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“El psiquiatra a mí me rescata”

Una charla con el cantautor reivindicativo de Vallecas sobre política, su resignación a hacerse mayor y su complejo de Peter Pan. "Ser intenso o solemne es difícil"

Ilustración del cantautor Ismael Serrano.
Ilustración del cantautor Ismael Serrano.Tomás Ondarra

Pregunta. En su biografía pone: nacido en Vallecas, Madrid. Eso sí que es marcar paquete diferencial.

Respuesta. Es que Vallecas marca el carácter, sin duda alguna. El hecho de haber nacido en Vallecas implica una forma de estar y de mirar el mundo, e imprime conciencia de clase.

P. Quizá por eso usted ha salido tan ­intenso.

R. Sí, puede que sí. Como haya salido está determinado por el entorno en el que me he criado.

P. En su octavo disco, que acaba de salir, papá le ha hecho, nuevamente, dos letras. ¿Me equivoco o tiene un padre incontenible?

R. Yo creo que sí, y cada vez más. Me hablaba de la intensidad. Y creo que fue Elliott Murphy quien decía que para ser joven de mayor hay que ser mayor de joven. Y creo que ese camino es el que ha recorrido mi padre.

P. ¿Lo reivindicativo aún vende?

R. En mi caso, no sé si es lo reivindicativo lo que vende. A veces ser reivindicativo tiene un precio. El hecho de ser intenso, o de ponerse solemne, que se requiere a veces cuando uno es reivindicativo, y más en estos tiempos en los que todo es tan frívolo y superficial, es difícil. El que algo tenga un cierto compromiso político echa para atrás a ciertas personas y a ciertos sectores mediáticos.

P. ¿Estamos para poesía?

R. Más que nunca. La poesía, el arte y la cultura determinan nuestras señas de identidad.

P. ¿Por qué sobrevive la canción de ­autor?

R. Porque siempre vamos a necesitar a alguien que haga la crónica social y sentimental del mundo que nos toca vivir desde la sensibilidad, la poesía y el compromiso. Y en estos tiempos en los que vivimos una realidad muy gris, que encuentre una cierta épica a nuestras historias cotidianas.

A CORTA DISTANCIA

Nos vemos en su estudio situado en La Latina, uno de los barrios más castizos de Madrid. Hace un alto en un ensayo, porque siempre tiene alguna gira, y más cuando acaba de sacar disco. Es un tipo cercano, con las ideas aparentemente claras, que reivindica a los cantautores como últimos bardos agarrados a una guitarra. Habla de su incursión en el cine –lleva dos películas, protagonizando, componiendo, escribiendo–, algo que le divierte y le proporciona la sensación de que “te dejan colarte en una fiesta que tú veías a través del cristal”. Se sigue divirtiendo.

P. ¿A Rajoy le encuentra épica?

R. No. Pero a la resistencia a los ajustes y a las dificultades que provoca su política, sí.

P. ¿A Rubalcaba le ve más poesía?

R. Yo creo que uno de los retos de la socialdemocracia es recuperar esa épica. Precisamente el desencanto de la ciudadanía de izquierdas es que no hay una épica en su relato.

P. Lleva media vida diciendo que la sociedad está dormida. ¿No cree que su música puede contribuir a la siesta?

R. No, yo creo que todo lo contrario. Puede contribuir a la reflexión, a detenerse para analizar, que se confunde con la siesta y lo aburrido. Y ahí está la trampa. Reflexionar contribuye a despertar y avivar la llama de la rebeldía.

P. Hace tiempo dijo que era un chico fácil. ¿Sigue siendo pan comido?

R. Yo creo que sí. Yo soy un chico fácil, con la suerte y el privilegio de tener un trabajo que me apasiona, pero soy sencillo en cierto modo, sí.

P. Cero aristas.

R. Yo creo que la edad las va puliendo. Uno va perdiendo solemnidad, porque se toma menos en serio a sí mismo, aunque se tome cada vez más en serio lo que ocurre alrededor.

P. Está casado con una argentina. ¿No tienen problemas conyugales con lo de Repsol, Cristina sí, Cristina no?

R. La verdad es que no, porque, como a la mayor parte de los mortales, nos afecta poco en nuestra vida cotidiana.

P. ¿Poner a una canción Te odio no le suena a Les Luthiers?

R. Pues sí, sobre todo porque es una canción que pretender ser una declaración de amor. De hecho, el estribillo dice “ama tu figura aborrecible”. A veces ciertas expresiones de odio son declaraciones muy contundentes de amor.

P. Martirio tiene un himno a su endocrino. ¿Usted a qué especialista le ­cantaría?

R. Yo, por suerte, no visito mucho al médico. Podría dedicarle una canción al psiquiatra, porque algún trastorno de ansiedad sí he padecido, y no sé si tiene que ver con tomarme las cosas y a mí mismo muy en serio.

P. ¿Su psiquiatra le encuentra echado a perder?

R. No, todo lo contrario. El psiquiatra a mí me rescata. Fíjese lo mal que estamos; si no, estaría intratable.

P. ¿Sigue con miedo a hacerse mayor?

R. Yo creo que me estoy resignando. Hacerse mayor está de puta madre. A mí me ha traído también la alegría. No tengo hijos, espero tenerlos, pero tengo dos sobrinos que te enseñan, entre otras cosas, que crecer no es tan malo, porque te renuevan la mirada.

P. Peter Pan salió volando.

R. Es que no he tratado de tener complejo de Peter Pan. Lo que he tratado de entender es que crecer no conlleva una traición. Que uno puede crecer siendo consecuente consigo mismo y con sus principios, incorporando cosas.

P. Y eso es lo que, entre canción y canción, se está trabajando en el diván.

R. Me trabajo en el diván eso y el hacerse cargo solo de las culpas que a uno le corresponden. Que a veces uno se echa más

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