9 fotosLos 10 libros de la semanaEl amor de Pessoa, la verdad de Waterloo, lo último de la Nobel Herta Müller... Lo más destacado de la crítica de Babelia 14 ago 2015 - 11:37CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace"Evidentemente es mejor vender tres millones de libros que de escopetas recortadas, pero más allá del montón de dinero que se llevará alguien (esperemos que Harper Lee y sus amigas), la operación, aventuro, no hubiera agradado a la escritora que fue Harper Lee. El libro, como trabajo de estudio, tiene sentido y valor histórico y literario. Más aún cuando llega sin editar. Como libro de consumo, no. Un buen libro como Matar a un ruiseñor necesitó tres reescrituras y el trabajo conjunto de editor y autora para ser extraordinario. Ya puestos a saltarnos líneas rojas, es casi cínico no editar un best seller que en su último tramo se desmorona dolorosamente". Por CARLOS ZANÓNHARPER COLLINS"Si se me permitiera reseñar este libro con el tono del mismo libro, debería comenzar diciendo que a veces parece una novela bizantina de estirpe clásica y a veces un ejercicio narrativo de los Monty Python. Y debería comenzar también advirtiendo de que siempre que leo a César Aira fluctúo sinceramente entre dos sentimientos: el de que no tengo altura intelectual para comprender el sentido último de sus libros y el de que el emperador está desnudo. Tal vez el error estribe en creer que una novela, por el hecho de serlo, debe poseer una lógica superior y responder a un propósito unitario. Porque en la poética de César Aira esto no siempre es así". por LUISGÉ MARTÍNRANDOM HOUSE"Hasbún se sirve de estos europeos emigrados para volver a contar, con una apreciación menos idealista, la convulsión política que sacudió Latinoamérica en la década de los sesenta con los movimientos revolucionarios, y la dificultad de armonizar las consecuencias de las decisiones, tanto políticas como sentimentales. La novela no responde a todos los interrogantes que plantea; más bien se decanta por informar del proceso de disolución, donde los vínculos afectivos persisten en la memoria irremediablemente vivos, pero también inútiles, pues la memoria, como se dice en el epílogo, no es un lugar seguro: “Ahí también las cosas se desfiguran y se pierden. Ahí también terminamos alejándonos de la gente que amamos”. Por FRANCISCO SOLANORANDOM HOUSE"La escritura de Luis Bagué Quílez (Palafrugell, 1978) muestra el espacio difuso y el tiempo inmensurable de lo real, quiere “dar voz a lo que ve”, que el poema cargue con “el gramaje del mundo a (sus) mis”. Paseo de la identidad, XII Premio Emilio Alarcos, profundiza en esa visión contingente y existencial de la geografía ruinosa de una globalidad que, dibujada por “tantas cosas con haz y con envés”, con su retórica soluble “nos lanza a la cara el guante de la duda”. Es la dualidad de un libro decidido “a nadar entre dos aguas”, a dar cuenta del “eterno dilema” de una sociedad repleta de contradicciones y paradojas, obligada a elegir entre “estética y cosmética”. El sujeto del poema adquiere naturaleza de avatar al enlazar realidades actuales y referentes del pasado, al proyectarse en el espacio de una realidad en crisis, y al que solo le cabe afirmar: “Cierro la eternidad con vistas al vacío. / Me asomo a mi interior”. Por ANTONIO ORTEGAVISOR"Hasta hace una década fue verdad que Juan Marsé (1933) era el novelista con más lectores y menos premios; desde entonces ha dejado de ser verdad que carezca de premios institucionales, pero ha seguido siendo el novelista con más lectores naturales, sin ruido, seguro y fiable. Hasta 1982 había publicado al menos tres novelas que son clásicos vivos,Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí y Un día volveré; desde 1982, al menos otras tres, Ronda del Guinardó, El embrujo de Shanghai y Caligrafía de los sueños (además de un irresistible libro de relatos, Teniente Bravo). Pero es novelista y narrador, no intelectual, ni articulista, ni conferenciante, ni charlista. La única actividad que ha alternado con la novela ha sido el articulismo literario —las espléndidas semblanzas que agrupó bajo diversos títulos y en diversos medios— y la colaboración en proyectos cinematográficos como guionista". Por JORDI GRACIAANAGRAMA"Johanna Morrigan, alias Dolly Wilde, la adolescente protagonista de esta novela de la premiada periodista Caitlin Moran, suelta un chiste inoportuno en la televisión local tras recoger un premio de poesía que acaba de ganar. A pesar de darse cuenta de que durante un tiempo será el hazmerreír de su barrio debido a la metedura de pata, no se arrepiente, básicamente porque la situación escapa a su control: “El chiste me ha obligado a que lo diga”, afirma, y en esta frase se condensa el espíritu de lo que son tanto la narradora de esta novela como su artífice, Caitlin Moran: cómicas de pura cepa. La autora no adereza sus textos con chistes como si los primeros fuesen una ensalada esperando un aliño que la haga más sabrosa, sino que practica una escritura al servicio del humor, que parece emplearla como médium para filtrarse a través de su voz a la menor oportunidad en frases como “Cuando usas una talla 100E de sujetador, todos dan por hecho que eres sexualmente activa, y que has tenido relaciones sexuales sin protección y con regularidad en algún descampado”. Por MERCEDES CEBRIÁNANAGRAMA"Doce cuentos componen El puto jefe, de Isaac Rosa (Sevilla, 1974), publicados a lo largo de 12 meses como contribución a la mirada sobre la realidad que propone la revista La Marea. Podríamos llamarlos filosóficos, en tanto que parten de una voluntad didáctica y se ajustan a los principios editoriales del periódico donde aparecen: de la defensa de lo público, el trabajo y la vivienda dignos a la regeneración democrática y la denuncia de la ilegitimidad de la monarquía, por ejemplo. Se trata de cuentos con programa, algo que, según el autor, no supone un corsé. Estoy de acuerdo, y lo demuestra la tradición literaria: atenerse a reglas en el momento de escribir es “una forma de expandir antes que constreñir mis ficciones”, como dice Isaac Rosa". Por JUSTO NAVARROLA MAREA"Sergio Vila Sanjuán acaba de publicar una crónica sobre cronistas. Lo cual constituye un doble homenaje a ese género periodístico. Responsable del suplemento literario de La Vanguardia y premio Nadal 2013, ofrece ahora al público el libro Una crónica del periodismo cultural, donde recoge el texto que leyó al ingresar en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona en marzo de 2015. Por sus 120 páginas desfilan veteranos y modernos autores de críticas y crónicas culturales. Y con ellos, algunas grandes figuras de las artes. En ese recorrido, el autor no busca en los periódicos sino en el periodismo; incluido el periodismo anterior a los periódicos que se puede hallar escondido en libros y biografías". Por ÁLEX GRIJELMOPERIODISMO ACTIVO"Una selección de trabajos de Ramón Menéndez Pidal sobre la lírica medieval, precedida de un prólogo de Margit Frenk, estrena una colección titulada Filología: los Maestros. Los artículos, publicados entre 1919 y 1960, no solo rinden homenaje a un sabio inmenso fallecido casi a los 100 años, en 1968. Estos textos van más allá de la filología y su historia. Tratan de cuestiones eruditas, por supuesto, pero también de cuestiones de poética. Y esos problemas de poética no son meros refinamientos de estetas, sino que ponen en tela de juicio la propia historia de la civilización". Por MICHEL ZINKCENTRO EDICIÓN CLÁSICOS ESPAÑOLES