El furor por la tarta de queso: porciones a partir de 0,99 euros provocan colas en Barcelona
JonCake abre la tercera tienda en la ciudad y anuncia nuevo local en Girona, mientras que la última novedad es la tarta de queso ‘low cost’ de 99 Cheesecake
El fenómeno de la tarta de queso (o cheesecake) sigue acelerando en Barcelona. No ha bajado el suflé, sino que la pasión por una porción de pastel de queso se ha hecho aún mayor. Como muestra, las colas que se hacen frente a la nueva y tercera tienda de JonCake en el barrio del Born, en la calle Sant Pere més Baix. Ya son tres los puntos de venta que Jon García tiene en la ciudad de su famosa tarta y hacia la primavera pondrá su primer pie en Girona. Además, lleva cuatro meses abierta en la ciudad una tienda con versión low cost de la tarta de queso, llamada 99 Cheesecake, donde el precio está en el nombre: 0,99 céntimos por una porción. En el último mes y medio, las colas frente a este puesto no han pasado inadvertidas y el furor va en aumento. Sus propietarios, Roger Bettosini y Laura García, ya han anunciado que abrirán una nueva tienda en Gran de Gràcia y buscan locales en Madrid. Hay cheesecake para rato.
La tarta ‘low cost’
En este planeta consumista todos los productos tienen su versión low cost y en el mundo del cheesecake lo acaban de inventar en Barcelona los fundadores de 99 Cheesecake, una tienda especializada en pasteles de queso que abrió hace cuatro meses y que desde hace semanas corre veloz por redes y conversaciones. Cada día se hacen largas colas frente al local, situado en la calle Aribau, 42, junto a Consell de Cent. El éxito es tal que sus fundadores ya han alquilado un nuevo local en Gran de Gràcia, que prevén abrir dentro de un mes, y están buscando locales en Madrid, donde quieren dar el próximo salto.
La idea se le ocurrió a Roger Bettosini durante una estancia en Nueva York, cuando descubrió 99 Cents Slice Pizza, una parada de pizza al corte que cuesta 99 céntimos. Después de licenciarse en Administración y Dirección de Empresas, pensó que sería una buena idea juntar ese precio de gancho, que roza el euro, con otro producto que le entusiasma, el cheesecake. Pero poco sabía de pastelería más allá de hacer pasteles caseros, explica. Así que se formó y buscó a un equipo, que trabaja en el obrador que hay detrás del mostrador de un local muy sencillo, que ha reformado con una inversión mínima. En total, ahora mismo son 11 personas trabajando.
“Hemos ido mejorando mucho la elaboración en estos cuatro meses”, explica Bettosini, muy orgulloso del producto que han logrado. Es artesanal, asegura, pero en lugar de huevos frescos utilizan huevos procesados y pasteurizados. “Por suerte, demostramos que no es ni una porción pequeña ni de mala calidad”, añade satisfecho. De momento, tienen distintas recetas, pero sólo el cheesecake clásico, con queso de vaca fresco, cuesta 0,99 euros. El precio del resto sube hasta los 2,99 euros, tanto el de cuatro quesos, que tiene un sabor más potente y lleva mascarpone, queso crema, gorgonzola y parmesano; como el de galleta Lotus; el de chocolate blanco o el de cookies and cream. Aparte, cada mes sacan un pastel con otro sabor y este febrero tienen el de chocolate Kinder. La tarta clásica grande, que también venden, pero por encargo, sale a 14 euros.
Bettosini asegura que no pierde dinero con su negocio, pero añade que tampoco se hace millonario. La respuesta a cómo es posible que le salgan los números también radica en las cremas y los toppings que acompañan a los pasteles. En este caso, se trata de productos industriales donde el margen de beneficio es mayor. Por 0,80 euros, se pueden añadir diferentes salsas, como las de chocolate, pistachos, Lotus o mermeladas de frambuesa, fresa y maracuyá. Además, por este precio la tarta también se complementa con Lacasitos, galletas Chips Ahoy o Dinosaurus. También ofrecen bebidas, desde cafés hasta zumos o Cacaolat.
En muy poco tiempo y gracias a un marketing de batalla centrado en las redes y el precio, el negocio funciona. De hecho, se están planteando ampliar el horario porque por ahora no abren por las mañanas y las colas cada tarde son constantes. Venden unas 1.500 porciones diarias. Bettosini no duda en explicar sus planes de crecimiento: “Queremos abrir en todas las ciudades de España que tengan más de 300.000 habitantes”. Tras la segunda tienda, donde en breve empezarán las obras en el barrio de Gràcia, quieren llevar 99 Cheesecake a Madrid. “Es arriesgado, pero es el modelo de negocio que queremos seguir, la idea es expandirnos, también a otros países”, apunta.
Son conscientes de los percances que puede tener este proyecto, pero están dispuestos a arriesgar. Bettosini explica que de lo que más le alertan es de las posibles consecuencias de una alta inflación que haga subir el precio del queso. El nombre condiciona el negocio y es a su vez su principal atractivo. Para montar su propio proyecto se ha fijado en otros más consolidados. “Para mí JonCake es una referencia, al igual que Alex Cordobés, en Madrid”, explica Bettosini, que se declara fan de estas tiendas que defienden el producto de otro modo, con mayor calidad y una refinada presentación.
Los pasteles gourmet de JonCake
A Jon García, de JonCake, ya le ha llegado la existencia de 99 Cheesecake y asegura que a él no le saldrían los números vendiendo una porción a 0,99 porque los gastos de coste de su producto, que se elabora con ingredientes de máxima calidad, son superiores. Pero entiende y defiende que hay mercado para todos. De hecho, él también tiene largas colas desde hace años en la tienda del Born. El elaborador de pastel de queso más famoso de Barcelona acaba de abrir su tercer local en la ciudad, también en el barrio del Born, donde nació JonCake, una pequeña tienda fundada después de la covid. Necesitaba un obrador más grande porque sus pasteles también se venden como churros y lo ha encontrado cerca del Mercado de Santa Caterina. Los clientes le han recibido con ganas. El pasado miércoles, el primer día, ya había cola frente a la puerta antes de que abriera.
En este nuevo espacio ha trasladado el obrador, que trabajará para ambas tiendas, esta nueva bajo el nombre de JonCake & Coffee, y también la original de la calle Assaonadors, 29. El nuevo puesto de trabajo es de 150 metros cuadrados, lo que les permitirá aumentar la producción e incorporar nuevos productos. Pero todo irá despacio, explica García. De hecho, en este local, que sólo es de venta, también tendrán café para llevar. Será del tostador de especialidad Tornado, el mismo que sirve en la tienda con degustación JonCake & Wines, situada en la calle Gelabert, 42, cerca de la plaza Francesc Macià.
En el nuevo espacio comparten vitrina las tartas más aclamadas como su cheesecake clásica (5,30 euros la porción), la de queso manchego, la de queso gorgonzola, la de pistachos, la de chocolate blanco, la de chocolate y café y la de caramelo salado. Además, también está el bollo de mantequilla típico de Bilbao y la idea es que se incorporen más productos secundarios, desde brownies hasta cookies y otras cosas que irán probando. Sus pasteles van a peso y el formato grande cuesta unos 40 euros. JonCake también tiene planes de expansión, pero no irá lejos. Está reformando un local en la Rambla de Girona, en el centro de la ciudad, que en este caso tendrá un pequeño espacio de degustación interior y una terraza. El furor por el pastel de queso no tiene freno.