10 fotosLas misas multitudinarias de Pozuelo de AlarcónMás de 200 personas le siguen por altavoces.David Expósito Pozuelo de Alarcón - 20 oct 2019 - 11:22CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceCada misa de domingo Don Jesús Higueras se abre paso entre una multitud para llegar al altar, como los curas de hace un siglo. Este madrileño menudo de 55 años está desde hace 24 al frente de la parroquia de Santa María de Caná, en el adinerado municipio de Pozuelo de Alarcón (86.172 habitantes), que colinda con la capital por el oeste.En opinión del párroco no hay una formula de éxito que otras iglesias puedan copiar de Caná más allá de que abran sus puertas más tiempo para recuperar a los fieles, algo que ha pedido el Papa Francisco. Caná abre de 7:00 a 21.30 horas, y a muchas horas bulle de gente que entra y sale para participar en las actividades o para hablar con Don Jesús que en la foto aparece en su pequeño apartamento de 40 metros cuadrados.Fuera del templo, suelen quedar en un atrio unas 200 personas que siguen la ceremonia por el sistema de megafonía con la concentración de quien escucha un audiolibro, sin distraerse por los correteos de algún niño que juega con un patín. Muchas son familias numerosas con tres, cuatro o más pequeños.Mientras Higueras conduce la misa, cuatro sacerdotes atienden a los pecadores en confesionarios con pequeñas luces de semáforo en la puerta y cuando llega el momento de la comunión, 14 asistentes le ayudan para que no se forme una cola eterna.Desde que fue inaugurada en 1999, muchos conocen a Santa María de Caná como “la catedral de Pozuelo”. Tiene una torre de 37 metros, que sobresale por encima de los chalés y pisos bajos del municipio.Cada día, Higueras se levanta a las 6:00 horas para grabar un mensaje de tres minutos que aparece en el canal 13TV y que es subido a Internet. Miles de personas lo comparten en grupos de WhatsApp. Pero Higueras no ha necesitado recurrir a excentricidades de telepredicador para llenar su iglesia. En sus homilías no hay soflamas ni sobresaltos.Caná es una parroquia con un ir y venir continuo de personas que participan en múltiples actividades. La planta baja es una especie de escuela donde cientos de personas participan en talleres, desde informática para personas con discapacidad hasta una ITV para matrimonios.“Yo creo que el día de mañana le harán obispo, lo que pasa es que el arzobispo sabe que aquí hace un trabajo impresionante”, dice sobre Higueras, Reyes Hernández, de 57 años, la directora de la Fundación Caná, creada por Higueras para ayudar a jóvenes con discapacidad.Uno de los eventos estrella en Caná son las “velas” de los jueves, una hora de meditación de 21.30 a 22.30 horas que son especialmente populares entre los jóvenes. En la penumbra, Higueras dirige la ceremonia, improvisando reflexiones sobre el día a día de un cristiano. Al fondo del templo decenas de jóvenes con sus mochilas, escuchan atentos, sentados o arrodillados sobre el suelo.Algunos creen que hay cosas de esta parroquia de Pozuelo que pueden ser imitadas por parroquias menos populares. "El problema de fe se debe a que las iglesias están cerradas", dice el sacerdote Miguel Forcada, de 27 años, también adscrito a Santa María de Caná. "Si quieres ser un punto de referencia tienes que estar abierto más horas, como el Supercor".