‘A vivir se aprende manchándose’

El Oso y Madroño de la artista Noelia Portilla, teñido de una amplia paleta de colores vivos, representa cómo los trabajadores esenciales han unido a la sociedad española durante la pandemia

noelia a vivir

“Todos formamos parte del mismo cuadro, somos como manchas de pintura que pertenecen al mismo lienzo”. Este fue uno de los pensamientos más recurrentes que Noelia Portilla, pintora e ilustradora, meditó durante los tres meses de confinamiento. La realidad vista únicamente a través de la ventana le hizo reflexionar acerca del tsunami emocional que todos atravesamos hace casi dos años. Y esa iba a ser su fuente de inspiración.

Cuando leyó las bases del concurso ¡Muchas Gracias, Madrid! el pasado septiembre, creyó que era una obligación aprovechar esa oportunidad y “dar las gracias a los profesionales que, con su voluntad y generosidad, ayudaron a que todo siguiera en pie”, alega Portilla. Su diseño ha sido uno de los 40 ganadores entre más de 500 participantes.

La obra, además de ser un canto a la vida, es un intento de mostrar que todos somos “piezas de un mismo puzle, sin diferenciación de ningún tipo”. Valora el aprendizaje de tantos meses aislada y el sentido positivo ante la adversidad. Por eso la elección de los colores tampoco es aleatoria, su paleta es alegre y revitalizante: “Sé que el covid es triste, todos tenemos una historia particular que nos hace llorar, pero quise optar por colores con fuerza y vitalidad, porque somos organismos vivos”, comenta esta joven artista de 30 años.

El título de su diseño, A vivir se aprende manchándose, es ahora su filosofía de vida: “Hace referencia a mi yo del pasado, a toda la angustia que me llevó a no querer salir de casa por miedo al contagio. Llegué a la conclusión de que sí, hay que tomar precauciones y cuidarse, pero también hay que mancharse, porque si no dejas de vivir”, se sincera esta madrileña.

En los últimos meses, y a pesar del generalizado cansancio pandémico, Portilla ha mantenido la misma actitud optimista y esperanzada que irradia su diseño. Comenta la ilusión que le hará ir con su abuelo Baltasar a la Glorieta de Cuatro Caminos, para que contemple orgulloso la obra esculpida de su nieta.

El símbolo del oso y el madroño de Madrid

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