Aunque llegó tarde a esta industria, Dustin Hoffman es uno de los actores indiscutibles del cine estadounidense. Un amor por la interpretación que ha mamado desde pequeñito. Nació en Los Ángeles en 1937, hijo de una ama de casa y un vendedor de muebles que previamente fue decorador en la Columbia Pictures. Y era tal la pasión de sus padres por el séptimo arte que su nombre, Dustin, se lo pusieron como recuerdo y homenaje a Dustin Farnum, un actor especializado en westerns de la época del cine mudo.
El actor, que se había curtido sobre los escenarios teatrales y con pequeños papeles en series y películas, tenía ya 30 años cuando Mike Nichols, el director de 'El graduado', tras verle actuar en una obra de teatro le ofreció el personaje de Ben Braddock, el joven que es seducido por una madura Anne Bancroft. “Conseguir el papel de 'El graduado' fue un extraño accidente”, recuerda siempre Hoffman. La película que este año ha celebrado su medio siglo desde su estreno en 1967, y con la que consiguió su primera de las siete nominaciones al Oscar, resultó ser un gran éxito que convirtió al actor en un icono generacional. “De repente me convertí en estrella”, añade cuando es preguntado sobre sus inicios.