Calle Mayor
José María Ángel, alcalde de L'Eliana y senador territorial, analiza día a día la campaña electoral del 20-N
José María Ángel
Aficiones y pasiones. Apasionado de la lectura y del deporte. De la política y de mi pueblo: L’Eliana. La primera, entendida como ilusión, compromiso ciudadano, gobierno de proximidad, civismo e intercambio. También como el diálogo. La experiencia más intensa en política, la que consigue llenar completamente mis aspiraciones, es la de ser alcalde de L’Eliana. Además, he sido elegido recientemente senador de la Comunidad Valenciana, trabajo al que pretendo trasladar todos mis valores. Y, sí, soy un apasionado. De muchas cosas; pero sobre todo de mi familia.
Aviso a navegantes
21 de noviembre. Al próximo gobierno las urnas le han dotado de legitimidad; los resultados son los resultados, y, además, la democracia consiste en eso: el que tiene más apoyos, más respaldo ciudadano, ha de gobernar. Eso es legitimidad. No se trata de –por más que lo hayamos oído por boca de muchos de los líderes del PP- que se produzca un mero cambio de dirigentes. La reflexión -y más cuando la distancia de apoyos es tan contundente- es más amplia y bastante más profunda. Sobre todo cuando se produce con las especificidades y diferencias que hemos vivido. Hemos de reflexionar sobre lo que está ocurriendo en España. Darnos cuenta que las instituciones políticas son mucho más sólidas de lo que una economía con ansias de totalidad quisiera. Las predicciones han sido certeras y el Partido Socialista sufre una severa derrota en las urnas, evidente e incuestionable. Sería absurdo negarlo aunque hay veces que da la sensación, la evidencia constatada, de que algunos ansiaban más esto -y la consiguiente descomposición, que no conseguirán, del partido socialista- que la propia victoria. Un triunfo no es, en ningún caso, una jactancia, sino un dato. El Partido Popular ha ganado las elecciones por mayoría absoluta. España va a modificar sus políticas, por decisión ciudadana. España tiene su propio tiempo político y la paciencia y el temple suficientes como para no tener que verse en la situación de nuestros vecinos, una Italia secuestrada por un primer ministro o una Grecia paralizada por la impotencia de otro. Hemos celebrado elecciones y, como en España, en Irlanda y en Portugal también las han celebrado. Compartimos algo más que ese proceso, una crisis generalizada y feroz. Por eso se hace doblemente necesario repasar todo lo que allí está ocurriendo; y que nos sirva de aviso a navegantes. No podemos ignorarlo. En una página famosa de la literatura americana se describe a John Field, un emigrante irlandés que se ha quedado “empantanado” —esa es la terrible palabra que usa Henry David Thoreau— en la América de las oportunidades. Pues bien, no es en la América de las oportunidades donde esta vez se están quedando empantanados derechos y bienestar de nuestros convecinos portugueses, irlandeses. La pobreza, la miseria, no son ahora un fantasma en Irlanda, ni en Portugal. Y lo digo porque, cuando alguien predica austeridad, debe dejar bien claro que no está diciendo pobreza ni miseria para algunos, los de siempre. Unos pocos, restringen, por devoción al individualismo neoliberal, y otros, los que más, son austeros por obligación. ¡Que la lucha ante la crisis no se convierta en sinónimo de pérdida de derechos, ni de desigualdades de otras épocas¡ Los resultados son. Ahí están. El resto, análisis; porcentajes, a cientos, a miles. Más o menos acertados y sensatos. El resultado es el que es. Ya todos lo conocemos y a nosotros nos queda una inmensa tarea que abra la puerta a reconstruir, a reencontrarnos con nosotros mismos, antes de que nuestra ideología se ‘enfangara’, se desdibujara, entre tanto mercado, tanto euro, tanta presión, tanta y tanta responsabilidad, tanto silencio y tanta y tanta ausencia de respuestas, de las nuestras, las de siempre, las de izquierdas. Democracia es actitud. Hoy lunes 21 de Noviembre me preocupa, mucho más que las cifras, como a muchos, el mañana. Pero el mañana, de mañana martes; y el del miércoles; el de enero o el de marzo… ese futuro inmediato del que no sabemos nada -que ya se han ocupado algunos de que así fuera- y que, de seguro, hará mella en nuestras vidas. Y tenemos derecho a hacer planes. Todos los del mundo. Y a luchar con todas nuestras fuerzas por lo que queremos. Y a no creérnoslo todo. La decisión ciudadana ha hablado y dicho. El PSOE, habrá de liderar la oposición en este país. Y así será. No hay demasiadas sorpresas. Asumir una derrota es pensar en el futuro. Con lucidez. Ahora, más que nunca, a trabajar, defendiendo nuestras ideas. Que nadie pueda decir nunca que no nos atrevimos a luchar. Es tiempo de reflexión. Y de reencuentro. Y de pensar. No me olvido; siempre gracias. Y ahora, más que nunca, a pelear, por y con nuestra gente. Y una última hora a la que no puedo resistirme: el Banco de Valencia, el de mi padre, ¿recuerdan?, intervenido por el Banco de España. Huelgan comentarios.
