12 fotosLas mujeres beduinas de PetraEn el sur de Jordania estas tribus luchan por mantener su estilo de vida tradicional de pastoreo y agricultura. Y ellas son clave para la economía familiar 12 ene 2015 - 20:15CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLos Bedu, son un grupo minoritario de unas mil personas formado por cinco tribus beduinas entre las que se encuentran los Bdul, Ammarin y Saidiyyin. Estuvieron viviendo durante siglos en las cuevas y monumentos de los nabateos, en la misteriosa Petra. Sin embargo, en los ochenta, con la popularidad del lugar y el incremento de turismo, se les acusó de estar molestando a los turistas y fueron expulsados de allí. Algunos de los beduinos se marcharon a la población próxima a Petra, Wadi Musa (Valle de Moisés) aunque la mayoría y, en concreto los Bdul, fueron recolocados por el gobierno jordano en lo que se conoce ahora como Umm Sayhoun, poblado beduino a tan solo dos kilómetros de Petra.QUINTINA VALEROFatwa Abdullah, de seis años, es una pastora beduina. Algunos familias de su tribu todavía viven en tiendas o jaimas en las montañas alejados de la vida urbana. Las hijas menores como Fatwa son las que se dedican a llevar a las cabras a las montañas cada día. La imagen está tomada en Wadi Rum, Jordania.QUINTINA VALEROPrimer plano de Fatwa. Ella y su hermana Salima, de cuatro años, nunca han ido a la escuela. Son las hijas pequeñas de la familia de Abdullah, que vive a unos 20 kilómetros de Petra, en las montañas. Sana, la madre, pertenece a la tribu de los Ammarin. Llevan una vida dedicada a la agricultura y pastoreo. Se levantan temprano para preparar el té y amasar el pan del día. Cada mañana las niñas se marchan con Khalid, de 15 años, que guía el rebaño de cabras hacia las montañas. Volverán al caer el sol a su jaima.QUINTINA VALEROFairma, una mujer beduina de Wadi Rum, prepara el hilo del pelo de cabra que se utilizara para tejer las jaimas beduinas. A lo lejos se divisan las tierras de Israel. La mujer beduina – una persona fuerte como el origen de su nombre “Bada” indica, aquello que nace de la nada para convertirse en más fuerte que el desierto– es protectora. Entre ellas se ayudan y protegen.QUINTINA VALEROMujeres cantando en una jaima preparada para la celebración de una boda. Son días y noches de continua música, tan importante dentro de la cultura beduina. Las mayores cantan mientras las más jóvenes bailan. La historia de este pueblo nómada pasa de generación en generación a través de la música y la poesía.QUINTINA VALEROSana vive en una jaima en las montaña. El principal problema al que se enfrentan las familias, como la de esta mujer, que se dedican a la agricultura es la desertificación de las tierras y la excasez de agua, un recurso codiciado en Wadi Musa. Allí los hoteles y restaurantes experimentan un boom con el crecimiento del turismo y los locales carecen de ella. Las beduinos no sienten que sus quejas sean escuchadas por los jefes de tribu y esto aumenta las tensiones entre las diferentes familias.QUINTINA VALEROInterior de una jaima. Con los rostros tatuados con formas geométricas, las mujeres lucen la madraga, un vestido largo negro que han usado desde tiempos inmemorables. La prenda está bordada en el pecho y mangas con flores de colores. Además se cubren la cabeza con el 'usaba' (banda que se envuelve alrededor de la cabeza). Tanto la vestimenta como los tatuajes determinan su posición social y su estado marital.QUINTINA VALEROLas que viven en las jaimas realizan una labor muy importante ya que contribuyen al ingreso económico de la familia. Trabajan la tierra e hilan el pelo de cabra que se usa para tejer las propias tiendas, su vivienda. Las jaimas, aún siendo robustas, pueden desmantelarse para moverse libremente en la búsqueda de zonas de pastoreo, y tienen aperturas para adaptarse a los cambios de dirección del viento.QUINTINA VALEROLa familia del Sheik, jefe de los Bdul, en el pueblo de Umm Sayhoun, a dos kilómetros de Petra, donde residen los beduinos recolocados por el gobierno jordano. Los hijos mayores dejaron a un lado la vida nómada de sus padres para convertirse en guías turísticos. O bien trabajan en Petra u organizan rutas en las montañas donde enseñan a los turistas la comida tradicional y la música de los beduinos.QUINTINA VALEROFatima Hasanat, de 40 años, en las montañas de Wadi Rum. Su familia vive en Wadi Musa, la población más cercana a Petra. El traslado a la ciudad ha supuesto para muchos el acceso a la educación, a los servicios de salud, así como la oportunidad de beneficiarse del turismo. Sin embargo, algunas tribus temen perder su estilo de vida, ya que se les ha limitado el acceso a las tierras de pastoreo necesarias para los animales.QUINTINA VALEROFatima Abdullah, 21 años frente a su jaima beduina donde vive con su familia. Su padre, un beduino de Petra sigue llevando una vida tradicional dedicado a la agricultura, la plantación de tabaco y la cría de ganado caprino. Fatima se dedica a cuidar de los animales y en la noche prepara el hilo de cabra para el tejido de las características jaimas negras de los beduinos.QUINTINA VALEROLos hombres beduinos montan a camello y hacen carreras mientras los más jóvenes juegan entre las jaimas preparadas para la celebración de bodas. En la boda de Beyr Mathkour de la tribu Saidiyyin las mujeres y los hombres van llegando a las jaimas que se instalan normalmente en el desierto para celebrar tal acontecimiento que durará tres días. Poco se sabe de la vida y cultura de aquellos que en el 1812 guiaron al explorador suizo Johann Ludwig al redescubrimiento de la ciudad de Petra.QUINTINA VALERO