Las elecciones gallegas se resolvieron sin sorpresa: el PP sumó cerca de la mitad de los votos y revalidó su mayoría absoluta con 40 escaños. A continuación, repasamos algunos datos clave.

No hubo vuelco de izquierda… ni derechas

Se han hecho lecturas hiperbólicas del resultado, pero lo cierto es que el equilibrio izquierda-derecha se movió poco. En esencia, el PP y la derecha revalidaron su dominio en Galicia. Los populares casi repitieron su resultado de las autonómicas de 2020 (del 47,9% al 47,4%); también retrocedió su suma con Vox y Ciudadanos, pero apenas 1,2 puntos.

¿La lección en clave nacional? Tampoco hay un gran giro. El PP mejoró su resultado del 23-J, pero eso ha sido una constante en las autonómicas, y en parte vino por empequeñecer a Vox.

El PP sigue su dominio de décadas

El partido popular lleva 40 años sin bajar del 40% de los votos en Galicia, en un liderazgo que se volvió exótico tras el fin del bipartidismo. Ningún otro partido ha cosechado tanto apoyo de manera continuada en ninguna autonomía.

El BNG se dispara, el PSOE se desploma

El mayor cambio en Galicia ha sido el reequilibrio en la izquierda. Podemos casi desapareció y Sumar no pasó del 2% —entre los dos, pierden la mitad de los apoyos de Unidas Podemos en 2020—. El PSOE perdió cinco puntos para obtener su peor resultado en democracia. A cambio, el BNG subió ocho puntos, superó el 30% y logró su mejor resultado.

El PP arrasó en municipios pequeños

Otro patrón que se repitió es la distinta distribución de fuerzas en pueblos y ciudades. El PP logró el 42% del voto en las ciudades de más de 23.000 habitantes —donde viven la mitad de los gallegos—, pero se elevó por encima del 52% en los municipios más pequeños.

Democracia Ourensana: el escaño más barato de la historia

La formación de Gonzalo Jácome fue una de las novedades al lograr un escaño. Además, ha sido el más barato en porcentaje de voto total en Galicia, en estas elecciones y en la historia del parlamento gallego. Nunca antes un partido con el 1% de votos a nivel regional había conseguido un escaño. Sus 15.312 votos este domingo –todos en Ourense– le valieron para lograr ese escaño, mientras que el PP tuvo 17.500 votos por asiento, el BNG 18.600, y el PSOE 23.000.

Estas diferencias se deben al sistema electoral gallego. A DO le beneficia el sesgo en la distribución de escaños por provincia, que premia a las menos pobladas, Lugo y Ourense. Allí reparten un asiento por cada 17.000 habitantes, aproximadamente, mientras que en Coruña y Pontevedra son unos 50.000. Ese mismo sesgo benefició al PP, más fuerte en Lugo y Ourense, que además tiene la ventaja que da ser la primera fuerza.

Otra característica del sistema electoral que ha sido determinante en estas elecciones, como tantas veces, es la circunscripción provincial. Los 15.312 votos de Democracia Ourensana, estando todos en Ourense, le valieron para tener el 8,9% del voto allí y llevarse uno de los escaños. En cambio, Vox (con 32.000 votos en toda Galicia) y Sumar (con 28.000) se quedaron fuera, porque sus apoyos se reparten en cuatro provincias, no pasaron del 2,5% en ningún caso ni valieron para sumar ningún asiento. Solo superar el umbral mínimo en Galicia les exigía pasar del 5%.

Las encuestas bien; el CIS mal

Nuestro promedio de sondeos decía que el PP rondaría el 46% de los votos y efectivamente logró un 47%. En cambio, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) le daba alrededor del 42%, cinco puntos menos de los que obtuvo. El error medio por partido fue de 1,4 puntos para nuestro promedio y de 2,8 para el CIS.

Además, el CIS volvió a exhibir su conocido sesgo: sobrestimó a la izquierda por siete puntos. Decía que la suma de BNG, PSOE, Sumar y Podemos rondaría el 55% del voto —bien por delante de la derecha—, pero en realidad se quedaron en el 48%, por debajo de la derecha. Con estas elecciones, desde la llegada de José Félix Tezanos en 2018, van 37 de 38 elecciones analizadas en las que el CIS sobrestimó a la izquierda con respecto al que luego fue su resultado en las urnas.