Me queda la palabra
Rajoy o ¿qué quiere que le diga?
17 de noviembre. Esta carrera , esta campaña electoral, va tocando a su fin. Y es, justamente al final, curiosa casualidad, cuando el PP se ha reservado –crecidos como están con las encuestas y siguiendo a rajatabla el guión de campaña de “ni lo cuento ni lo escribo en el programa” preestablecido- este final para la “suelta” o emisión de, vamos a llamarles amablemente, “perlas de seguridad”, con diferentes emisarios. Como es costumbre, los medios de tirada nacional publican entrevistas a los principales candidatos a la presidencia del gobierno y, en estas últimas fechas, en el caso de Rajoy, éstas son prueba fehaciente de lo que mantengo y por ello muy, pero que muy preocupantes. Por lo que dice, no. Más bien por lo que apunta. Un ejemplo como muestra: enuncia que “la dependencia no es viable” pero dice al mismo tiempo que, “esa ley es (ahí va la “perla-alerta” temerosa) un intento loable”. Calificar una ley como ésta, de calado, así, da clara muestra de su concepción -clasista, reaccionaria y de derecha vetusta- de un derecho reconocido, que se han ganado a pulso aquellos que necesitan, más que nadie, del apoyo de los poderes públicos. Si, según el Sr. Rajoy, no hay presupuesto para aplicar la ley, ¿por qué no le dice a los suyos, por favor se lo pedimos Sr. Rajoy, allí donde están gobernando, que ahorren? Pero no en derechos para la gente; que lo hagan en gastos y en asesores, de esos de los que no prescinden ni aunque les aprieten. No es serio ni honesto. Porque, además, recuerda aquello que decía aquel: “...lo bueno, para los míos y al resto, la legislación vigente.” Valor, hay que tener. Más ejemplos, si los quieren; infinitos. Lo de los matrimonios del mismo sexo, sin desperdicio; el aborto para ellos, de nota. Dice D. Mariano que él prefiere la vida. ¿Por qué ofende? ¡Vamos a ver! ¿Es que, acaso, intenta decir que nosotros, no? Además, ese no es el debate, plantearlo en esos términos es ofender a la inteligencia y a los que no piensan como ellos y, una vez mas, a las mujeres. ¿Otras muestras más? Lo del decreto de fumar, de risa, porque dice que “ni si, ni no, ni al contrario”. Lo del “co-pago” de los pensionistas en los medicamentos, un insulto, porque es capaz de decir que “está a favor, pero no, o sea...” ¿Qué? Señor, ¡qué angustia! Y si las entrevistas escritas son gráficas; la de ayer en TVE y la de hoy en la Ser, han sido “píldora-expreso” de lo que es y quien es este aspirante a presidente del Gobierno de todos los españoles. Justo en momentos que exigen más precisión, mayor claridad y decisión, él va y se destapa como indeciso, resbaloso y escapista. Ayer veía la entrevista televisiva, preocupado. Hoy, en la radiofónica, además me he impresionado. Ha de ser porque, así, sin verle la cara, resulta más evidente aún que, en cuanto lo quitas de los papeles y del guión mandado, del no mojarse para no meter la pata, se evidencia mucho más, convirtiéndose en un rosario inacabable de jerga ininteligible de “eh..., ...pues, eeeeh, en principioo... puesss, habrá que estudiar siii..., eeh...., depende, oiga pues... que sii... entonces... Hombre, esto, no es blanco ni negro, ess... gris”. ¡Qué cansancio, por favor! Caterva de exclamaciones escapatorias que demuestran que o ni él mismo sabe o, mejor dicho, que sabe y no puede decir lo que tienen ya pensado. Y lo que los mercados, me temo, porque ellos llevan ya meses de campaña, tienen ya establecido también y hablado, para el día después, con los que van de seguros ganadores. Tengo la impresión -ahora ya seguridad- que esta campaña que acaba, pasará a la historia como una en la que se han comportado con poquísima decencia y, por encima de todo, dadas las especiales circunstancias de crisis -de la madre de todas las crisis-, con completa opacidad. No por los exabruptos del Sr. Rus o de Rita -al estilo kaleboRita -poniendo en duda hasta la condición democrática de los socialistas (que, me van a perdonar, pero eso, viniendo de ella, tiene bemoles). Ni por el empleo que prometen pero que ya andan diciendo que: “...hombre, crearlo, crearlo, aún tardará unos años”, ni por..., ni por muchos, muchos, muchísimos ejemplos. Tantos por qués, que sería imposible enumerarlos sin morir de cansancio y aburrimiento. Ha sido una campaña poco decente y opaca porque, frente a propuestas claras, acertadas o no, del partido socialista, hay un partido y un candidato que esconden conscientemente entre los “...bueno”, los “qué quieren que le diga” y los “Dios manda” sus propuestas para el futuro de “su” (disculpen, nuestro) país, porque, sencillamente, no quieren decir lo que piensa hacer. Y es que están más que seguros de que si la gente lo supiera, sin dudarlo, no les votaría. ¿Es eso decente, transparente y ético? Yo creo que no. Queda poco tiempo. ¡A pelear!
