El pintoresco ahumadero de arenques que se ha convertido en un tesoro nacional inglés

El ahumadero de Craster lleva cuatro generaciones en manos de la misma familia, elabora 200 toneladas de producto al año y ha sido reconocido por su contribución a la cocina tradicional británica con la protección de su edificio

Un 'kipperer' apila arenques para enviarlos al supermercado Waitrose.Leah Pattem

En la borrascosa costa noreste de Inglaterra, el ahumadero de arenques de Craster, construido en 1856, es uno de los últimos vestigios de la próspera industria del arenque de la región. Construido con bloques de arenisca, hoy ennegrecidos por casi dos siglos de hollín y alquitrán, este pequeño y robusto edificio lleva cuatro generaciones ahumando 200 toneladas de este producto al año.

L. Robson & Sons, la única empresa de curado de pescado que sobrevive en el pueblo, produce arenques de Craster a la manera tradicional: colgándolos en anzuelos y ahumándolos. “Los ahumaderos pertenecían a la familia Craster, de donde procede el nombre del pueblo”, explica Neil Robson, propietario actual de la empresa. “Mi bisabuelo James William Robson alquiló el ahumadero de la familia Craster y acabó comprándolo en 1906. Luego se hizo cargo su hijo Luke, mi abuelo, y después sus dos hijos, y ahora quedo yo”.

Sólo los arenques más gordos, con un alto contenido en aceite, se utilizan para hacer kippers, que antaño fueron una merienda popular para generaciones de familias de clase trabajadora de todo el país. Este pescado graso, que prospera en los mares fríos, es un arenque entero abierto como una mariposa de cabeza a cola, limpio, salado en salmuera y ahumado en frío sobre humeantes virutas de roble durante unas 16 horas. Para prepararlo, el arenque ahumado se suele hervir o asar a la parrilla y se sirve caliente con pan integral y mantequilla.

'Kippers' recién salidos del ahumadero.Leah Pattem

El ahumadero L. Robson & Sons es un monumento vivo a la histórica industria pesquera del noreste de Inglaterra; sin embargo, no ha sido fácil llegar a más de 150 años ininterrumpidos de actividad. Desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX, casi todas las ciudades y pueblos costeros de la región contaban con un ahumadero para conservar el arenque capturado en el mar del Norte. En el apogeo de la industria, Craster contaba con cuatro que aportaron gran riqueza a la zona gracias a las exportaciones locales e internacionales. Sin embargo, dos guerras mundiales, la invención de la refrigeración industrial y décadas de sobrepesca que llevaron al colapso de las poblaciones, dejaron la industria del arenque en declive. Los ahumaderos de toda la región cayeron en la bancarrota y el desuso. Todos salvo el de L. Robson & Sons.

“En los años 1970, el arenque sufrió una sobrepesca dramática y se prohibió su captura durante siete años”, explica Neil. “En ese momento, tuvimos que diversificarnos hacia el salmón y las gambas, pero eso ejerció presión sobre las gambas, que acabaron por agotarse porque fuimos demasiado avariciosos y no preservamos las poblaciones”, añade el propietario, que insiste en la necesidad de evolucionar. “No se pueden mantener las cosas como siempre han sido. Si mi bisabuelo volviera aquí ahora, no se creería los cambios que se han hecho”.

Neil Robson en el puerto de Craster.Leah Pattem

Cuando L. Robson & Sons se convirtió en el último ahumadero de arenques que sobrevivió en la región, todo el negocio fue suyo, y la empresa pudo seguir prosperando. “Teníamos muchas minas de carbón por aquí y recuerdo las vacaciones de los mineros. Todos los años, durante la última semana de junio y la primera de julio, las minas cerraban durante dos semanas y nos inundaban las comunidades de mineros y sus familias. Solían venir y llevarse cientos y cientos de pares de kippers, y volvían a los clubs sociales a venderlos”.

