Fotoensayo | Nidos inesperados: el equilibrio de las cigüeñas sobre restos de naufragios
El fotógrafo Txema Salvans ha cruzado dos conceptos —el cambio climático y la capacidad de algunas especies para adaptarse a las condiciones ambientales— y propone un viaje por un paisaje distinto, a ratos inesperado, pero de una belleza perturbadora
Desde el extremo del mástil de nuestra última batalla perdida —la de conservar la Tierra que se nos legó—, una cigüeña nos contemplará impasible. A partir de una relación extremadamente egoísta con nuestro entorno, nos hemos convertido en el principal elemento disruptor de la vida en el planeta. Nos cuesta interiorizar ...
Desde el extremo del mástil de nuestra última batalla perdida —la de conservar la Tierra que se nos legó—, una cigüeña nos contemplará impasible. A partir de una relación extremadamente egoísta con nuestro entorno, nos hemos convertido en el principal elemento disruptor de la vida en el planeta. Nos cuesta interiorizar el cambio climático; como la muerte, es algo que siempre les ocurre a los otros. Si unimos este concepto con el de sinantropía —la capacidad de algunas especies de la flora y fauna para adaptarse a las nuevas condiciones ambientales—, el paisaje resultante es el que se muestra en estas páginas. El de las cigüeñas intentando sobrevivir en la penuria de la degradación de sus hábitats. Las hemos obligado a colonizar estructuras nada naturales, y se han tenido que asentar en muchas ocasiones en las inmediaciones de los vertederos, vecinas del plástico y la podredumbre. Nada, por otra parte, que no esté experimentando nuestra propia especie. Sus nidos evocan campos de refugiados, hileras de personas desplazadas o sin techo, buscadores de basura. Al final, estas fotos hablan de nosotros, de nuestra herencia y de nuestro legado.