Mariano, ¿por qué fumas?
16 de noviembre. Hoy me he levantado tanguista. Igual les suena algo raro al final de una campaña, pero, a veces, el cerebro establece conexiones de lo más inusitado. Y curiosas, ya verán. Enrique Santos Discépolo, uno de los máximos poetas del tango, lo definió como “un pensamiento triste que se baila” porque, es verdad, suele expresar tristezas, especialmente en las cosas del amor; aunque, no siempre, que por haber, hay tanguitos humorísticos; incluso políticos. Y ese es el mío. Ese es mi tango de hoy. De buena mañana, ojeando los periódicos, el rostro de Rajoy ya me ha dado los buenos días. Y, a partir de ahí, ¡zas!, la conexión. Ver a uno, Rajoy, y presentárseme la imagen de la Sarita Montiel, tumbada en aquel cheslong fumando en larguísima boquilla un eterno cigarrillo y oír su famoso tango: Fumar es un placer... sensual.../ Fumando espero mi sueño verdadero / Y mientras fumo mi vida yo consumo / Flotando como el humo me suelo adormecer... / Hundido en mi sillón fumar, fumar / Perdido en mi rincón fumar... soñar.... Y es que, ni escrito adrede, de verdad. Me imagino a Rajoy cantando el tango, fumando, fumando, esperando a ver hecho realidad su ansiado sueño –por dos veces ya aplazado-, salvar España. Gran empeño. A mí, esto de fumar Rajoy, me tiene francamente preocupado. Y me surge la pregunta necesaria al candidato del PP: “Mariano, si sabes que es malo, ¿por qué fumas? Yo, por el bien de todos, me he puesto a investigar. Dicen los que entienden que, desde el punto de vista psicológico, el tabaquismo es una conducta de riesgo con rasgos infantiles que se relacionan con las fases del instinto oral. ¡Vaya usted a saber, aunque su Galicia infantil nos pilla ya un poco lejos! Conlleva, dicen, actitudes agresivas inconscientes, motivaciones internas inherentes al individuo que tendrían su origen en experiencias hostiles, tanto como gratificantes. Igual. No sé. También me he planteado el posible origen del “fumar estético”: candidato preocupado por su imagen –hace bien- el tabaco como controlador del peso; la imagen externa como carta de presentación. Mentira, señor Rajoy: los fumadores tienen una piel con más arrugas y menos saludable debido al daño que el tabaco ejerce sobre los capilares. Señor Rajoy, igual no se ha dado cuenta pero, la nicotina, oculta muchos los encantos y los transforma, mira tu por donde, en puntos débiles de la imagen. La adicción degenera en actitud desafiante y agresiva en la mayoría de los fumadores para con el medio que, definitivamente, no se olvide, los rechaza o los limita. Así, pocos amigos se hará. Conclusión etimológica: si nos centramos en la palabra adicción, o no-dicción, no hablar, que es lo mismo, el diccionario nos dice que, generalmente, las personas llegan a padecer una adicción por la imposibilidad de hablar de ciertas cuestiones y no poder resolverlas a través de la palabra. ¡Acabáramos! Hemos encontrado la razón profunda de la adicción de Rajoy: tener que callar, sufrir en silencio, toda la campaña, sin decir la verdad. El que fuma, antepone su gratificación oral aparente, sin respetar la salud de los demás; manifiesta hostilidad externa, daño al otro; Y via interna, autocastigo. Usted sabrá. ¿Cómo nos quiere salvar, oculto detrás de su tanguero “puro”? España no ha necesitado nunca-pero nunca- salvadores. Esta habría de ser una palabra ausente de nuestro vocabulario político. España necesita únicamente buenos gestores. Y eso es lo que deben ser los candidatos políticos, buenos gestores. Y no convertirse en simulacros. Nuestro país no necesita humo. Necesita prudencia. E inteligencia. Y es que, lo normal, es no fumar. Y hablar, diciendo la verdad.
