Hacer amigos ya no se lleva (tenerlos sí)
Varios estudios publicados recientemente coinciden en que la sociedad es cada vez más individualista, que en España el 20% de los adultos se sienten solos, los jóvenes todavía más, y que todo esto tiene fácil remedio
Dos ideas de dos libros. La primera: “Tengo como dos o tres personas en mi vida que no los siento como si fueran amigos, son una extensión de mí, ¿sabes? Es otro rollo. Son parte de mi familia”. Lo dice Pedro —nombre falso—, un joven cordobés de 18 años, en el estudio Jóvenes y amistad del centro FAD Juventud Reina Sofía. Y otra: “La amistad es lo más necesario para la vida”, defiende Aristóteles en la Ética a Nicómaco. El filósofo hablaba de que tener amigos es indispensable para ser feliz. ¿Vale de algo superar metas si no tienes a quién contárselo?
Entre Aristóteles y Pedro han pasado más de 2.300 años y algunas cosas han cambiado. No nos relacionamos igual que en el año 24, ni que en 1024, ni siquiera igual que en 2004. Vivimos en sociedades cada vez más atomizadas e individualistas. Las largas jornadas laborales, el traslado del ocio del mundo físico al digital y otros cambios en el estilo de vida han agudizado el sentimiento de soledad. De ahí que el 20% de los adultos se sientan solos en España. Y que su pico más alto se vea en los jóvenes: uno de cada tres entre 18 y 24 años se siente aislado, según un estudio de las fundaciones ONCE y AXA. “Se piensa que se sienten más acompañados, pero no tiene que ser así. Por la digitalización pueden tener más contactos, pero no más vínculos”, opina Miriam González, psicóloga sociosanitaria en la Comunidad de Madrid. Y la soledad no tiene por qué ser mala. Así lo ve Sol García, de Implica Psicología, especializada en temas de juventud: “En esa edad hay muchos cambios. Eso puede llevar consigo sentimientos de soledad nuevos, pero no tiene por qué ser negativo. La soledad bien transitada puede ser enriquecedora”. Y justifica: “La forma de vida de ahora hace que la gente se sienta más sola. Si mi vida se basa en trabajar de nueve a nueve, ¿dónde está mi comunidad?”.
Existe el prejuicio de que las relaciones actuales son más superficiales y menos íntimas, “pero no es para nada así”, indica Anna Sanmartín, coordinadora del estudio de la FAD Juventud Reina Sofía, un trabajo de campo sobre cómo la juventud valora la amistad ahora. Conclusión: un poco como antes. La lealtad, la sinceridad, la empatía, el respeto y el sentirse escuchados siguen siendo valores clave. “Que pongan interés en mí, ¿sabes? Que sienta que les importo, que me quieren”, apunta para ese estudio María, una joven de 16 años. De nuevo, Aristóteles: “La amistad consiste más en amar que en ser amado”.
Pero los jóvenes han convivido en el entorno digital desde que nacieron. Tiene sus partes positivas, como contactar con amistades lejanas o ayudar a romper el hielo a los más tímidos. “Pero también un aspecto negativo: nos dicen que a veces se sienten sobresaturados de tener que responder siempre a sus amigos en la vida online”, explica Sanmartín. “A veces surgen nuevos problemas con las redes, como cuando alguien no sube un story por tu cumpleaños o ves que están en un plan que no te han invitado. Hay que saber tratar esos momentos y comunicar de forma asertiva”, explica Sol García. Eso sí, siguen prefiriendo la presencialidad. “Con mis amigas solo hablamos para pasarnos noticias, chorradas, stickers y ya está. Luego, para cosas importantes, no. Prefiero hablar delante de un café”, explica Elvira, de 22 años.
Otro cambio: según un estudio del PIR Center, las ideas políticas son más importantes, para tener una amistad es necesario compartir cuestiones que definen una visión del mundo y de la vida, como los principios, los valores o la ideología.
Las nuevas relaciones se consideran más emocionales que las anteriores. “Hablan de la importancia de la educación sentimental ante la pérdida de la amistad. Buscan herramientas y también, aunque quede por avanzar, cada vez hablan más entre ellos de sus sentimientos”, expone Sanmartín. “Son más capaces de hablar de sus emociones y expresarlas que sus padres. Sus progenitores ya fueron los primeros en tener esa consciencia hacia la expresión emocional. A los menores se les ha permitido más y se los ve más evolucionados”, detalla Miriam González.
La perspectiva de género es un punto crucial. “Empiezan a cuestionarse qué es ser chico y qué es ser chica. Vemos grupos pequeños más mixtos y variados que hace 20 años”, destaca Sanmartín. Pese a las ideas de que muchos hombres jóvenes son antifeministas, los resultados del estudio no están tan de acuerdo: “Vemos una mayoría de gente joven feminista y que aboga por la igualdad”. Quienes se han radicalizado, dice la coordinadora, “son una minoría hacia el negacionismo, pero que hacen mucho ruido y que cada vez son más”.
Según un estudio de Bumble e Ipsos Digital, más de un tercio de los españoles (35%) cree que no tiene los suficientes amigos. Las psicólogas consultadas inciden en que a medida que nos hacemos mayores las amistades se reducen y es cada vez más difícil conseguir nuevas. No obstante, también vivimos en un momento en el que la gente corta cada vez más rápido con sus amigos si estos no le satisfacen. “Si una persona tiene que desaparecer, pues desaparece, y si tiene que volver, que vuelva”, sentencia una joven al respecto en el estudio de la FAD.
Todos buscamos conocernos un poco mejor. Los amigos cumplen esa función. No se trata de gente aleatoria que nos cruzamos, sino de personas que cumplen un papel necesario en el transcurso de nuestra existencia. Son nuestras amistades quienes nos dan ese grado de intimidad necesario para encontrar algo profundo y duradero sobre nosotros mismos. El apego que se critica para tener una independencia idílica es algo “irreal” para Miriam González: “El apego es necesario, desde el punto de vista biológico, si un bebé no se apega a su madre se muere. Uno solo no puede sanar y evolucionar en todo, necesitamos de la comunidad”. Y subraya que somos “cointerdependientes” los unos de los otros. Como decía Aristóteles: “Hay amistad cuando la simpatía es recíproca”.