Una pequeña procesión ha recorrido el Sector 6 de la Cañada Real de Madrid, el mayor asentamiento irregular de Europa, en un peculiar Vía Crucis este Viernes Santo
El Vía Crucis de la Cañada Real de Madrid, el mayor asentamiento irregular de Europa, ha comenzado su recorrido en la incineradora de Valdemingómez, en lugar de en un templo religioso, y ha terminado en la Parroquia de Santo Domingo de la Calzada, en el corazón del Sector 6 de la Cañada Real, donde viven 820 familias. Este particular Vía Crucis solo consta de tres estaciones en las que han entonado canciones religiosas y leído textos de la Biblia.Aitor SolDurante los casi tres kilómetros de camino son frecuentes los murales que aluden al corte de suministro eléctrico que ha sufrido la Cañada Real desde hace dos años. Más adelante, entre los postes de la luz cuelgan los restos de una instalación reivindicativa en la que se lee “Seguimos a oscuras".Aitor SolA la religiosa compaña asisten algunos curiosos del barrio que profesan otros credos y toxicómanos que apenas vuelven la cabeza.Aitor SolUn hombre camina junto a un chamizo construido con maderas donde se lee la palabra hachís. Esta zona de la Cañada está llena de quioscos artesanales donde se vende todo tipo de productos. Desde droga hasta pan o agua.Aitor SolAgustín Rodríguez tiene su parroquia, Santo Domingo de la Calzada, en el corazón del Sector 6 de la Cañada Real. Junto a su templo se encuentra un puesto móvil de atención sanitaria que se ha convertido en permanente. En el descampado de alrededor viven algunos toxicómanos en tiendas de campaña y habitáculos montados con tablones y chatarra.Aitor SolUn cartel de la Comunidad de Madrid informa del realojamiento de las familias que viven en un tramo concreto. La precaria situación sociocultural de la zona obliga a que en el comunicado se defina el término “realojar”.Aitor SolUn maniquí 'vigila' desde la terraza de un chalet a medio derruir. Algunas de las construcciones tienen signos de vida reciente, aunque ya están desalojadas y a la espera de demolición.Aitor SolLa pequeña procesión se detiene a orar en varios puntos del recorrido. Todos los participantes colaboran leyendo su correspondiente versículo o encargándose de llevar la cruz por turnos.Aitor SolUn mural realizado por los niños de la barriada sobre la tapia de un edificio ya demolido.Aitor SolAgustín Rodríguez lleva trabajando en la Cañada más de dos décadas y es quien dirige la celebración de este Viernes Santo. No encabeza la marcha, sino que se mantiene en la retaguardia y recoge los saludos de los vecinos al paso de la procesión.Aitor SolUn toxicómano busca objetos por el suelo para luego vender como chatarra. Todo el entorno está lleno de los materiales sobrantes de esta actividad. Plástico, cartón, goma de cable y basura orgánica rodean los cubos de basura aparcados cada cierta distancia.Aitor SolUn perro parece observar el paso de la procesión desde la terraza de una casa.Aitor SolEl desfile se detiene a la altura de Los Berrocales, uno de los puntos más conflictivos debido al tráfico de drogas en el Sector 6 de la Cañada Real.Aitor SolUna toxicómana duerme apoyada contra la parroquia de Santo Domingo de la Calzada. El párroco se dirige a ella antes de entrar y le pregunta: “¿Cómo estás? Dentro de lo que cabe, claro…”Aitor SolRodríguez entra el último a la parroquia. Espera a que toda la congregación esté sentada y se tumba delante de la cruz. Tras varios minutos en esta postura se incorpora, besa la cruz y comienza la misa que pone fin al Vía Crucis de la Cañada Real.Aitor Sol