“La Ciudad de México tiene que ayudar mucho al triunfo de López Obrador en 2018”
El dirigente local busca la candidatura a la jefatura de Gobierno
La izquierda siempre ha formado parte de la vida de Martí Batres (Ciudad de México, 1967). Es hijo de dos militantes del Partido comunista mexicano que formaron parte del Movimiento Revolucionario del Magisterio, violentamente reprimido en abril de 1958 por el Gobierno del presidente Adolfo López Mateos. Sus padres nombraron al único varón en honor de José Martí. A las mujeres les reservaron nombres en memoria de Lenin, las guerras de Vietnam y Nicaragua y Valentina Tereshkova, la primera cosmonauta de la Unión Soviética. El pequeño Martí comenzó su vida política cuando tenía 14 años, repartiendo panfletos para el Partido Socialista Unificado de México.
“Mi historia personal está vinculada al proceso de lucha que se dio en la ciudad”, dice Batres. Pero ha pasado mucho tiempo desde que se dejó de luchar por democratizar la Ciudad de México. La capital del país es hoy el principal bastión de la izquierda. La gobierna de forma ininterrumpida desde 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas fue elegido el primer jefe de Gobierno. Dos partidos preparan hoy una guerra fratricida rumbo a las elecciones de julio de 2018. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) busca retener el poder en la ciudad. El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), creado por apóstatas del perredismo, quiere su primer Gobierno local y esta urbe de nueve millones de habitantes podría dárselo. Batres conoce ambas organizaciones. Fundó el PRD en la ciudad, pero renunció en 2012 para seguir los pasos del dos veces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, el creador de Morena.
Martí Batres siente que ha llegado su hora. El hoy dirigente de Morena en la Ciudad de México quiere convertirse en el primer candidato del partido a la Jefatura de Gobierno. Para lograrlo deberá imponerse a tres compañeros que buscan la nominación: Ricardo Monreal, alcalde de Cuauhtémoc; Claudia Sheinbaum, delegada de Tlalpan y el senador Mario Delgado. Todos presumen ser cercanos a López Obrador. El candidato, dice, será quien consiga el primer lugar en un sondeo demoscópico abierto a la población y organizado por el partido para este fin de semana. “Ganar la encuesta significa ser el candidato. Si gano la encuesta seré el próximo jefe de Gobierno”, afirma Batres.
El dirigente de Morena pretende retomar el rumbo fijado por los Gobiernos de Cárdenas, López Obrador y Marcelo Ebrard, en el que fue secretario de Desarrollo Social. “El Gobierno de la Ciudad se ha agotado. Perdió mucho apoyo por el tipo de decisiones que tomó”. Batres se refiere a la Administración del PRD encabezada por Miguel Ángel Mancera, quien se convirtió en el jefe de Gobierno más votado en la historia con los tres millones de sufragios en 2012. Sin embargo, el PRD ha ido perdiendo terreno e identidad. “El Gobierno de Mancera dio un viraje y se convirtió en un proyecto distinto. Se ha afectado a la ciudadanía con las fotomultas, el aumento al precio del boleto del Metro y del impuesto predial. Hay un repunte de la inseguridad muy fuerte. La idea es recuperar el rumbo progresista que tenía la ciudad”.
Morena arranca como favorito rumbo a las elecciones locales del próximo verano. Pero la designación del candidato no puede entenderse sin la elección presidencial, en la que López Obrador buscará ser presidente por tercera ocasión. “La Ciudad de México tiene que ayudar mucho al triunfo de Andrés Manuel”, considera Batres. “Por eso es importante la encuesta, nos puede indicar la ayuda o el potencial de los aspirantes”, agrega. Para acercarse a Los Pinos, López Obrador, quien fue jefe de Gobierno de 2000 a 2005, debe romper su techo de votación en la ciudad, conseguido en las presidenciales de 2006 con 2,8 millones de votos. Quien se quede con la candidatura tendrá que auxiliar para alcanzar esa marca en la ciudad. “El factor fundamental es López Obrador. Él está muy por encima de cualquiera de los aspirantes al Gobierno de la Ciudad”, dice Batres.
Tláhuac y Venezuela
El liderazgo de Morena lo ha hecho el objeto de varios ataques. En las semanas recientes dos temas han golpeado su reputación. El primero es la presunta relación de uno de los delegados (alcaldes) de Morena con el narcotraficante Felipe de Jesús Pérez, conocido como El Ojos. Rigoberto Salgado, alcalde de Tláhuac, ha sido señalado por la prensa de haber permitido operar al criminal, abatido por marinos a finales de julio. Batres defiende a su compañero de partido. “Que diga la Fiscalía si existe algún vínculo del delegado con la delincuencia organizada… La PGR ha dicho que no lo está investigando. Si las filtraciones tienen sustento que lo diga la autoridad. Hay que dejar de politizar el caso”.
El otro tema es Venezuela. Algunos militantes de Morena han hecho públicas sus simpatías al régimen de Nicolás Maduro. La derecha ha exigido a los dirigentes, sobre todo a López Obrador, una condena clara al golpe que ha significado la creación de la Asamblea Constituyente. “No hay pensamiento único en Morena, pero predomina la visión de basarnos en nuestra historia. No vamos a copiar el modelo de Venezuela, ni a Trump, ni a Mariano Rajoy. No tenemos modelo a seguir”, dice el líder local. Martí Batres prefiere presumir sus referentes ideológicos: José María Morelos, Benito Juárez y Lázaro Cárdenas. Los mismos que admira López Obrador.
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