7 fotos20 años del 'boom' de los tatuajes: ¿por qué todos nos hicimos uno?Bimba Bosé, Bebe, Marron, María León y más artistas nos enseñan y cuentan sin pudor alguno su percepción de los tatuajesIgnacio Gomar29 jul 2016 - 09:15CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEs conocida por hablar sin tapujos de cualquier tema en sus canciones; pero Bebe, en plena gira con su disco 'Cambio de piel', del que se espera reedición en septiembre, es súper reservada con sus tatuajes. "Mi primer recuerdo es de cuando era muy pequeña. Los llevaban los feriantes, que era gente muy vivida. El primero que me hice fue una luna con un cartel en la espalda". Le encantan varios estilos. "El clásico marinero me parece muy bonito. Otros que me resultan increíbles son los maoríes. Tengo un libro que habla sobre sus orígenes y significado. Requieren, además, de una técnica especial para hacerlos correctamente. Los encuentro muy interesantes". Los entiende como algo especial. "Un tatuaje es algo que quiero tener grabado en la piel para siempre. Es un símbolo, en realidad. El padrino de mi hija es el que me ha hecho prácticamente todos los que tengo. Hemos creado un ritual en el hecho de tatuarme para vernos y mantenernos unidos. De los que llevo, me quedo con uno del brazo, es muy importante para mí, muy personal. Su significado me lo guardo solo para mí".El primer recuerdo de la musa de David Delfín asociado a los tatuajes es de mediados de los noventa. "Lo había visto en Londres o Nueva York en algunas tribus, pero entonces empezamos a jugar, a tatuarnos con Mao&Cathy… Los tatus llegaron a la escena de los club kids, y de ahí a todo el mundo", relata. ¿Sus favoritos? "Me encantan en manos y cuello, pero adoro el hecho de que una persona en traje no muestre nada y de repente descubrir que su piel está llena. El tatu es una mezcla de exhibicionismo y, al mismo tiempo, algo muy íntimo. Me encantan por igual los que tienen significado y los ornamentales". Ella empezó por los tobillos. "El más especial podría ser uno de Alicia en el país de las maravillas. Pero me quedo con esta frase, que comparto con mi chico [el modelo y dj Charlie Centa]: 'La felicidad solo es real cuando se comparte', de la película 'Hacia rutas salvajes'. Todos los que llevo están influidos por el amor, a David Delfín, a mis hijas o a mi chico".Es el maestro del fenómeno en España, uno de sus principales introductores. "Ya no suelo tatuar. Aunque ahora tengo que probar una máquina nueva y tatuaré a algún colega". Es consciente de que siempre habrá gente a la que no le gusten los tatuajes, "pero en general a todo el mundo le gusta ver un dibujo sobre una persona", matiza. "Nosotros nunca tuvimos apoyo institucional; pero trabas, todas las del mundo. Ahora empiezan a entender que el tatuaje está ahí y que no se va a ir". ¿Y qué debe tener un tatuaje para ser bueno? "Tiene que leerse. Líneas, color, sombras, luces, todo tiene que estar en su sitio y verse a primera vista. Respecto a la figura del tatuador, el tatuaje nunca puede ser un hobby. Hay que vivirlo, hay que soñarlo", reivindica.La intérprete andaluza, que estrena el 26 de agosto la comedia 'Cuerpo de élite', tiene presente en su primer recuerdo de un tatuaje a su progenitora, la incomparable Carmina. "Mi madre tenía una vecina que era travesti. Como siempre se ha rodeado de gente rara, pues la vecina se ponía a hablar con ella y le encantaba enseñarle en el portal los conjuntos de lencería que se compraba. Y llevaba un tatuaje en la ingle que, por supuesto, me llamaba más la atención que el hecho de que fuera un hombre travestido. Era como una serpiente mujer que se adentraba en la ingle y nunca pude verlo entero". Ella se pintó el primero con 15 años. "Esta carpa japonesa en el tobillo. Me la hicieron unos vecinos que estaban aprendiendo a pinchar con piel de cerdo. Es horrorosa, horrorosa, pero mira, representa un momento en mi vida y, fíjate, yo creo que me ha dado suerte. Luego me hice el tribal en la cintura con micropigmentación. Y, después de muchos años, me enamoré de mi chico y, como los dos nacimos con solo un día de diferencia, nos tatuamos la frase 'amor de leones', y le añadimos un sagrado corazón un poquito macarra por la estampita que me regaló mi madre. Me quiero hacer muchos más, pero por mi profesión lo veo un poco complicado".¿Su primer recuerdo asociado a tatuajes? "Es de la serie Los caballeros del zodiaco, del dragón que llevaba tatuado el Caballero del Dragón. Quería ser como él, con tatus y con el pelo largo", se ríe. Ahora, piensa, "hemos evolucionado mucho y nadie mira mal a nadie por tener tatuajes. Yo nunca he tenido ningún problema. Siempre es una alegría que no se juzgue la estética". No sabe si habrá algún presidente tatuado, "pero lo que más ilusión me hace es ver en un futuro una playa llena de ancianitos, o sea, nosotros, llenos de tatuajes. Ahí llegaremos al culmen". Por muchos que se haya hecho, tiene su favorito. "Sin duda, el del brazo derecho. Representa a mi familia: son dos rosas y dos flores de almendro que simbolizan a mis padres y mis hermanos; y, al final, en el índice, hay una J que soy yo, el pequeño de todos". El colaborador de El hormiguero aprovecha el descanso veraniego del programa para centrarse en su propia empresa, 'Tres Calaveras Huecas': "Hemos montado un espectáculo fijo en Madrid para que la gente escuche nuestros monólogos y nos vea hacer ciencia en directo".A esta voluntariosa 'it girl' le atraía el lado salvaje de los tatuajes, pero tras su popularización ha llegado a renegar incluso de los suyos propios. "Yo tenía 13 años y me gustaban los tatuajes porque eran signo de rebeldía, de misterio, y un poco de malote. Ahora es como comprar en Zara. En el momento en que David Beckham se tatuó pasó a ser algo comercial, y a mí me gusta lo único, lo diferente, lo original", esgrime. Sus favoritos: "Me gustan con tinta negra, sin colores, rollo black metal. No tengo ninguno especial... algunos de ex novios, que están ahí, pero ni me gustan ni me molestan. Si pudiera me los quitaría todos. ¡Hago un llamamiento a alguna empresa de borrado de tatuajes para que me contacte, ja, ja, ja!". Interesados, tomad nota. ¿Qué la llevó a tatuarse? "En mi caso, nunca fue algo trascendental, sino estético. Pero, para mucha gente, es un mundo y eso lo respeto. Tengo un amigo que se ha tatuado 'una mesa para uno' y es brutal. Significa la soledad en la vida, y a él le pega total porque es su manera de entender la vida".Se convirtió en el escritor de referencia de la generación X española presentándose con un look canalla y tatuado. Sus primeros escritos se editaron en la revista de Alberto García-Álix, El canto de la tripulación. Acudió junto al fotógrafo a esta sesión para enseñar los tatuajes de los que fueron pioneros. Un clásico de aquella época eran esos soles en negro y gris con una espiral en su interior. Loriga luce uno en su brazo derecho. "Me lo hizo Mao, por supuesto", revela. En el izquierdo se lee 'Christina', pero no confirma si se lo hizo por su ex, Christina Rosenvinge.