Al césar lo que es del césar
15 de noviembre. Muchas cosas me emocionan de L’Eliana, mi ciudad. Lo he dicho y lo he repetido, pero hoy me gustaría especialmente reconocerle una virtud: su carácter animoso. Siempre –y digo siempre, incluso en los momentos más duros- elianeros y elianeras han hecho gala de su capacidad para superarse, para levantar aquello en lo que creen a base de esfuerzo y constancia. Por más que los demás no entiendan de su empeño o su energía, luego constatan su valor. Nunca me canso de reivindicarlos. Y por eso, hoy quiero hablar orgulloso de la tarde de ayer vivida junto a mi gente de L’Eliana. Inmaculada Rodríguez-Piñero, nuestra compañera y candidata al Congreso por Valencia, quiso pasar un rato con los elianeros en esta recta final de campaña. Y, a estas alturas, con pocas horas de sueño, mucho malcomer y los más de 3.000 kilómetros que, con su furgoneta familiar –que no cochazo imponente verdehierbacampogolf al estilo del PP del que hablamos ayer (¡pues sí que hay diferencias!)- lleva a espaldas nuestra candidata, creo (me consta), compartió reflexiones y constató agradecida la acogida estimulante de mis convecinos. Los elianeros son –somos- gente apasionada y por eso, creo yo, entendieron tan bien, y dieron calor solidario y positivo a una Inmaculada, apasionada por la política y muy, pero que muy realista, que se sabe hacer entender con claridad y sencillez. Como hace falta. Sin ambigüedades. Con rigor. Inmaculada es mucho más que una candidata. Cuando habla, explica la experiencia de gestión vivida. Y puede estar satisfecha, y nosotros, también: su trabajo como secretaria de Infraestructuras del Gobierno ha contribuido a hacer realidad que nuestra Comunidad tenga muchas más y mejores infraestructuras. Lo sabemos, lo hemos oído otras veces, pero, de su boca, nos supo ayer a más y mejor; crece en valor porque, mal que les pese a muchos, el AVE, el corredor mediterráneo, la ampliación del puerto, el aeropuerto de Alicante, la ampliación del aeropuerto de Manises, la nueva terminal del L’Altet de Alicante o la mejora de las carreteras valencianas, los han traído los socialistas. Al césar, lo que es del césar. O en valencià, que es más gráfico: “A cadascú, allò seu”. Como los elianeros, Inmaculada es valiente y defiende el carácter socialista: cuando uno se equivoca, hay que saber reconocerlo y, sobre todo, rectificar. Que es de sabios. Siempre, todo, se puede hacer mejor. Ella nos lo recordó. También compartimos reflexión y explicación del futuro que queremos con Carmen Martínez, alcaldesa de Quart y responsable de los socialistas de la provincia. Ya estamos acabando esta campaña. Nos queda la reflexión. Y preguntarnos el modelo que queremos para España, porque el futuro puede ser mejor. Debemos comparar modelos y prioridades. No es lo mismo. Para muestra, el botón: la política de macro-eventos del PP no solo ha fracasado; nos ha sumido en la deuda más salvaje. Todo el potencial –que es inmenso- de nuestra Comunidad, ellos, en lugar de aprovecharlo, lo han ordeñado hasta secarlo. Ese es el modelo que el PP quiere implantar en toda España. ¿Austeridad? ¿Eficiencia? ¿Rigor? Ningún interés electoral debería estar reñido con el rigor. El rigor exige analizar las causas de la crisis, extraer conclusiones y tomar las medidas necesarias para salir de ella. Y evitar que se vuelva a repetir. Por lo visto, el PP olvida, no reconoce –porque no les interesa- lo que no se puede olvidar jamás, todos los factores nacionales e internacionales que han desencadenado esta crisis, a riesgo de repetirlos. Gravísimo error. Sobre todo para quien suspira –mejor que aspira a- gobernar. Reflexión ciudadana. Y, por encima de todo, a participar.
Plantar cara
14 de noviembre. Hoy he bajado a Valencia a hacer gestiones para L’Eliana y allí he tenido una visión que me ha chocado, alucinado y hasta sorprendido por la chulería que implica dado los tiempos que corren: un despampanante coche, muy verde y metalizado, se paseaba impoluto con una inscripción del PP en los laterales que decía “súmate al cambio”. No sé bien por qué pero, de inmediato, me ha venido a la cabeza preguntarme pero qué cambio, si estos son los mismos de siempre, que no disimulan ni en campaña, o...... como siempre habrá sido un lapsus. Y me ha venido a la cabeza algún joven comprometido de esos con los que me gusta dialogar cuando puedo, nada fundamentalistas por cierto, a los que se les revolvería la lengua, seguro, por el contraste, tan gráfico, tan básico y que evidencia con tan poco, tantas cosas. Y por eso hoy quiero, necesito hablar de jóvenes. Quiero hacerlo, además, desde la reflexión pausada, todo lo lejos que pueda del abuelo cebolleta en discurso paternalista. Y quiero hablar de jóvenes, o mejor, a los jóvenes, porque considero que es, justo con ellos, con los que peor nos hemos explicado a la hora de transmitir el porqué de las cosas, y, la verdad sea dicha, por