Una excepción llamada Villamayor
Con una media de edad de menos de 40 y casi un 40% más de población que en el año 2000, esta localidad salmantina es una excepción en la España despoblada. Entre sus habitantes, muchos emprendedores y autónomos, como la diseñadora y ceramista Marta Páramo, cuyas piezas empiezan a conquistar incluso a conocidos directores de cine
A orillas del río Tormes (Salamanca) hay un pueblo que supone una excepción residencial: Villamayor. Primero porque, entre 2000 y 2022, su población ha crecido un 39% (hasta los 7.402, según el INE). Segundo, porque su media de edad es muy baja (38,9 años exactamente en 2023). Solo hay que pensar que la de Castilla y León se sitúa en 48,3 años y la de España, en 44,1. “Aquí viene muchísima gente joven buscando calidad de vida. Hay espacios naturales, hay cultura, hay opciones de deporte y ocio… Aunque no se genere mucho poder adquisitivo, vivir bien es también una suerte de riqueza”, cuenta Daniel Velasco, teniente de alcalde de Villamayor.
Pero ¿qué hace excepcional a este municipio? Es el sitio elegido como lugar dormitorio por muchos residentes que, por su cercanía a Salamanca, a tan solo seis kilómetros, y Madrid a no más de 200, han escogido este rincón charro para gozar de la tranquilidad y del sosiego de una villa pequeña sin renunciar a las oportunidades laborales de las grandes ciudades. También la calidad de sus servicios e infraestructuras, así como la eficacia y disposición de quienes las gestionan y que, en el caso de empresas como Correos, hacen de Villamayor un municipio lleno de ventajas para aquellos vecinos que se embarcan en la aventura de un pequeño negocio. “Aquí no tenemos mucha industria, pero está lleno de gente treintañera que viene a mandar pedidos que venden a través de las redes sociales y de Internet”, cuenta Mario Muñoz, director de la oficina de Correos de Villamayor y de Ledesma, una población cercana.
Una de esas personas que decidió mudarse a Villamayor hace más de 10 años es Marta Páramo (Salamanca, 52 años). Allí, en una parcela que comparte junto a su madre nonagenaria, trabaja desde casa como diseñadora gráfica desde mucho antes de que se extendiera el teletrabajo durante la pandemia de covid: “Mi oficio siempre me ha permitido trabajar online. Necesitaba la vida de pueblo, no perder tiempo en el transporte público, no tener ruidos ni jaleos. Y si me hace falta, tengo Salamanca y Madrid a un paso”, dice Páramo.
Pero el momento más duro de la pandemia le hizo descubrir una nueva vía de escape que acaba de convertirse en su otra vocación y casi en su segundo oficio que también ejerce desde su domicilio: la cerámica. “La artesanía todavía no me permite renunciar al diseño. De lo que sí he prescindido es de muchas horas de ocio y de sueño para poder atender todos los encargos, a los que les dedico cuatro horas diarias y más del doble los fines de semana”, comenta. En tan solo tres años, Páramo, que comenzó asistiendo a cursos y clases de torno, ha dado el salto a un incipiente y exitoso negocio vendiendo sus primeras manualidades. Este 2023, ha pasado de saldar cuatro piezas a recibir pedidos valorados en más de 2.000 euros. Todos los envía a través de Correos, cuyos servicios le permiten enviar sus delicadas piezas a casi cualquier rincón de España.
Con esa cercanía y el vínculo que existe entre vecinos, cuenta Páramo que cuando llegó llena de dudas y de preguntas al mandar su primer paquete, la atención que recibió por parte del director de la oficina postal, Mario Muñoz, y de sus compañeros le hicieron sentir como en casa: “Fueron todo facilidades desde el minuto uno. Llegué perdida. No sabía ni qué etiquetas tenía que imprimir ni qué tarifa escoger y, desde entonces, jamás he tenido una sola incidencia. No sé qué haría sin ellos”, reconoce Páramo. Para evitar roturas y desperfectos, antes de llevar sus envíos a la oficina envuelve las piezas con papel burbuja reciclado y las coloca en una caja de cartón con chips de relleno de maíz biodegradable. En el caso de las más frágiles, utiliza una base de esponja para que absorba los posibles golpes.
