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Clases de riego frente a la deforestación

La fundación Entreculturas promueve en las comunidades de Madagascar la gestión de los recursos de la Tierra ante los desastres naturales y el cambio climático

Bolsas hechas con sacos de arroz que utilizan los menores para ir a la escuela. También se usan como esterillas para sentarse en algunas escuelas que no disponen de mesas ni sillas para dar la clase.Sergi Cámara (Entreculturas)
Ante la degradación ambiental de la zona, a causa de la tala indiscriminada, los menores de la escuela de Vohibola aprenden que plantar árboles ayuda a mejorar el medioambiente y por tanto su vida.Sergi Cámara (Entreculturas)
La profesora Angeline da clases en una de las dos escuelas que hay en la aldea de Soadingana, en Madagascar. Esta es una zona pobre con famílias con muy pocos recursos. Los menores reciben las clases sentados en el suelo con sacos de arroz y esterillas de paja. La población vive de la agricultura en esta aldea que se está degradando debido a la sequía provocada por El Niño y que se calcula que para 2017 dejará a más de 1,4 millones de personas en riesgo de inseguridad alimentaria en Madagascar.Sergi Cámara (Entreculturas)
Menja vive en la aldea de Soadingana, en Madagascar. Tiene 5 hijos y los envía a la escuela porque quiere que aprendan y lleguen a ser profesores o médicos. “Yo no sé leer ni escribir y me gustaría que ellos aprendieran y enseñaran a otros”. Su sueño es que la escuela, que acoge a 60 menores, crezca. Son meses difíciles porque las reservas de la cosecha anterior se han agotado y algunos no van a la escuela porque están cansados o enfermos, en una zona en riesgo de convertirse inhabitable por el avance del desierto, por lo que la población podrían convertirse en desplazada climática.Sergi Cámara (Entreculturas)
Un lugareño de Solila quema una zona para prepararla para cultivar en un lugar donde la agricultura de roza y quema y la persistente presión sobre los recursos forestales han llevado a una erosión y sedimentación generalizada que afecta a la producción agrícola. La deforestación de Madagascar es el gran resultado de tres actividades: agricultura de corte y quema, ganadería y la producción de leña y carbón para cocinar.Sergi Cámara (Entreculturas)
Madagascar fue descrita como 'La gran isla roja' debido a la abundancia de suelos de color rojo óxido. En varias partes del país, este suelo rojizo proporciona la materia prima para elegantes casas de ladrillo. Sin embargo, este suelo tiene una cualidad mucho menos pintoresca; cuando se queman los campos para dejar espacio para la agricultura y se talan los árboles, estos cimientos de tierra roja pueden colapsar y crear profundos barrancos. Grandes cantidades de sedimento arenoso pobre en nutrientes que se deslizan cuesta abajo posteriormente, durante la temporada de lluvias. La arena roja arrastrada por las inundaciones y los arroyos obstruye las represas y los canales de riego y termina cubriendo las parcelas agrícolas.Sergi Cámara (Entreculturas)
El arroz cultivado en Madagascar, especialmente el arroz rojo, es muy apreciado entre los expertos gracias a su aromático sabor y a su calidad nutricional. Sin embargo, el clima, las técnicas de cultivo y la forma del paisaje no siempre se prestan a la cultura del cereal. Los campos de arroz tienen, por tanto, cosechas relativamente bajas que obligan a Madagascar a importar más arroz, principalmente de Asia, para poder abastecer el consumo de la población. Los principales graneros de arroz de Madagascar se encuentra en las Tierras Altas, donde se cultiva en terrazas.Sergi Cámara (Entreculturas)
Pierre , maestro de la escuela de Andohasaha, corrige los ejercicios de los alumnos y alumnas de su clase. Él y su mujer Lydia son los profesores que llevan por completo la escuela de la fundación Fe y Alegría de Andohasaha (una aldea a pocos kilómetros de Solila). “La educación es la mejor herencia que puedo dejar a mis hijos y a los niños y niñas de esta aldea” dice Pierre. Todos los alumnos de esta escuela han aprobado el examen estatal de primaria. Los padres están muy involucrados y contentos con la escuela pero el 80% de las familias no puede pagar el material escolar. Por eso, desde Fe y Alegría se les ha facilitado un banco de arroz y una piscifactoría que ayuda al auto sostenimiento de la escuela.Sergi Cámara (Entreculturas)
Dos aulas de la escuela sólo miden 4x4 metros. En este pequeño espacio se acomodan más de 200 alumnos que no faltan a clase ni un solo día. La escuela tiene un 100% de asistencia. “Antes había pocos alumnos en esta escuela, solo 42. Mi marido era el único profesor, después aumentó mucho el número de estudiantes y yo vine a ayudarle. Ser profesora es mi vocación, me gusta porqué ayuda al desarrollo de mi pueblo, mi sueño es que la escuela y la comunidad progrese, y combatir la ignorancia”, dice Lydia, profesora de la escuela de Andohasaha.Sergi Cámara (Entreculturas)
Imágenes de jóvenes malgaches que en su gran mayoría no han acabado el ciclo de estudios en la enseñanza primaria y otras que nunca han asistido a la escuela.Sergi Cámara (Entreculturas)
María Claudia, estudiante de 11 años del colegio María Inmaculada de la aldea de Ikalamavony, ha sido la primera en el examen estatal de educación primaria. Para ella estudiar es muy importante porque es la forma en la que puede contribuir al progreso de su país y porque su madre le dijo que la educación es el mejor tesoro. Sueña con ser doctora. A diario debe andar casi una hora a pie desde su aldea al colegio y tiene claro que quiere ir a la universidad, por lo que no piensa casarse antes de los 25 ni tener hijos. La educación ayuda a evitar embarazos y matrimonios precoces en un país dónde muchas mujeres son madres muy jóvenes.Sergi Cámara (Entreculturas)
La profesora Rassoa realiza actividades productivas para ayudar a los alumnos más pobres a comprar material escolar y poder asistir al colegio. Vende gallinas, cuida la piscifactoría y tiene un huerto para cultivar legumbres y por venderlas para transformarlas en libretas y lápices para los niños y niñas que no tienen recursos.Sergi Cámara (Entreculturas)
Un grupo de menores se dirige hacia la casa de Dada en Soadingana, un miembro de la comunidad que cedió su propia casa para que sirviera como escuela. El profesor que tenían se robó todo el material escolar, el dinero y los kilos de arroz que tenían para pagarle a él y a la otra profesora. La comunidad recaudó fondos de nuevo para mantener a flote su escuela.Sergi Cámara (Entreculturas)