Cómo Ricardo Bofill acabó en un edificio de Le Corbusier que no le gustaba demasiado

Gregori Civera descubre su archivo de fotografías de los edificios del arquitecto catalán en una de las plantas de la Unité d’Habitation, influyente obra del suizo a la que Bofill contestó con algunos de sus proyectos

Los edificios de Ricardo Bofill se verán en una de las plantas de la Unité d´Habitacion de Marsella, obra de Le CorbusierGregori Civera

Hace un par de años, el fotógrafo Gregori Civera tuvo una idea un poco perversa mientras visitaba la Unité d’Habitation de Marsella (1952): exponer dentro de este famoso bloque de viviendas de Le Corbusier sus retratos de los edificios de Ricardo Bofill, un arquitec...

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Hace un par de años, el fotógrafo Gregori Civera tuvo una idea un poco perversa mientras visitaba la Unité d’Habitation de Marsella (1952): exponer dentro de este famoso bloque de viviendas de Le Corbusier sus retratos de los edificios de Ricardo Bofill, un arquitecto tan poco afín con el suizo y su obra que en una entrevista a El País Semanal llegó a decir de él que sus teorías urbanísticas eran de “mala persona”. “Para mí Le Corbusier era el diablo”, declaró Bofill en otra concedida a la revista Pin-Up al recordar sus comienzos. “Tenía un talento y una fuerza extraordinarios, pero sus ideas eran pretenciosas y monstruosas. Creo que en el fondo era malvado”.

El caballo de Troya con el que Civera finalmente ha logrado que la arquitectura de Bofill penetre los muros marselleses de Le Corbusier se lo ha brindado la galería de diseño y arquitectura Kolektiv Cité Radieuse, emplazada precisamente en una de las plantas de la Unité d’Habitation, también conocido como Cité Radieuse o Ciudad Radiante: un imponente edificio residencial construido a finales de los años cuarenta, en plena posguerra, con el que el arquitecto suizo ensayó un contundente volumen rectangular sobre pilotis de hormigón. Inaugurada el 8 de diciembre en este espacio, donde podrá verse hasta febrero del año que viene, la exposición muestra por primera vez al público una selección de veinte de las fotografías tomadas por Civera en varios de los edificios de Bofill, realizadas por encargo del propio Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill y archivadas hasta ahora en La Fábrica, la sede del taller en Sant Just Desvern (Barcelona), de donde nunca antes habían salido.

Les Espaces d'Abraxas, en Noisy-le-Grand (París, 1983), de Ricardo Bofill. Gregori Civera

Entre los proyectos expuestos destaca el de Walden 7, el colosal edificio residencial que Ricardo Bofill proyectó en los años setenta en ese mismo municipio de Barcelona. Gregori Civera explica por teléfono que se trata de un edificio con el que Ricardo Bofill precisamente pretendió enmendar el de Le Corbusier en Marsella. “Bofill partió del mismo planteamiento que Le Corbusier en la Unité: crear un edificio que funcionase como una pequeña ciudad, con tiendas y todo tipo de servicios que lo hiciesen autosuficiente. La diferencia es que, en vez de levantar un bloque monolítico como el de Le Corbusier, Bofill quiso demostrar que un edificio de esas características podía ser sensual”. Así, en vez de concebir su edificio como una de las rigurosas “máquinas para vivir” de Le Corbusier, Ricardo Bofill diseñó el Walden 7 de manera más “lúdica”, “jugando con el volumen y la forma del edificio y plasmando las ideas de libertad y nuevos modos de vida propios de la década de los setenta” en un bloque de viviendas en el que su intrincado sistema de pasarelas, escaleras y balcones busca “estimular las relaciones entre los vecinos”.

Los más de diez años que Gregori Civera ha pasado fotografiando la obra de Ricardo Bofill le han convertido en todo un entendido en su obra. Tal y como recuerda, todo comenzó en 1997 con las fotografías que tomó del Teatro Nacional de Catalunya, diseñado por Bofill a partir de la tradición arquitectónica de los teatros de la Antigua Grecia. Años después, en 2009, la revista Vanity Fair le encargó que retratara a la familia del arquitecto para un reportaje. Pablo Bofill, hijo de Ricardo, se acordó al conocerle de las fotos que había realizado en el Teatro Nacional de Catalunya y le encargó que retratara toda la arquitectura del estudio, un hercúleo y emocionante trabajo que desde entonces ha llevado a Civera a visitar los edificios del Taller de Arquitectura de Bofill en todo el mundo: desde Reus, a Chicago o Tokio. “Fotografiar un edificio es una manera muy particular de experimentarlo. Dar con la luz adecuada o un punto de vista concreto puede requerir pasar muchas horas dentro, lo que hace que la observación sea tan intensa que hay veces que el fotógrafo acaba conociendo mejor el espacio que el propio arquitecto”.

La Muralla Roja, de Ricardo Bofill, en Calpe (1973). Gregori Civera

Además de como retratista, Civera suele colaborar con el Ricardo Bofill Taller de Arquitectura en otro tipo de trabajos en los que la imagen es importante. Este año, ha colaborado en la realización de unos audiovisuales para un exposición sobre Ricardo Bofill que se inauguró con motivo de su fallecimiento en el Salone del Mobile de Milán. Otro trabajo lo llevó a cabo en La Muralla Roja, donde explica que a partir de sus fotografías y otras antiguas restauradas por él, ayudó a elaborar un “atlas cromático” sobre los colores originales de este edificio de Calpe para así poder recuperarlos. Ahora, los cálidos muros de esta arquitectura de Ricardo Bofill resplandecerán en la Ciudad Radiante.

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