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Tentaciones

Así es la librería de Portugal a la que "solo va gente guapa"

Poetria lucha contra la gentrificación de Oporto con mucho más que libros de poesía y teatro. Hablamos con su propietaria, Dina Ferreira

El lector de bien, por mucho que en ciertas temporadas infernales decida ponerse la capa y los cuernos del turista, no podrá abandonar la vieja compulsión: cuando viaje a una ciudad extranjera, visitará con fervor sus librerías. Poco importa si desconoce el sistema editorial del país en que se encuentra, poco importa si de la literatura local solo ha leído a los únicos cuatro autores que se han traducido (con suerte) en su país a causa de las incognoscibles leyes de la literatura mundial, no importa siquiera si habla la lengua en que están escritos los libros.

"Podemos conocer historias como la de un hombre de 60 años con un largo historial de «indigencia y drogadicción», intenso lector de poesía"

Hace unos días, precisamente, Anna María Iglesia hablaba en un artículo de un curioso fenómeno relacionado con esto: la transubstanciación de la hermosísima Librería Lello, en Oporto, en una no-librería. Y es que a causa de la peregrinación turística, la librería ha perdido la característica que la definía (vender libros) en favor de ofrecer claustrofóbicos paseíllos de media hora por galerías atestadas de no-clientes (aunque habrá quien maliciosamente afirme que se venden más libros ahora que antes).

En eso consiste la paradoja del turista: destruye lo que admira, como narraba Machado en su poema (el turista, claro, es un pescador de experiencias auténticas): «Dime tú: ¿Cuál es mejor? / ¿Conciencia de visionario / que mira en el hondo acuario / peces vivos, / fugitivos, / que no se pueden pescar, / o esa maldita faena / de ir arrojando a la arena, / muertos, los peces del mar?».

De cualquier forma, a pesar del veloz proceso de barcelonización que está sufriendo la ciudad, aún quedan muchas librerías que pueden interesar verdaderamente al lector-yonqui que viaje a Oporto.

Entre ellas tal vez destaque Poetria, la única de todo Portugal especializada en poesía y teatro. Situada desde hace casi 15 años en un extraño centro comercial en lo que ha acabado por ser el barrio hipster de Oporto, flanqueada por una tienda de moda japonesa y ocupando una pequeña esquina de la calle, resiste una de las librerías con más personalidad de la ciudad. Su éxito depende de una pequeña base de fieles y del boca a boca (a mí, sin ir más lejos, me informó de su existencia una buena amiga, y sospecho que es el caso de la mayoría de sus parroquianos).

Y es que Poetria no vende selfies en nostálgicas y retorcidas escaleras de madera, ni merchandising intercambiable, sino que ofrece una cuidadísima selección de libros de poesía y teatro guiada por la carismática Dina Ferreira. Ferreira —que hace cuatro años dijo en una entrevista con la Agencia Lusa que el suyo es un proyecto que pretende «remar contra el mar de la globalización» y «centralizar el género literario de la poesía en un solo espacio— es precisamente la que da vida al Facebook de la librería, donde cuenta el día a día de Poetria.

Allí podemos encontrar diversas secciones, como E só gente bonita que vem à Poetria ( “A Poetria solo viene gente guapa”), que consta de fotografías de las personas que se pasan por allí a comprar un libro en poses vagamente seductoras; u Os dias de una livreira (“Los días de una librera”), donde podemos encontrar párrafos en los que relata qué bares nuevos abren en la zona, qué vecinos son expulsados para alojar a turistas en su lugar y, sobre todo, qué libros se venden en Poetria y a quién.

Porque lo que queda claro es que Dina Ferreira ama lo que hace: no solo comparte poemas, recomienda libros, lee todas las novedades o crea eslóganes como Esqueçam Trump, liam poesia («Olvidemos a Trump, leamos poesía»), sino que nos da pequeños fragmentos de su vida diaria y la de sus clientes.

Así podemos conocer historias como la de un hombre de 60 años que pasa en algunas ocasiones por Poetria. Con un largo historial de «indigencia y drogadicción», siendo un intenso lector de poesía y escritor, logró publicar su primer libro gracias a la mediación de Ferreira:

«Quien se lo encuentra por primera vez en la calle puede juzgarlo equivocadamente, a causa de su aspecto algo repulsivo y temible, con pelo largo y descuidado que le cae sobre los ojos cubriendo por completo su rostro alargado, huesudo y de profundas arrugas, de trazos irregulares, a causa también de su andar rápido y desarticulado, casi doblado sobre sí mismo y siempre con la vista fija en el suelo, como si quisiese evitar mirar de frente al mundo y a las personas con las que se cruza por la calle. Físicamente parece un descamisado salido de la Revolución Francesa [...]».

Como se ve, Ferreira sabe escribir. Pero en la página de la librería Poetria no se encuentran únicamente textos brillantes acerca de los clientes que la visitan, buscando «libros de poesía relacionados con la Revolución del 74» o volúmenes específicos de la poesía de Saramago, sino también detalladas descripciones de las vacaciones de la librera, de su opinión sobre libros, recordatorios de la muerte de poetas que admira y, en resumen, vida. Porque para Dina Ferreira queda claro que la literatura y la vida resultan indistinguibles.

Así que si te gustan los libros pero no tienes ocasión de dejarte caer por Oporto, tal vez lo mejor sea que sigas la página de Facebook de Poetria, que olvides a Trump y que leas poesía.

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