Las elecciones regionales en Venezuela aumentan la fractura entre chavismo y oposición
Las fuerzas de la MUD rechazan el resultado y denuncian fraude en el proceso electoral
Las elecciones regionales celebradas el domingo en Venezuela ahondaron una vez más la brecha entre el chavismo y la oposición. Para el régimen de Nicolás Maduro el resultado, que atribuye 17 de las 23 gobernaciones a candidatos del oficialismo, supone una “victoria tajante”. Según la alianza de partidos agrupados en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), esos comicios fueron un fraude. Aunque las fuerzas críticas con el Gobierno aumentaron su representación territorial, sus expectativas en medio de una enorme crisis institucional llevaron a desconocer los datos oficiales.
“Venezuela y el mundo no se creen el cuento que nos echaron. Hemos solicitado a los comandos regionales que verifiquen todo el proceso, que se audite todo, incluso en los estados que declararon como ganadores de la Unidad”, afirmó Gerardo Blyde, jefe de campaña de la coalición opositora, que además cuestiona la credibilidad del árbitro electoral controlado por el Gobierno, el Consejo Nacional Electoral (CNE), que ofreció los resultados.
“No asistiremos a ningún proceso de conversación o negociación hasta tanto no se hayan aceptado las auditorias y cambios que requieren la pulcritud inherente al ejercicio los derechos políticos de los venezolanos”, indicó Ángel Oropeza, coordinador político de la MUD.
Esta circunstancia agrava la ya precaria situación que atraviesa Venezuela. El país vivió entre abril y julio cuatro meses de protestas, en las que murieron más de 120 personas, contra la deriva del régimen, que culminó con la elección de una Asamblea Nacional Constituyente rechazada por la oposición. La nueva Cámara sustituyó al anterior Parlamento, dominado por las fuerzas críticas con el chavismo, y encarna ahora la máxima autoridad legislativa. Tras esa votación, el 30 de julio, las movilizaciones cesaron, aumentó la presión internacional sobre Maduro y la MUD decidió participar en esta convocatoria, que hubiera tenido que celebrarse en 2016.
La participación oficial superó el 60%, pero Antonio Ecarri Bolívar, vicepresidente del partido opositor Acción Democrática (AD), explicó que la abstención de los simpatizantes de la MUD favoreció al chavismo. “En estas elecciones se redujo la participación opositora, pues hubo alrededor de tres millones menos de opositores que votaron (comparado con el sufragio de las parlamentarias de 2015), mientras que el Gobierno mantuvo sus números”, dijo a la revista SIC.
Aunque las encuestas coincidían en un triunfo aplastante de la oposición, muchos votantes temían un resultado contrario al pronosticado. La firma Venebarómetro había indicado días atrás que un 70% de los opositores creía que los sufragios serían fraudulentos. Las incertidumbres provenían de la denuncia de irregularidades hecha por Smarmatic, la empresa proveedora de tecnología en las elecciones de la propia Asamblea Constituyente. La acusación valió un cese del contrato de Smarmatic con el CNE, que optó por apoyarse en otro proveedor tecnológico. A la reputación de la autoridad electoral se sumó una improvisada reubicación de los centros de votación que generó confusión entre los ciudadanos.
Queda ahora por ver cuál será la reacción de la MUD en las próximas semanas. En algunas provincias, donde candidatos del chavismo fueron proclamados como vencedores, se han producido protestas menores. En el Estado de Bolívar, en el sur del país, han sido detenidos este lunes tres activistas de la MUD en las cercanías de la sede del Oficina Regional Electoral por exigir la publicación de los resultados electorales de la provincia. Las movilizaciones, en cualquier caso, no han sido masivas pese al llamamiento de los dirigentes opositores. El Gobierno, por su parte, extendió la prohibición de manifestarse hasta el 3 de noviembre.
Diálogo incierto
Las relaciones entre el chavismo y la oposición han sufrido un nuevo deterioro. Estas elecciones pueden frenar, en definitiva, la posibilidad de establecer un diálogo tras los recientes intentos de constituir una mesa con supervisión internacional en República Dominicana. Pocas horas antes de las elecciones regionales, Maduro había asomado que se restablecerían las reuniones entre representantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y la MUD. “Seguramente la próxima semana otra vez se van a sentar todos los dirigentes de todos los partidos de la oposición porque las cosas hay que hablarlas, así sea para decir en lo que estamos en desacuerdo. La mesa de diálogo continuará la próxima semana”, dijo.
No obstante, el presidente venezolano endureció su tono tras exhibir los resultados y se dirigió a la MUD con una advertencia. “No ganamos una gobernación para conspirar, para quemar, para destruir a la gente… No aceptaré gobernadores guarimberos [manifestantes] ni golpistas”.
El mandatario alardeó, además, de tener el control de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela. “La clave de la Revolución es la unión monolítica entre el equipo político y militar que la conduce”, mantuvo. Este es el aviso que presidirá en los próximos días las relaciones entre el chavismo y la oposición.
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