Entre las paredes de su propia casa, Páramo se ha construido su pequeño taller de obradora. Allí da rienda suelta a su imaginación y crea, hornea y vende sus obras a través de una sencilla newsletter que comparte con sus seguidores más fieles: “Comencé colgando mis piezas en Instagram y vi que tenían muy buena aceptación, pero por temas de algoritmo e interés me va más este otro canal. La gente suscrita [ahora tiene unos mil seguidores] lo hace porque realmente le interesa lo que haces. Y, sorprendentemente, la mayoría repite”, añade.
Un encargo de pins de palomitas de un director que quiere celebrar un taquillazo con una cena íntima en su casa. Me ha pedido anonimato, así que soy una tumba. Me ha parecido EL DETALLAZO que jamás se me habría ocurrido. VIVA EL CINE! pic.twitter.com/qKnsrshS6I
— ClapForMarta 💭 (@ClapForMarta) October 24, 2023
Sus trabajos transcurren entre el neriage -una técnica japonesa que mezcla distintas porcelanas para obtener un dibujo aleatorio que no permite réplica- y las piezas orgánicas, que sí se pueden copiar, como sus exitosas vajillas de sushi, o los platos en forma de hoja. Uno de sus últimos encargos, solicitados por un conocido director de cine español cuyo anonimato ha tenido que mantener, ha sido una de sus creaciones más especiales. “Creo que se me está yendo de las manos. Ojalá pudiera dedicarle más tiempo y vivir solo de ello. Lo hago porque necesito concentrarme, evadirme del bombardeo y del ritmo frenético de las tecnologías, algo que trabajando con las manos consigo plenamente. Estar entretenida una hora sin consultar una pantalla me parece una pasada”, opina.
De la artesanía a la investigación
El ambiente relajado y fructífero mezcla de arte, ciencia y vida saludable, es una de las mayores señas de identidad de Villamayor. Además de ser conocido por sus canteras de piedra arenisca, cuya roca es la materia prima que dio vida a los edificios más emblemáticos de Salamanca, como la plaza Mayor o su conocida universidad, Villamayor empieza poco a poco a desplegar su potencial. Desde hace años funciona como campus universitario para albergar un parque científico de la Universidad de Salamanca para promover el intercambio de conocimiento. También acoge desde mediados de 2023 uno de los centros de láser pulsado más potentes de Europa, situado a las afueras del municipio, y que también funciona como centro de investigación. “Estamos convencidos de que esto nos ha colocado en el mapa. Todavía nos falta mucho suelo que edificar y camino por recorrer, pero el crecimiento en los últimos 50 años ha sido exponencial”, añade el teniente de alcalde Velasco.
Para Páramo, la vida en Villamayor le permite repartir su tiempo entre el diseño y la cerámica. Comenta que esa es una simbiosis perfecta, aunque se trate de dos oficios prácticamente antagónicos. “El diseño son todo plazos de entrega justos, pantallas de ordenador, estrés y dolores de cabeza. La artesanía es terapéutica, me mantiene con la atención plena y me hipnotiza durante horas. Creo que cualquier trabajo manual te pone los pies en el suelo y te hace reflexionar sobre el ritmo en el que vivimos. El que tengo aquí en Villamayor es, sin duda, el que quiero para mí”, afirma.
El rostro detrás de la oficina salmantina
Marta Páramo está convencida de que uno de los responsables que hace que sus pedidos lleguen siempre intactos es Mario Muñoz, director de la oficina de Villamayor desde agosto de 2021. Gracias a él y a su compañera Maite, todos sus sobres llegan a sus destinatarios en perfectas condiciones. “Tuvimos una conexión única desde el principio, es como si fuera de la familia. Todos sus éxitos son una alegría y un orgullo para esta oficina”, explica Muñoz. Extremeño de nacimiento, Muñoz añoraba la vida sosegada de Villamayor, lugar que conoció tras vivir una temporada en Salamanca. Aquel deseo se cumplió. En julio de 2020 consiguió un puesto de atención al cliente hasta dar el salto como gerente de la oficina. “No quiero que suene a tópico pero estoy tan agradecido con mi trabajo... Sé que eso repercute de forma positiva en el funcionamiento de la sede en todos los aspectos”, comenta. Para él, la clave de su oficio reside en ofrecer un trato muy cercano, casi familiar, que da sus frutos: “Hay clientes que vienen todos los días solo para saludarnos y para desahogarse contándonos sus vicisitudes. Y eso hace que todo resulte más especial”, afirma.