La Línea de la Concepción ha sufrido estoicamente su condición de ciudad frontera. Tiene una renta por habitante cinco veces inferior a la de sus vecinos, los llanitos, ciudadanos británicos. En torno a 10.000 de sus habitantes cruzan a diario la verja para trabajar en Gibraltar. Otros muchos viven de la economía sumergida del contrabando de tabaco.