimos excluidos de las decisiones del partido”, comenta Saulo Ocaña, excoordinador estatal de la organización de jóvenes del Panal. “No nos hemos ido a Morena”, aclara Diana Jerónimo, otra líder juvenil del partido. “Nos unimos al Proyecto Alternativo de Nación”. El manifiesto lopezobradorista, opina la chiapaneca, es lo que ella y sus compañeros “quieren para el futuro de México”. Otros jóvenes afiliados al Panal en otros Estados han seguido sus pasos.
Este es solo un ejemplo de las más recientes adherencias a Morena de afiliados o figuras de partidos políticos con ideologías distintas a las del partido y López Obrador. Una de las más controversiales ha sido la alianza con el ultraconservador Partido Encuentro Social (PES). La llegada al partido de la expanista Gabriela Cuevas y Sergio Mayer, actor de Televisa, empresa fuertemente criticada por el aspirante presidencial, también preocupa a jóvenes morenistas como Alcázar. “Va en contra de sus principios, en contra de él mismo”, comenta. “Son personajes lamentables”.
Para Montoya, líder juvenil de Morena, la situación resulta complicada. “El nuestro es un movimiento de masas, de la inclusión y la pluralidad, por lo tanto también incluye las contradicciones que suceden en todo el país”, opina el mexiquense. Sin embargo, asegura tener confianza en Morena y su elegido. “En ocasiones nos llega a generar suspicacias algunas decisiones que toma nuestro partido, pero vienen de alguien que está viendo el bosque y no solo un árbol. Nos daremos cuenta después de que no estábamos viendo el bosque”.
A pesar de las dudas, Escobedo mantiene su preferencia para la elección del 1 de julio. “Andrés Manuel es un líder para mí y muchos jóvenes que queremos participar en la transformación del país”. Alcázar concuerda. “La militancia no va a dejar de votar por Andrés Manuel, es un hecho”, afirma. “No hay de otra, así de fácil”.
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