ser padre, tío y amigo de algunos de ellos y de ellas, ando bastante frustrado. Y dolido. De no haber sabido. Frustrado, pero también indignado, porque me alucina ver cómo algunos superguays (al estilo de amo a Laura) -disfrazados de soy-tú aunque no recuerden, ni de lejos, el espíritu joven utópico- intentan desdibujar las cosas para sacar tajada electoral, anunciando soluciones para grandes y pequeños, altos, bajos, morenos, rubios,… con un lamentable “os sacaremos de esta” que solo busca hacer mella, obtener plusvalías políticas del elemento fundamental que está provocando esta crisis. Esta crisis que alguien ha bautizado como la crisis de todas las crisis: la desaparición de empleos, empresas, Gobiernos e ilusiones. Y parece que, también, el futuro de los y las jóvenes de este país. Y por eso, digo no. Digo que ya basta. Digo que con ellos no. Y les pido a ellos -a los y las jóvenes utópicos- que planten cara. Sí. Que la planten a todos los que, buscando su voto, les intenten vender cabras. No seré yo, ni los del proyecto socialista, los que les digamos -como el camisa blanca y gaviota azul lo hace- que se van a solucionar todos los problemas, si se les vota, claro está. No seremos los socialistas -que intentamos hacer menos publicidad y más discurso de pies en la tierra, para no mentir- los que les digamos que “…crearemos tres millones y medio (¡3.500.000, señores!) de puestos de trabajo para remediar para siempre su futuro, al más puro estilo porqueyolodigo–porqueyolovalgo. No seremos nosotros quien les ocultemos el programa de medidas para su futuro. Ellos sí. Y es que esconden un programa de recortes, que aquí en la Comunidad Valenciana ya han iniciado en educación, en becas, en Erasmus, en subida de tasas, ya para este año y del que recogemos los frutos: nuestros y nuestras jóvenes, gracias a su política de derechas, ya son los más parados y los de más alto fracaso escolar de toda España. ¡Enhorabuena a los/las afortunados! Realidades, no proclamas. Verdades y no mentiras, nos hacen falta. Para todos, pero sobre todo, para los jóvenes. Inversiones en futuro para ellos hacen falta, no un “súmate a mi cambio pero no te cuento en qué consiste”. Verdad, por encima de todo. Verdad y respeto, mucho respeto. Juventud no es inconsciencia. Yo les pido rebelión. Y, sobre todo, les pido, participación. Que se mojen, que no pasen, que no deleguen en nadie su mayoría de edad y su condición de ciudadanos. Que exijan, que estén ahí, para que no se les espere. Yo, eso sí, sin prometer milagritos del Niño Jesús de Praga, me dirijo a ellos y ellas para explicarles, desde el respeto, que la inversión en educación, formación y empleo para jóvenes, será y seguirá siendo, para los socialistas, como siempre ha sido, nuestra prioridad. Sin engaños, sin futuros de Alicia en el país de las maravillas. Construyendo con ellos su futuro; ese futuro tan imprescindible. Y yo, mientras tanto, a pelear, con ellos y ellas. Porque creo que el futuro –que son ellos- siempre merece la pena.
Amparo, ‘La Losino’
13 de noviembre. Ayer se nos fue Amparo, La Losino. Tenía 104 años y era una mujer fuerte. De su gente; de su pueblo. Una mujer elianera, con solera, que ha visto hacerse la historia y a muchos, pasar por ella. Amparo, La Losino, derrochaba corazón desde su cuerpo menguado; adivinaba las penas mucho antes de que nos llegaran. Enseñaba a su familia y a su pueblo el valor de la palabra y a no tenerle miedo a la vida. Hoy, la abuela centenaria de mirada tan profunda, ya no nos sonreirá, pero continuará hablándonos a través de otros abuelos que yo sí quiero escuchar. Si pudiéramos, si yo pudiera hablarle este día de domingo, le diría que no se fuera todavía, que nos contara sus cosas, que escuchara a nuestros hijos y nietos. Y que nos viera crecer. Como pueblo y como gente. Que siguiera en nuestras vidas guiándonos como siempre desde su historia tranquila, siendo nuestra inspiración. Conservar cuanto tuvimos, compartir lo que hoy tenemos y cuidar lo que tendremos, nos lleva a encontrarnos. Y nos permite seguir caminando a la vez que vamos descubriendo lo que fuimos y podemos llegar a ser. Algunos, queremos ser partícipes de nuestra cultura; desde el respeto que nos merece la memoria de estos mayores que comparten sus historias y su historia; conocerla mejor y escuchar. Sobre todo escuchar. También –y sobre todo- a los mayores de nuestros pueblos. Ellos tienen las llaves para abrir la puerta de ese pasado sobre el que hemos construido toda nuestra historia. Y como la vida sigue – y así ha de ser- hoy también he podido asistir, y rendir mi homenaje personal, al acto que la Unión de Pensionistas de L’Eliana ha celebrado para reconocer su valor a otros dos octogenarios: Víctor y Carmen. Él y ella, como Amparo, como tantos mayores, han hecho posible el presente que tenemos. Gracias a ellos hemos tenido una referencia clara para nuestra historia presente. Buena guía para