A pesar de las operaciones continuas del Ejército mexicano para erradicar las plantaciones ilegales, el cultivo de la amapola y la producción de goma de opio están creciendo en las montañas del Estado de Guerrero. La escasa presencia de la fuerza pública, obliga a las policías comunitarias a proteger a las comunidades campesinas y, según las circunstancias, confrontar o negociar con los grupos del crimen organizado