Los pueblos del Ebro resurgen de sus cenizas industriales para convertirse en un polo logístico
La noticia de que el Gobierno central incluirá a la capital de la Comarca del Ebro en el plan de descentralización de la Administración Pública se suma a otras, como la transformación de un silo en una terminal logística o los nuevos servicios de atención rural que ofrece Correos. Todos, proyectos que alimentan la esperanza de los vecinos para que su tierra vuelva a ser un referente económico en el norte de España
Cuando hace tan solo un año el agricultor José Ignacio Martínez levantaba la vista de las besanas que marcan el inicio de sus cultivos de Pancorbo (Burgos, unos mil vecinos), contemplaba entristecido cómo poco a poco el silo en el que trabajó su padre durante años se estaba malogrando por el desuso y el desvalijamiento. La gran mole de hormigón, una catedral para los trabajadores del campo pancorbino de 60 metros de altura y de casi 4.000 metros cuadrados de extensión –el tercero más grande de España–, llevaba cerrado desde 2014. Lo hizo tras décadas siendo un soporte económico para la comarca por el alto coste que suponía su mantenimiento para el Estado, su propietario: “Se estaba malogrando, había ladrones que entraban para robar cables. ¡Me acordaba de cuando mi padre trabajaba allí y yo entraba para estar con él! Me daba pena”, relata Martínez.
Pero, hace unos meses, el silo resucitó. La empresa Octaviano Palomo, dedicada desde hace 60 años a la comercialización y distribución de cereales, lo ha comprado y ya ha invertido seis millones de euros (con la proyección de dos más en 2022) para reacondicionarlo, digitalizarlo y convertirlo en una plataforma logística agroalimentaria que dinamice la zona. Aún no está completamente operativo, pero algunos agricultores locales como Martínez ya han podido beneficiarse de él: “Ya he vendido grano de mi cosecha y he comprado simiente para la campaña siguiente. Todos estamos muy contentos: tendremos asesoramiento y abastecimiento de abono, semillas, herbicidas... Ahora lo ves reflotar y te sientes orgulloso”, reconoce. El regreso del silo es la materialización de la esperanza en la Comarca del Ebro, que en los últimos años ha visto como su músculo industrial liderado por la industria química de los setenta y ochenta (en su capital comarcal, Miranda de Ebro, se ubica una fábrica de la Empresa Nacional de Celulosa) ha perdido fuerza. Sentimiento que se ha alimentado con más buenas noticias que le permitirán al fin volver a ser uno de los referentes económicos del norte de España.
El sector público también está colaborando en ese reflotamiento: por un lado, Correos ha puesto en marcha un plan de desarrollo para acercar, a través de sus carteros rurales, servicios básicos para frenar la brecha digital y fomentar el emprendimiento, algo que permite que, tímidamente aún, algunos pueblos vean ya un pequeño repunte poblacional y mayor interés por los inversores por las posibilidades logísticas de la zona. Por otro, hace unos días el Gobierno anunció que Miranda de Ebro sería unas de las ciudades que se beneficiaría del plan de descentralización de la Administración Pública con la reubicación allí de uno de los centros de competencias digitales de Renfe. Como explica Leire Escalada, directora de la oficina de Correos en Miranda de Ebro: “Esta comarca es un cruce de caminos. Hace frontera con La Rioja y el País Vasco y pasa la autovía de Francia (la A-1). Es un punto bastante interesante para mucha gente que trabaja, por ejemplo, en Vitoria y que decide fijar su residencia porque es más barato y está a 30 minutos de la ciudad alavesa. Por eso se está potenciando mucho esta vertebración y la creación de nuevas empresas. Ahora mismo hay varios proyectos bastante potentes y con proyección”.
La esperanza para el campo burgalés
Para Pedro Palomo, CEO de la empresa que ha comprado el silo, la reconstrucción de esta infraestructura va más allá de una simple inversión: “Para nosotros es un icono del almacenamiento de grano. Ha sido un reto la rehabilitación porque no solo se trataba de adecuarlo con las últimas tecnologías en digitalización, sino de construir [en el recinto] naves de almacenamiento y un centro de selección de semillas para introducir nuevas variedades que se adapten a las necesidades de los consumidores, como cereales más ecológicos y sostenibles”, explica. Con entusiasmo describe la nueva maquinaria que se ha instalado. Entre ella, destaca los sensores que, distribuidos por todo el silo, registrarán múltiples datos de las mercancías que entren para almacenarse: su temperatura, su peso específico, la humedad, si tiene impurezas y el agricultor al que pertenece, lo que también permitirá tener un registro del fertilizante que este ha utilizado en su campo, entre otras cuestiones: “El mismo sistema tiene un proceso de eficiencia energética que solo pone en marcha los transportadores de carga que se necesitan en cada momento. Antes tenías que encender 30 motores y ahora, de forma digital, todo está automatizado”, explica. La segunda fase del proyecto (tener operativos todos los dispositivos digitales del silo) concluirá durante los primeros meses de 2022.