mejorar nuestras ciudades y pueblos. Y, estoy seguro, la mejor manera de rendirles homenaje merecido es luchar por un proyecto de sociedad que los incluya plenamente. Respeto a los mayores e inclusión de su experiencia, de sus valores vividos, en nuestra sociedad. Si no aprendemos a ser un entorno tolerante que no sólo identifique vida plena con juventud, rapidez, eficacia y productividad, nadie asumirá la tercera edad, como referente, como ejemplo a seguir, considerándola como lo que podría ser: una etapa de crecimiento y auto-desenvolvimiento. Si no es así, continuaremos viendo la vejez con temor, y evitaremos a cualquier precio nuestro ingreso en este período. En cambio, aprovechar el potencial de los de más de 65 años, favoreciendo su actuación como ciudadanos activos, teniendo en cuenta su experiencia, su sabiduría y vitalidad, su tiempo y dedicación, su capacidad indudable para decidir por sí mismos, es el único camino. Potenciar la participación de las personas mayores en la sociedad; fomentar el envejecimiento activo; lograr mayor presencia de los mayores en nuestra sociedad y recoger sus propuestas, ha de ser nuestro objetivo. Y no todos lo comparten. Los viejecitos de parque ya pasaron a la historia. Los socialistas creemos en un nuevo mayor. Un ciudadano activo igual que los demás. No así la derecha, que los considera baza electoral y los relaciona –mal, muy mal- con adjetivos como pasivo, gasto, problema. Ha muerto Amparo La Losino, mujer de mi pueblo, de L’Eliana. Dicen en África que “cuando un anciano muere, se quema una biblioteca”. No será así con ella, ni con los que como ella, son memoria colectiva y testimonio permanente. Permanecen en la historia de las gentes de mi ciudad. A mí, siempre me ha gusta mucho otro proverbio africano que dice: “…lo que el viejo ve por estar sentado, no lo percibe el joven que está de pie”. Por Amparo y por muchos otros, a pelear.
Igualdad, igual da, achuchón y bolso Vuitton
12 de noviembre. Hoy en La Nau, los y las socialistas hemos hablado de igualdad. En igualdad. Y lo hemos hecho de verdad; como siempre. Igual se están preguntando por qué insisto yo tanto en esto, pero es que tiene su aquél y yo quiero –y debo- diferenciar. Pero antes, quiero hablarles con orgullo del acto que ha organizado, en la universidad antigua, en La Nau, el partido socialista para hablar –claro- de la igualdad. Un tema por el que hemos apostado siempre. Un tema que, como hoy se ha recordado, está en nuestro “ADN ideológico” y en cuyos avances hemos venido trabajando y luchando con políticas de acción positiva, como partido, de manera reiterada y desde los diferentes gobiernos socialistas. Ha sido un acto, también en asistencia, igualitario. Nada de “mujer-mujer para mujeres”. Después de la salutación e intervención de Jorge Alarte han intervenido mis compañeras Carmen Montón, Carmen Martínez y Carmen Alborch (Cármenes de larga trayectoria en lo que hablan) e Inmaculada Rodríguez-Piñero (también con acreditada apuesta por los avances). Y se han dicho verdades como puños. Carmen Montón ha reivindicado el voto y ha pedido a las mujeres que, por favor, “sean listas”; pero no por interés partidario o de militancia socialista, no; sino para no perder terreno y defender todo el camino avanzado. Después, Carmen Alborch: “Como dice Rubalcaba, el feminismo está en las entrañas del socialismo”, y “con esta derecha, perderemos la igualdad en la educación, y la mitad del talento, por eso, os llamo a la conciencia, os llamo a la pasión que aporta la convicción, os llamo a pelear por el futuro”. Nuestra Carmen Martínez ha destacado las diferencias con la derecha: “Cuando Rajoy dice que las mujeres que trabajan con él son muy competentes porque, además de colaborar con él, llevan sus casas y cuidan de sus hijos, ¿estaba también diciendo que los hombres que trabajan con él, como no llevan sus casas, no son competentes?”. Ha finalizado Inmaculada Rodríguez-Piñero reivindicando lo hecho y advirtiendo que: “Necesitamos seguir avanzando porque queda camino por andar y, si no lo hacemos, si no consolidamos tanto esfuerzo, daremos un enorme paso atrás “. Hoy nos hemos encontrado muchos: todos juntos, hombres y mujeres. También mucha gente joven. Me ha gustado ver con nosotros y nosotras a Anaïs Menguzzato, a Carmen, a Quiti Blat, a Amalia Alba, a Consuelo Catalá, a Celeste García, a Carmina del Río, a Tatiana Fargallo, a Pilar Sarrión, a Empar Piera… A tantas y tantos más, juntos, animosos, demostrando con los hechos que para nosotros este tema, la igualdad, lejos de poses vistosas, está tejido en la piel; sigue bien vivo en nosotros. Es honor y es orgullo. Y por encima de todo, es respeto, mucho respeto. Pero, como decía al principio, no todos somos iguales. Ni aunque algunos se empeñen en parecerlo. Los chicos de la gaviota también han tenido su acto, pero, en su caso, lejos de plantearse en absoluto la igualdad, lo que han hecho -eso