15 fotosTe recomiendo este libroEscritores, músicos, artistas y otras figuras de la cultura proponen un título 26 jun 2017 - 17:49CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEstoy un poco harta de que cada vez más novelas negras intenten demostrar profundidad, seriedad y crítica olvidándose de que este género debe fundamentalmente hacer algo no tan simple: entretener. 'La asamblea de los muertos' cumple a las mil maravillas con esa premisa. El autor teje una narración trepidante, divertida, excelentemente ambientada y, al mismo tiempo, dura. Tiene personajes potentes, lenguaje adecuado y diálogos verosímiles. No está exenta de elementos críticos, pero no están subrayados en rojo, sino que se derivan de los hechos. ¡Ay de los pobres delincuentes de clase baja! ¡Ay de los indefensos pero crueles culpables!Para mí no hay mejor remedio para el tedio y el calor de un largo y cálido verano que la novela negra. Por eso me gustaría recomendar la que se considera la primera obra del género en México, de 1969: 'El complot mongol', de Rafael Bernal. La compré hace unos años por pura casualidad, de segunda mano, y hace poco me alegró verla reeditada en Libros del Asteroide. Las tensiones de la Guerra Fría se cruzan con líos de los bajos fondos del DF en una historia llena de intriga y que cuenta con maestría unos años convulsos y decisivos para América Latina. Un verdadero clásico que los amantes de la novela negra hemos ignorado durante demasiado tiempo.Porque con el uso de las palabras consigue evocar imágenes poderosas, magnéticas e inquietantes, que remueven y enganchan. Y esas imágenes las habitan personajes que transitan zonas de sombras con una delicadeza que conmueve y a ratos asusta. Porque supone un viaje a la infancia con el filtro poético de una autora que aprovecha los detalles de lo cotidiano para generar una atmósfera desasosegante y a la vez cercana. Porque son 11 cuentos rebosantes de imaginación, que invitan a fantasear con qué se esconde tras los recuerdos de nuestra propia infancia. Porque su anterior novela, 'Cicatriz', me fascinó.En verano, como en invierno, el tiempo que dediquemos a la buena poesía será tiempo ganado, porque más palabra es más vida. Lectores en los que confío me condujeron esta primavera hacia un poeta al que debería haber llegado antes: Jordi Doce. Su libro 'No estábamos allí' contiene lectura de provecho hasta el otoño, porque es de esas obras que, al acabarlas, nos empujan a releerlas. Apuesto a que más de uno puede encontrarse a sí mismo, como yo me he encontrado, en los poemas de Doce, y pensar con gratitud: me conoce y espera algo de mí.La ha devuelto a la actualidad la serie de HBO, pero la novela es una joya que merece ser leída, incluso aunque se haya visto la serie. Yo la leí hace años y me pareció buena, muy bien escrita y una historia brutal pero absolutamente inverosímil. Ahora, sin embargo, cuando la relees descubres síntomas inquietantes de nuestro tiempo. Cómo la historia —de la humanidad en general y de las mujeres en particular— da pasos de gigante hacia adelante y de repente, en muy poco tiempo, todo se va al traste. Deja mal cuerpo, aviso. Traducción de Elsa Mateo Blanco.Este verano que “llegó como un conquistador” estoy atado a 'Servidumbre humana', de W. Somerset Maugham. Encontré un viejo ejemplar ordenando una estantería y me puse a leerlo en el suelo, olvidando todo lo demás. Esta novela es un cruce de caminos, una celda con la puerta abierta, un barco, y su protagonista está cojo igual que el perseguidor de la ballena. Para mí no es una novela cómoda de leer en la playa porque me obliga a tomar apuntes todo el rato, pero eso se soluciona fácilmente, no yendo a la playa. Estoy deseando acabarla para ver cómo es la versión cinematográfica que protagonizó Leslie Howard, pero a la vez no quiero que acabe. Es ese tipo de libro. Traducción de Enrique de Juan.Mi libro para este verano vuelve a ser 'La serpiente y el arco iris' (1982), de Wade Davis, traducido al castellano con el título de 'El enigma zombi'. Es un libro de culto antiguo (o viejo, más bien), pero a mí no se me pasa de moda. Es una historia de aventuras en un contexto poco común, porque, en lugar de una selva o alguna galaxia lejana, Davis nos lleva a Haití, con sus zombis y su vudú. Lo mejor es que la historia es real, un estudio etnobotánico que el autor desarrolla desde su posición de académico de Harvard. Una mezcla de realidad y ficción donde la parte increíble es la más verdadera y que además nos ayuda a entender mejor un lugar tan mal explicado: Haití. Traducción de F. García Prieto y M. Taboada.Al igual que en anteriores libros de Enrique Vila-Matas, autor por el que siento especial inclinación, 'Mac y su contratiempo' es un libro poliédrico y metaliterario que se abre en distintas direcciones y que esconde en su interior múltiples historias a la vez que nos propone otras lecturas y otros