Una característica muy valiosa de Pancorbo y su silo es su ubicación. En uno de sus costados hay una terminal de carga para el ferrocarril, lo que permitirá impulsar el transporte de cereales como trigo, cebada y girasol, principalmente: “Va a ser una terminal logística muy buena que, además, está ubicada en una de las mejores zonas de producción de España de cereales, con unos rendimientos muy buenos”, añade Palomo. Opinión que también comparte Escalada desde la oficina de Correos, entidad muy presente en la zona desde hace décadas y que conoce la rentabilidad de la situación geoestratégica de la comarca. En un radio de tan solo 80 kilómetros, con Miranda de Ebro en el centro, se encuentran Bilbao, Burgos, Logroño y Vitoria, ciudad a 35 kilómetros en la que se encuentra el aeropuerto de Foronda. Y a unos 130 kilómetros están Pamplona y San Sebastián. Además, por sus campos se dibujan las autovías A-1 y AP-1 (que conduce a la frontera francesa, solo a 164 kilómetros) y la AP-68, además de las nacionales N-1 y N-124. Conexiones que, con el apoyo de una red logística, facilita el emprendimiento de nuevos negocios locales. Como cuenta Escalada: “Están creciendo los pequeños productores que acuden a Correos para vender su género en nuestra plataforma de comercio electrónico, Correos Market, o para que enviemos sus productos a los clientes que les han comprado por internet. Hay mucho talento”.
“Ya no es que te conozcan a ti, es que tú los conoces a ellos y a sus familias”
Al asesoramiento sobre digitalización y comercio electrónico para emprendedores se le suma otro plan contra la despoblación de Correos: las prestaciones de servicios básicos que están haciendo los carteros rurales en los pueblos semivacíos de la provincia. Uno de estos trabajadores es Rafael Rejado. Los vecinos de los 19 pueblos en los que reparte (algunos, sin la categoría de municipio, solo con cinco habitantes) le conocen desde hace años. “Ya no es que te conozcan a ti, es que tú los conoces a ellos y a sus familias. Y si llega un paquete y no está el destinatario, sabes dónde hay que dejarlo”, expone. Ahora, gracias a una PDA, este cartero cobra el pago de recibos bancarios, ofrece la compra de sellos, billetes de tren y embalajes; e incluso entrega dinero en metálico de las cuentas de ahorro de los clientes que se lo solicitan.
No solo los vecinos: también las empresas encuentran en el abandono de estos pueblos su mayor obstáculo. Así lo reconoce Miguel Ángel Petit, gerente de Adeco Bureba, grupo de desarrollo comarcal: “Es difícil porque a veces las motivaciones de las personas no son solamente las del empleo, aunque sean importantes. Intentamos mejorar la calidad de vida y apoyar todas las iniciativas emprendedoras que se plantean en la zona”, reconoce. Además de trabajar en la construcción del silo y en otros proyectos empresariales locales, Adeco Bureba ha puesto en marcha un plan de rehabilitación de casas antiguas en Uzquiano, uno de los pueblos del condado de Treviño (territorio dentro de Álava, pero que pertenece a la provincia de Burgos y a la Comarca del Ebro) para convertirlas en una residencia de mayores. “Es un concepto diferente, más amigable. Se han recuperado viviendas de piedra manteniendo la estructura exterior y se ha adaptado el interior para que pareciese más un hogar que un centro. A la par que se conserva la arquitectura tradicional de la zona, se da la posibilidad de que los más mayores sigan viviendo en su pueblo”.
Su presupuesto es limitado. Para los últimos siete años recibieron unos tres millones (el 80% de la Unión Europea y el 20% de la Administración nacional): “Al margen, tenemos un convenio anual con la Diputación de Burgos a través de Sodebur, que es un ente instrumental de la propia institución [dedicado al desarrollo económico de la provincia]. Recibimos unos 95.000 euros anuales. Al final del año podemos estar manejando un presupuesto que no llega a los 600.000 euros, pero que a veces parece que lo multiplicamos”, afirma orgulloso Petit.
A estos pequeños proyectos se suma uno de gran envergadura y que puede significar un punto de inflexión en la comarca: la apertura del Centro de Competencias Digitales de Renfe en Miranda de Ebro. Esta infraestructura servirá para potenciar las capacidades tecnológicas de la entidad ferroviaria, como sus sistemas informáticos de gestión, su plataforma web de venta y el funcionamiento de su aplicación móvil. Su apertura, sin fecha fija pero planificada para dentro de dos años, supondrá un impulso al desarrollo económico de la zona, de los recursos locales y del talento.