sí, al más puro estilo derechón, rancio y carpetovetónico- ha sido un acto para hablar de la familia pero, claro, de su concepto cerrado, tradicional y muy, pero que muy reaccionario, de familia. De la familia de antes; de aquellas “familias bien” de otras épocas más hipócritas e insanas; de esas que, ténganlo claro señores, ni siquiera ellos mismos practican ya, eso sí, cuidado que no se sepa, alerta que ni se note. ¡Qué de lejanos están de las familia reales, actuales, diversas y plurales que llenan –mal que les pese- las calles de este país! Hasta aquí, lo clásico, pero ¡ay!, hoy se les ha ido la mano en el atrezzo y, mira tú por dónde, -como era de esperar y venimos avisando-, se les ha visto el plumero. Ha quedado claro que, y pese a disfrazarse de modernos, son quien son y como son; y piensan igual que han pensado siempre. Hoy, créanmelo, han rezumado el auténtico fondo que llevan en el corazón y en el que la igualdad no es para ellos más que “feminismo de salón”. ¿Para qué hablar de igualdad, si a ellos igual les da? ¿Que yo exagero? ¡Qué va! Las gaviotas, en familia, han hecho un acto a lo “viva la gente”; a lo María Ostiz con guitarras y bandurrias; con corales y canción. ¡Ay la canción! No perderse el estribillo, por favor, que no tiene desperdicio: “… Somos madres, mantenemos nuestra casa limpia y pura... queremos un achuchón, pero más un bolso Vuitton...”. ¿Que bromeo? No sé yo. ¿Que exagero? Saben que no. Lo de Rajoy con lo de llevar la casa, ¿lapsus o qué? Y esto, ¿lapsus también? Por lo del bolso delante de Rita, quizás, pero, ¿el resto?, simplemente vergonzoso, indignante y, la verdad, buena muestra de lo que piensan y no dicen; de lo que opinan y disimulan: ¿Igualdad? Igual da. Pues no, no da igual. A Pelear. Por el progreso y la modernidad, por el respeto y la consecución de una sociedad justa y de iguales. Insisto: ¡a pelear!
Antivirus democrático
11 de noviembre. Dice el diccionario de la Lengua Española que “oculto” es sinónimo de velado, encubierto, disimulado, subrepticio, disfrazado, escondido. También de tapado, furtivo, secreto, incógnito, misterioso. Justo lo que define las verdaderas intenciones del PP en su carrera por “ganar España”. Por eso calla Rajoy. Por eso no dice nada. Por eso enturbia y hace ambiguo su discurso. Para ocultar intenciones. Crean dudas, en cualquiera que le oiga sus “depende” y, en un momento en el que a los españoles ya les pesan suficiente sus propias dudas sobre cómo se va a superar la actual situación, escabullirse, no tiene perdón. ¿Cómo puede pretender llegar a ser presidente del Gobierno de este país alguien que, como él, esconde de forma deliberada sus intenciones, disfraza de eufemismos sus propuestas? En el fondo, lo que hace, no es por listo, no se engañen. Solo es porque teme. Y continúa tomándonos por idiotas. Y, darle la espalda a la gente, es traicionarse a uno mismo. La coherencia clara es, a veces, dolorosa. Pero, la ambigüedad, el faltar a la verdad, es siempre una mala opción. No se es listo por callar y no proponer. Ni por decir una cosa y hacer justo la contraria, tampoco. No es inteligencia política callar y dejar que tus líderes autonómicos hablen a gritos por todos. Cuando uno tiene las ideas claras, jamás duda en explicarlas. Bueno sí, cuando no tiene nada de honesto y prefiere callarlas, no vaya a ser que le cuesten un disgusto. Y muchos votos. Lo que sí hay que alabarle a Rajoy es su autodisciplina. Qué valor –y vaya nervios templados- para mantener callada su verdadera opinión durante toda la campaña. En eso, tan solo en eso, hay que reconocerle mérito. Mucho más listo que Aznar que, a estas horas, ya habría metido la pata (derecha) hasta más allá del corbejón 525.000 y una veces. Y si cabe alguna duda, solo escúchenlo decir “qué caros salen tantos derechos sociales, inventados por el PSOE”. No me puedo resistir a contarles el símil que un buen amigo informático hace para todo esto de ocultar el PP sus verdaderas intenciones. Es muy bueno. Ya verán. Dice que, como el PP, en informática también están los “virus ocultos”, unos malware o programas maliciosos –qué grafica la descripción- que se instalan sin permiso provocando problemas de rendimiento, de confusión de velocidad y sobre todo, de seguridad. Son softwares que se auto-ocultan (¿les va sonando de algo?) y ayudan a los hackers (¿autonómicos?) a lograr mayor control sobre nuestros ordenadores. ¿Qué tal la imagen de Rajoy vestido de troyano, de virus oculto? Ante la incertidumbre que algunos provocan, ¡que no falte la lucha y el buen humor! Dice mi amigo que los manuales aconsejan que, para que un antivirus sea eficaz, el usuario ha de comprender bien cómo evaluar lo que de verdad hay en la información que encuentra. Gran verdad. Por eso, señoras, señores, si se topan con programas raros, ambiguos y poco claros, desconfíen, sean prudentes y actualicen bien sus software antivirus siempre, antes de votar.
