El apoyo a nuevas elecciones levanta polémica en Brasil
El 62% de los ciudadanos apoya que se repitan elecciones, según Datafolha
La profunda crisis política que vive Brasil desde que se inició en abril el proceso de impeachment de la presidenta Dilma Rousseff podría solucionarse con unas nuevas elecciones. Eso opina un 62% de los brasileños, según una encuesta realizada hace una semana por el instituto Datafolha. El instituto había señalado hace tres meses que el 79% de la población está a favor de votar para elegir al nuevo presidente en el caso de que tanto Rousseff como Michel Temer, vicepresidente y cabeza del Gobierno interino, dimitieran. Una encuesta de Ibope registró poco después un apoyo de un 62% a la repetición de elecciones.
Esa solución parece improbable ahora, cuando el Gobierno de Temer empieza a dar señales de estabilización y a pocas semanas de la votación final del revocatorio en el Senado. El dato semejante de apoyo era, sin embargo, fundamental para los partidarios de Rousseff, que necesitará el voto de 28 de los 54 senadores de la Cámara Alta para volver a ser presidenta. Uno de los últimos recursos que había presentado la mandataria ante el Senado para mantener el poder era justamente que se convocara unas nuevas elecciones, algo que necesitaba una justificación del apoyo popular.
Sólo hay dos posibilidades para que se repitan los comicios. La primera es la improbable dimisión conjunta de Rousseff y Temer, como exige la Constitución brasileña. La segunda es que se llame a un plebiscito, para luego provocar un cambio constitucional que permita que los brasileños vuelvan a las urnas. Rousseff aboga por la segunda opción.
De ahí que la encuesta de Datafolha levantara tanta expectativa. Sin embargo, la cifra exacta nunca se llegó a conocer. Lo que tenía que haber sido la presentación de un dato conciso se convirtió en una polémica decisión editorial de Folha de São Paulo, el diario que es dueño de Datafolha. El dato del apoyo a las nuevas elecciones no apareció en los reportajes del diario ni en las informaciones del domingo ni del lunes. La primera versión del informe detallado del instituto tampoco se divulgó.
“El resultado no nos pareció especialmente noticioso, porque prácticamente repetía la tendencia de la encuesta anterior (cuando un 79% apoyaba que hubieran nuevas elecciones] y por la coyuntura política, en la que esa posibilidad ya no se toma en cuenta”, dijo Sérgio Dávila, editor ejecutivo de Folha, en un texto en el que el periódico publicaba, por primera vez, los resultados completos.
Un día antes, el periodista estadounidense ganador del Pulitzer Glenn Greenwald, director de la web Intercept en Brasil, había acusado a Folha de maquillar la presentación de la encuesta para favorecer al Gobierno interino. El diario divulgó los resultados aquel día de la siguiente forma: Un 50% de los entrevistados preferían que Temer siguiera como presidente y un 32%, que Rousseff volviera a su cargo. Apenas un 3% querría nuevas elecciones. No estaba claro que la pregunta no mencionaba explícitamente las nuevas elecciones y sí apenas dos opciones: Temer o Dilma.
Otra pregunta que no constaba en el informe de Datafolha original era sobre la legalidad del impeachment, un debate acalorado entre partidarios de ambos lados y especialistas en derecho brasileño: “En su opinión, ¿el proceso de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff está siguiendo las normas democráticas y la Constitución o no ?” Para un 49%, el proceso tenía base legal y un 37% opinaba lo contrario.
Bastión electoral
A excepción del dato sobre el apoyo a las nuevas elecciones, que aun así es más bajo que el de abril, los resultados no son alentadores para la presidenta suspendida. Uno de los alivios para Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), está en el noreste, donde los nueve Estados que la componen han mejorado sus índices sociales durante el periodo de Luiz Inácio Lula da Silva y se mantienen como un bastión del PT.
Al contrario que el resto del país, un 49% de los habitantes de esa región respondió a Datafolha que prefiere el regreso de Rousseff, mientras que un 37% quiere que Temer se quede. El presidente interino, que demuestra control sobre el inestable Congreso de Brasil, es aprobado positivamente apenas por 14% de la población en general, pero cuenta con una aprobación superior al promedio entre los más ricos (un 23%).
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