Primer efecto Trump en Argentina: paralizada la exportación de limones
El país austral es el primer productor mundial y había logrado hace un mes desbloquear los permisos
El Gobierno argentino insiste todos los días en que el efecto Trump en la economía del país austral va a ser mínimo. Argentina, recuerdan, no es como México, sus relaciones comerciales con la gran potencia son mínimas, después de años de desencuentros con el kirchnerismo. Sin embargo, la llegada del magnate a la Casa Blanca ha tenido un primer efecto inmediato y muy perjudicial sobre una industria clave: los limones. Argentina es el primer productor mundial, exporta a todo el planeta pero no a EE UU. Desde 2001 los limones argentinos tenían bloqueada la entrada en este país. Después de intensas negociaciones entre el Gobierno de Mauricio Macri y el de Barack Obama, finalmente se había logrado desbloquear el asunto y se pudo resolver en diciembre, cuando se autorizó al fin la importación de limones argentinos. Sin embargo, una de las primeras medidas de la administración Trump ha sido precisamente la de bloquear de nuevo la llegada de los cítricos argentinos. Según se puede leer en la orden publicada por el Departamento de Agricultura de EE UU, "de acuerdo con las instrucciones emitidas por la Casa Blanca el 20 de enero de 2017", esto es el día que asumió la nueva administración Trump, se paraliza durante 60 días la autorización que se había aprobado el 23 de diciembre.
El ministerio de Agricultura argentino, que hasta hace pocos días insistía en que la llegada de Trump no tendría ninguna consecuencia y aseguraba que la autorización a la importación de limones seguía adelante sin problemas, trata de minimizar el problema. "La actual administración está haciendo una revisión de los últimos acuerdos firmados. No es algo extraordinario ya que Obama había hecho lo mismo cuando asumió", señalan en Agricultura. Sin embargo, la preocupación entre los productores se basa en que el proteccionismo de Trump, que ha insistido en que el eje de su política será "compre estadounidense, contrate estadounidenses", haga que esta revisión del acuerdo firmado por Obama lleve a bloquear definitivamente la importación.
"Queremos creer que no es una medida definitiva. A lo largo de estos 15 años los argumentos fitosanitarios y de todo tipo que hemos dado son muy claros. Confiamos en nuestro trabajo. Pero claro, hay una nueva administración, vamos a ver", asegura a EL PAÍS el presidente de la Federación Argentina de Citrus, José Carbonell. El 95% de la producción argentina se exporta, explica, sobre todo a la UE. La entrada en EE UU es importante no tanto por la cantidad, sino por lo simbólico, que abre puertas a otros grandes mercados como China. "Es una medida que nos ha caído mal, muchos en el sector estaban preparándose para iniciar la exportación a EEUU en marzo o abril. Ahora hay que esperar, confiamos en que el Gobierno argentino nos acompañe como ha hecho hasta ahora. Es una mala noticia pero aún no definitiva. Hemos escuchado el discurso de Trump pero los problemas de EE UU en la balanza comercial no son precisamente con Argentina, con quien tiene un saldo comercial positivo", explica Carbonell.
Argentina ha vivido 15 años sin exportar limones a EEUU y por tanto tiene otros mercados con los que poder sobrevivir en una industria puntera que se concentra especialmente en la provincia de Tucumán, pero se estimaba que podrían llegar a este país 20.000 millones de toneladas anuales. Los productores tendrán que esperar ahora a ver qué hace Trump dentro de dos meses. Solo en Tucumán, la industria limonera da trabajo a 50.000 personas y está en plena expansión, entre otras cosas por las expectativas de poder volver al mercado de EEUU.
Los productores de California, que compiten con los argentinos, habían logrado bloquear durante años a través de la justicia la entrada de los cítricos del país austral por no cumplir supuestamente con los requisitos fitosanitarios. El problema se resolvió entre los Gobiernos, al más alto nivel político, pero ahora el cambio de orientación en EE UU complica mucho las cosas.
Mientras EE UU pone problemas a los cítricos argentinos, una multinacional de ese país como Coca Cola compra cada vez más para sus productos. En 2015 la compañía adquirió 42.000 toneladas de cítricos del país austral, no solo limones. El 82% fue destinado al mercado internacional para producir bases de distintas bebidas en 21 países. Macri había recuperado la relación con EE UU que se rompió en la última etapa de los Kirchner y había logrado un apoyo fuerte del Gobierno de Obama –que viajó a Argentina- y de las empresas de este país, en especial Coca Cola, cuyo CEO, Muhtar Kent, fue la gran estrella de la conferencia de inversores en Buenos Aires en septiembre. Este parón, el primer gesto agresivo de la administración Trump, indica que las cosas parecen haber cambiado rápidamente.
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