13 fotos
Charlize Theron en 'Atómica' y otras heroínas contra el machismo del cine de acción Uma Thurman, Scarlett Johanson, Angelina Jolie… Con motivo del estreno de la película basada en la novela gráfica The Coldest City, repasamos las actrices que han revolucionado el género Un deleite tras otro a través de todo un despliegue de pirotecnia visual desenfrenada, alucinógena y con unos planos secuencia de auténtico virtuosismo y originalidad que demuestran que el director, David Leitch, responsable junto a Chad Stahelski de ese gran clásico instantáneo de la acción contemporánea que es John Wick, va a dar mucho que hablar dentro del género. Aunque Atómica esté llena de cualidades, la auténtica estrella de la función es una Charlize Theron pletórica, rubia platino, fría y hermética como el hielo, meticulosa, precisa, y vestida para matar, con unas botas de tacón interminables que no le impiden moverse como una elegante gacela para dejar KO a sus contrincantes. Ya demostró sus cualidades en Mad Max: Furia en la carretera (2015), con su icónica Emperatriz Furiosa, y en Aeon Flux (2005), de Karyn Kusama, y ahora, con Atómica, se encarga de recordarnos que la acción tiene una nueva musa. Lo cierto es que, aunque ahora la hayamos coronado como reina del cine de acción del momento, la competencia en este sentido es muy dura, y por eso es justo repasar algunas de las más sobresalientes heroínas dentro de un género, el de acción, que necesita desligarse de los clichés de testosterona y abrirse a una nueva sensibilidad contemporánea en la que la figura femenina emerge como auténtica protagonista. Ojalá Wonder Woman consiga, en ese sentido, derribar algunas murallas de prejuicios. Se ha enfrentado cuatro veces a Alien. Con eso tiene ganado de sobra el primer puesto de la lista. Además, fue la responsable de que en el cine de acción cambiaran los roles de género al hacerse cargo de forma tan brillante y contundente, tan icónica, de un personaje, Ripley, concebido para un hombre. Es la auténtica reina del espacio sideral.
Si el octavo pasajero era duro de roer, no lo era menos Terminator. En la segunda parte de la saga se puso mazas y se convirtió en un icono de referencia en la época dorada del culturismo. Tras su separación de James Cameron su carrera inició un progresivo declive, en parte por el trastorno bipolar que sufría. Pero su Sarah Connor estará siempre en nuestros corazones.
Desde su descubrimiento en La noche de Halloween (1978) no ha parado de correr. La hija de Tony Curtis fue una auténtica heroína en películas como Acero azul (1990), de Kathryn Bigelow o Mentiras arriesgadas (1994), de James Cameron junto a Arnold Schwarzenegger. Un referente de mujer aguerrida en toda regla.
Quentin Tarantino le regaló el papel de su vida en las dos partes de Kill Bill, y ella se preparó a fondo para convertirse en la más letal de las asesinas a sueldo, recogiendo toda la tradición oriental de las artes marciales del japonés Sonny Chiba y el hongkonés experto en kung-fú Gordon Liu. La Novia, la Mamba Negra, Beatrix Kiddo. Uma Thurman con katana y chándal amarillo para el recuerdo.
Seguramente fue uno de los referentes de Uma Thurman para la preparación de su personaje, así como otras grandes figuras del cine oriental del que tanto bebió Tarantino para su díptico. Es el caso de la japonesa Meiko Kaji, que quedó fijada en el imaginario justiciero gracias a Lady Snowblood (1973) o la saga Female Prisioner. En cuanto a Michelle, es cierto que el gran público conoció sus habilidades gracias a Tigre y dragón (2000), pero ya era una heroína de acción en Hong Kong desde los años ochenta junto a ídolos como Jackie Chan. En películas como Supercops: Sangre en las calles (1985), del experto coreógrafo Corey Yuen, ella era la auténtica jefa. Otra de sus películas míticas es Trío heróico (1993), del gran Johnnie To, junto a otras dos mujeres espectaculares, Anita Mui y Maggie Cheung. Tres damas de la acción implacables y estilosas en sus volteretas y coreografías.
Comenzó siendo una tierna adolescente en Regreso al lago azul (1991), pero la ex modelo rusa pronto se puso las pilas para convertirse en la protagonista intergaláctica de El quinto elemento (1997). A partir de ese momento no hubo vuelta atrás. Se puso en la piel de Alice en Resident Evil en seis películas y su rostro quedaría incrustado para siempre en el imaginario de la cultura popular.
Otra veterana de una saga longeva. Al principio de su carrera parecía resignada a interpretar papeles de época (la vimos en Mucho ruido y pocas nueces, en Emma), después se convirtió en icono generacional pop en Como pez en el agua (1997) y The Last Days of Disco (1998), junto a Chlöe Sevigny. En 2001 parecía que su carrera iba a despegar gracias a Pearl Harbor, pero las nefastas críticas de la película hicieron que se refugiara en el cine de acción con un punto de serie B. Es decir, en Underworld y en su papel de vampira Selena en eterna lucha con los licántropos durante cuatro episodios. Allí conoció al que ha sido su marido hasta hace poco, el director Len Wiseman, que también la embarcó en una nueva versión de Desafío total (2012).
Desde que la conocimos la hemos visto pegando mamporros. Fue en Girlfight (2000), la ópera prima de Karyn Kusama en la que interpretaba a una joven que aprendía a canalizar sus problemas de violencia a través del boxeo. Esa pequeña cinta independiente le proporcionó diferentes distinciones como actriz novel, como el Independent Spirit Award o el National Board of Review. La mayor parte de sus papeles desprenden fuerza, nervio y adrenalina por los cuatro costados. La hemos visto en The Fast and the Furious: A todo gas (2001), Resident Evil (2002), como chica surfera en En el filo de las olas (2002), en S.W.A.T. Los hombres de Harrelson (2003), donde era la única chica en un reparto, en Avatar, Machete… Le falta todavía un gran papel protagonista, pero Michelle Rodriguez En los últimos tiempos la otrora musa indie se ha especializado en papeles de acción, sobre todo desde que se metió en el papel de Natasha Romanoff, alias la Viuda Negra en la saga de Los Vengadores. Seguramente para aprovechar su estupenda preparación física se involucró en aquella película psicotrónica de Luc Besson que era Lucy (2014) y este año se convirtió en el ciborg con conciencia en la aventura high-tech adaptación del manga y anime homónimo Gosth in the Shell.
Fue una de las pioneras contemporáneas a la hora de configurar la imagen potente y también hipersexualizada de la mujer en el cine de acción. Su primera incursión fue en la peli de coches 60 segundos (2000), pero fue a partir de Tomb Raider y su papel de Lara Croft cuando comenzó su reinado, que se extendería gracias a Sr. y Sra. Smith (2005), Wanted (2008) y la cinta de espías Salt (2010).