libros. De estructura laberíntica, es un libro divertido y hasta cierto punto enloquecido, que trata de forma tangencial sobre el origen y los procesos de la escritura. Su protagonista nos conduce, como el Max Estrella de Valle-Inclán, a través de su particular juego de espejos deformantes hacia el esperpento de la existencia.No paro de releer este libro ni de subrayar pasajes desde la primera página, donde aparece esta frase iluminadora: “Cosas transparentes que hacen que el pasado reviva”. La leo y me siento mejor. Este libro es la quintaesencia de un asunto importante: la sensación de estar fuera de sitio. En el relato de Vladímir Nabokov, el protagonista, alguien un poco torpe, busca las huellas del pasado en las cosas con las que se cruza. Sin embargo, es tu vida la que es tiempo, no los objetos en sí. También es una historia sobre una falsa búsqueda que no lleva a ningún sitio y que, no obstante, revela esa sustancia íntima que nos convierte en lo que somos: tiempo. Traducción de Jordi Fibla.Para los de veraneo activo (senderos montañeses o deportes acuáticos) lo ideal es un libro breve, concentrado, que deje mucho jugo con una sola mirada tras la oxigenación del ejercicio. Con 130 párrafos, David Foster Wallace confirma en 'Esto es agua' que, para saborear la mejor escritura, hay que detenerse, desmenuzar cada frase en el cuenco de la mano y oler profundamente su aroma. La tipografía de Random House ayuda. Queda claro entonces que Foster Wallace iba muy en serio. Y es posible que, al levantar la cabeza del libro, traducido por Javier Calvo, y mirar alrededor, uno se diga a sí mismo que, efectivamente, esto es agua. Traducción de Javier Calvo Perales.Este es un libro de esos que te dejan huella, por eso lo cito siempre que me preguntan qué tipo de historias son las que más me gusta leer. Habla del comienzo de la adolescencia. De deseos y secretos. De relaciones humanas, de maternidades diferentes y de amor… En definitiva, habla de la vida y de su infinidad de matices. Todo ello con una cadencia narrativa que te atrapa y unos dibujos absolutamente maravillosos y emocionantes. Los silencios dicen tanto como las palabras, y las dobles páginas te sumergen en sensaciones difíciles de describir. Un libro imprescindible. Dos autoras imprescindibles. Traducción de Natalia Mosquera.Esta novela me parece estupenda para el verano porque es una especie de wéstern sofocante ambientado a principios del siglo XX. Como los anteriores libros de este autor, está lleno de violencia pero también de ternura. Es una obra coral con un montón de personajes a los que espera una suerte perversa. Todos están cargados de desesperanza, en ocasiones incluso de maldad, en un mundo en el que rige la ley de la selva. Hacen cosas terribles, pero a la vez hay algo bonito dentro de ellos y acabas empatizando porque es la vida la que les ha llevado a hacer esas cosas. Esa paradoja que se da en sus personajes es lo que más me gusta de este autor. Traducción de Javier Calvo Perales.Mientras leo el fundamentalísimo texto de Lucy R. Lippard 'Seis años: La desmaterialización del objeto artístico. De 1966 a 1972', mi amigo Peio Aguirre me advierte: “Pero, sabes, Lucy R. Lippard también escribía ficción: en el futuro toda crítica de arte entrará en el género de la ficción”. Paloma Checa-Gismero acaba de traducir una novela que Lippard escribió en 1972 y publicó en 1979. Ahora disfruto enormemente este libro como un híbrido extraño, con algo de ciencia-ficción, de estudio de personajes y de narrativa experimental, lleno de una ironía malvada y generosa a la vez, característica (pienso) de ciertos feminismos. Traducción de Paloma Checa-Gismero.Pocas personas son conscientes de que, en el día a día, la persona con la que más hablamos somos nosotros mismos. Esa es la base con la que construimos después nuestra relación con el mundo. Las palabras que empleamos no son gratuitas, todas tienen un porqué detrás. Pero pensamos y sentimos según nuestros hábitos y, por supuesto, hablamos en función de estos. Por eso es tan necesario y estimulante este libro, porque nos recuerda el poder transformador de las palabras; nos hace ser conscientes de que podemos modular nuestra conversación hacia palabras cargadas de energía y positividad.Me ha impresionado 'Oculto sendero', la novela inédita de Elena Fortún que acaba de publicar Renacimiento, con edición de Nuria Capdevila-Argüelles y María Jesús Fraga. A quienes entiendan el verano como el tiempo de las relecturas, 'Oculto sendero' les mostrará otra tonalidad en la voz de la creadora de Celia; a quienes prefieran los descubrimientos, les sorprenderá esta modernísima búsqueda de la identidad propia, a cargo de una autora nacida en el XIX; y quienes disfruten con los libros de largo aliento encontrarán una historia inagotable, con personajes llenos de claroscuros, y que retrata con energía la España anterior a la Guerra Civil.