La empresa familiar de arenques ahumados también asumió ciertos cambios para sobrevivir, como abastecerse de arenques de la costa oeste de Escocia, Noruega e Islandia, y aumentó sus ventas, convirtiéndose en proveedor de arenques ahumados de los supermercados Waitrose de todo el Reino Unido. Además, las “chicas del arenque” (dedicadas a abrir, destripar y preparar el pescado mientras los hombres se centraban en la pesca) parten el arenque a máquina en lugar de hacerlo a mano y hay un monumento dedicado a ellas en el cercano pueblo portuario de North Shields, donde todavía se desembarca arenque. Otras adaptaciones influyeron en la presentación del pescado: “El fuerte olor de los arenques ahumados y las pequeñas espinas suelen echar para atrás a la gente, por eso ahora vendemos más filetes de arenque —sin cabeza ni cola— que nunca”.

Interior del ahumadero de arenques.Leah Pattem
Filetes de arenque.Leah Pattem
'Kippers' destinados al supermercado Waitrose.Leah Pattem
El Craster 'kipper' preparado para comer.Leah Pattem

A lo largo de todos sus altibajos desde 1856, un momento emocionante para el negocio de Neil fue el año pasado, al descubrir que al ahumadero se le había concedido el estatus de grado II, lo que significa que el edificio se convertía en una estructura histórica protegida y un célebre lugar patrimonial que no se puede modificar ni demoler. “Fue toda una sorpresa, pero nos da un poco de publicidad gratuita”, dice Neil con modestia, sobre todo en el contexto del turismo, sobre el que tiene sentimientos encontrados.

Craster es un pueblecito costero con ocho siglos de historia, caracterizado por un pequeño puerto, sinuosas hileras de casitas de piedra y las ruinas del espectacular Castillo de Dunstanburgh a lo lejos. El humo blanco del ahumadero, junto con su característico olor a pescado, ha sido durante mucho tiempo una particularidad de todo el pueblo, que ahora alberga un número récord de pisos turísticos.

El puerto de Craster, con las ruinas del castillo de Dunstonburgh a lo lejos.Leah Pattem

“En cierto modo, hemos perdido el corazón y el alma del pueblo. Los jóvenes no pueden permitirse comprar una casa y las escuelas han cerrado. Me mudé porque era como vivir en un escaparate”. Pero aunque el pueblo de Craster se haya convertido en algo que el bisabuelo de Neil no reconocería, toda la región se ha beneficiado sin duda de la fama de Craster, y el ahumadero de Neil da trabajo a decenas de lugareños, algunos de ellos pescadores que luchan en contra de la idea de jubilarse.

Mientras empaqueta una caja de arenques ahumados para Waitrose, un kipperer explica que se había retirado de la pesca hacía dos meses y, dos días después, consiguió un trabajo en el ahumadero de Neil. “La jubilación no era para mí, estoy demasiado acostumbrado a trabajar. No echo de menos los madrugones ni los turnos largos, pero quería seguir vinculado al mar, así que aquí estoy”.

El edificio de L Robson & Sons.Leah Pattem

L. Robson & Sons ha conseguido mantener viva la industria local del arenque de la región, que ahora se ha convertido oficialmente en un tesoro nacional. Puede que el hecho de haber sido declarado edificio protegido haya impulsado las ventas, pero no cambia el hecho de que Neil esté a punto de jubilarse. Con sus dos hijas centradas en sus propias carreras en Londres y Ámsterdam, el padre sabe que el ahumadero de arenques ya no quedará en manos de la familia. Sin embargo, se muestra optimista con el futuro: “Tengo buenos trabajadores y muchos de ellos llevan años con nosotros, así que puede que se lo traspase a ellos. No me cabe duda de que mantendrán la tradición. El ahumadero es el corazón de la región”.

L. Robson & Sons

  • Dirección: Haven Hill, Craster, Alnwick, Northumberland, NE66 3TR, Inglaterra
  • Teléfono: +44 1665 576 223
  • Horarios: lunes a viernes de 9:30 a 16:30, sábado 9:30 a 16:00, y domingo 11:00 a 16:00

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