El coste invisible de no soltar el móvil

Cada vez pasamos más horas frente a la pantalla. Aunque el móvil nos conecta y facilita la vida, también puede acarrear consecuencias que van más allá de lo que imaginamos. ¿Qué precio estamos pagando por estar siempre conectados?

Algunos expertos consultados por EL PAÍS alertan de los siguientes riesgos:

La tendinitis del pulgar por usar el teléfono de forma excesiva. Esto puede afectar a nuestros tendones, músculos, huesos, articulaciones y nervios, pudiendo causar diferentes patologías que nos causen dolor, rigidez o incluso inmovilidad de nuestros pulgares.
También puede provocar dolores en muñecas, codos u hombros. Y es muy habitual la aparición de contracturas y dolores cervicales y dorsales al mantener durante tanto tiempo la cabeza inclinada hacia delante.
Los ojos también pueden verse afectados por la exposición prolongada a pantallas pequeñas como la del móvil.
Y su uso puede tener efectos negativos en la función cognitiva, el aprendizaje, la memoria y la salud mental, especialmente en niños y adolescentes.

¿Y hay solución? La mayoría de los expertos aconsejan hacer descansos del móvil. En el caso de nuestra salud visual, es recomendable colocar el terminal a unos 40 centímetros de distancia, asegurarse de contar con una buena iluminación ambiental y hacer descansos.

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