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El jeroglífico de la nueva ordenanza de terrazas de Madrid

Almeida y Villacís pactan otra vez con el Grupo Mixto una de las aristas clave de la legislatura

Manuel Viejo
Terrazas instaladas en las plazas de aparcamiento de la calle de Ponzano el pasado mes de junio.
Terrazas instaladas en las plazas de aparcamiento de la calle de Ponzano el pasado mes de junio.Víctor Sainz

Servir un vermú al aire libre en Madrid necesitará un jeroglífico a finales de enero. La nueva normativa de terrazas que prevé aprobarse el 25 de este mes en el Ayuntamiento de la capital contiene numerosas aristas indeterminadas. PP y Ciudadanos, la coalición entre José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís, que aunque no es público el matrimonio político tiene ya tiene los días contados entre ambos, pactó este lunes un nuevo acuerdo con el Grupo Mixto. Los tres ediles de Recupera Madrid ―hasta el pasado mes de diciembre eran cuatro, pero uno se marchó por discrepancias con el resto tras dar el sí a aprobar los Presupuestos― vuelven a mostrarse como el nuevo socio prioritario para los jefes de la capital de España en detrimento de Vox, su socio de investidura.

La nueva ordenanza de terrazas echa a un lado la de 2013, aprobada por la entonces alcaldesa Ana Botella, que flexibilizaba los requisitos para su instalación entre el aplauso unánime de los hosteleros y una lluvia de críticas de las asociaciones vecinales. La situación es muy parecida nueve años después. La nueva ordenanza se aprobará tras una prórroga a la hostelería que termina el 31 de enero. La pandemia cambió de nuevo el paisaje madrileño de las calles a finales de la primavera de 2020.

El Ayuntamiento, encabezado por el área de Coordinación Territorial que dirige Silvia Saavedra (Ciudadanos), autorizó una serie de medidas extraordinarias para que los locales pudiesen ampliar sus terrazas o instalarlas en las plazas de aparcamiento, sin pagar impuestos por ello. Como en decenas de ciudades en todo el mundo, las denominadas terrazas covid se convirtieron en un salvavidas para los clientes, que podían volver a salir a la calle e ir a un bar reduciendo al mínimo las probabilidades de contagio, y para los locales, que volvieron a abrir. Para algunos vecinos, sin embargo, llegaron los quebraderos de cabeza con los nuevos ruidos hasta altas horas. La situación llegó a ser conflictiva en varios puntos de la capital, como los alrededores de la Avenida de Ménendez Pelayo, frente al Retiro, o en la calle de Ponzano, en Chamberí. Ponzano es el ejemplo perfecto de la proliferación de la nueva era pandémica. Aquí, por ejemplo, de cuatro terrazas se ha pasado a 47. Según un reportaje publicado por EL PAÍS a primeros de enero, Madrid cuenta con más de 15.000 sillas y 40.000 mesas en las calles que hace dos años.

Todo esto cambiará en los próximos meses. Villacís anunció a bombo y platillo en octubre que las terrazas ubicadas en plazas de aparcamiento tras la pandemia desaparecerían sí o sí en 2024 en todo Madrid, salvo en las Zonas Ambientalmente Protegidas (ZAP), una figura creada en 1985 para favorecer el descanso y el ocio. En el acuerdo alcanzado este lunes con el Grupo Mixto, PP y Ciudadanos se comprometen, sin embargo, a mantener estas terrazas siempre y cuando ocupen menos del 40% de la calle. ¿Y qué locales serán los afectados entonces? El Ayuntamiento emplaza a los distritos de cada barrio la decisión de esta medida. La normativa se adentra en un color gris, de nuevo. El acuerdo también pone fin a las estufas de gas en las terrazas a partir de 2024.

Otra de las novedades, además, será la creación de un mapa con las denominadas zonas saturadas, donde las terrazas se multiplican por doquier. El mapa, ya visible en el portal de Transparencia del Ayuntamiento como un borrador, contabiliza hasta 256 zonas saturadas, destacando Puente de Vallecas, Centro y Chamartín. El mapa será oficial dos meses después de su aprobación y permitirá reducir las terrazas en estos términos.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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