La obsesión por unos pies de menos de 8 centímetros
Un fotógrafo británico retrata a las últimas chinas de pies vendados, una brutal tradición de la que ya quedan pocos testimonios
La tradición china sostiene que tener "pies de loto" era sinónimo de buen porvenir y bienestar. Por ello, la madre de la señora Zhao empezó a vendarle los pies con seis años en su obsesión de que no crecieran más de ocho centímetros para procurarle un buen matrimonio. Zhao ahora tiene 92 y hace 20 que dejó de vendárselos, cuando murió su marido. Un fotógrafo inglés, Cameron Hack, retrata ahora a las últimas víctimas de esta tradición que aunque fue abolida en la segunda mitad del siglo XX, aún atormentó a muchas mujeres chinas, víctimas del afán de sus madres.