El banco de mi padre
Educación para la ciudadanía
9 de noviembre. Esa es la palabra en la que varios vecinos de mi pueblo coincidían conmigo, haciendo tertulia de café esta mañana, hablando de educación. De la educación pública, concretamente. Y a nadie ha de extrañar cuando una estrategia contra la educación pública pende constantemente sobre nosotros, ya desde hace bastante, proveniente de las alas más neoliberales del PP. Mis convecinos listaban con ocurrencia algunos términos de más de extraña sinonimia y uso más que frecuente de gestores del partido popular que, cuando dicen “a” quieren decir “p” . Me explico: “miseria”, en la que sumen las dotaciones de la enseñanza pública, es cuando dicen “austeridad”; “mayor autonomía de los centros educativos”, dicen, cuando en realidad se trata de despreocuparse; se les llena la boca de “excelencia” cuando saben bien que ésta significa sectarismo... Así las cosas, no me extraña que se inquieten. Y, además, les invito a estar atentos ante este acoso y derribo de lo público: educación, formación ocupacional e inserción, sanidad... no vaya a ser que cunda el ejemplo y, de aquí a poco, nos quiten también la esperanza en el futuro. Menos. El PP nos plantea en su campaña –e incluso antes de ella- gastar menos. Pero sólo en según que cosas. Menos escuelas, menos profesorado, menos perspectivas de futuro para los alumnos de la enseñanza pública. No me gusta la nostalgia pero, a base de tanta resta perversa, la memoria me traiciona arrastrándome a aquellos tiempos difíciles donde las familias españolas sin “posibles” (o sea, la mayoría de entonces) se veían obligadas, dolorosamente, a elegir cuál de sus hijos –las hijas, ni siquiera entraban en el sorteo- sería el único afortunado que estudiaría. ¡A la porra el derecho fundamental y equitativo a la formación! Somos muchos los que sentimos que las promesas del PP estén siempre tan vacías y que los ciudadanos sean siempre los que las padezcan. Sin inversión en educación, no habrá avance posible. La calidad de la educación sufrirá un gravísimo deterioro, y el futuro de nuestra sociedad, también. De nuevo, inquieta, preocupa que pueda llegar a eliminarse el aprendizaje de una ciudadanía democrática, base fundamental de una educación que permite la reflexión personal y la toma de decisiones. Disfrazar, como en la Comunidad de Madrid (la de Doña Esperanza), de mayor libertad, la elección del centro educativo por parte de las familias, en la práctica encubre un trato de favor hacia aquellas que tienen medios suficientes para llevar a sus hijos a centros concertados que, por cierto, también hacen uso del dinero público. O la otra segregación pretendida -la “excelencia”, sinónimo de segregación entre listos y menos listos, para que los alumnos con mejores notas, que no los mejores alumnos, que es cosa bien distinta, desarrollen sus capacidades en un gueto que evit4 “malos contagios”. Son esos mismos políticos los que han desarrollado ahora la brillantísima idea de dar tijeretazo voraz al presupuesto de nuestros centros de enseñanza pública (quieren saber quiénes son los buenos alumnos para premiarlos porque según ellos la actual educación pública “los frena”, en contra de todas las opiniones de expertos en el tema que opinan que, justo al contrario, lo que se debe es favorecer el encuentro, la amistad, la colaboración... Separar. A estas alturas, cuando, incluso las nuevas tecnologías llevan a integrar a todo el mundo dejando de lado formación, condiciones sociales o económicas, primando la capacidad creativa. ¿Cómo se come que por un lado no les duelan prendas a la hora de “premiar” a la élite de “excelentes” de la enseñanza privada y concertada y, por otro, sometan a la ruina salvaje a la enseñanza pública? Está claro: al PP le importa un pito cualquier cosa que tenga que ver con lo público, incluida la educación. Sus apuestas están en otras “mesas” donde parece haber mejor cantera de “buenos alumnos”, de mejores resultados. Al parecer, les cuesta entender que no se trata de postular por la educación que a ellos les guste, la que mejor responda a sus intereses. ¡Que va! Se trata de la ENSEÑANZA PÚBLICA, con mayúsculas que -como decía el eslogan de tantas protestas contra el gobierno de la Comunidad de Madrid o de la Comunidad Valenciana- “es de todos y para todos”- porque es casa de todos: vengan de donde vengan, sean como sean y tengan lo que tengan. Y eso, ofrecer calidad y preparación adecuada -para listos y no tanto-, cuesta dinero. Es bastante fácil de entender, y hacer otra cosa es, además de irresponsable, cínico. Y eso es lo que propone –y ya hace en los sitios donde manda- con su total menosprecio a la Educación pública, este PP que por boca de Rajoy decía ayer en Málaga perlas tales como: “Vamos a reformar todo lo que haya que reformar, sin aceptar lecciones de nadie”. Di que sí! Para qué van a oír a quienes defendemos la calidad en la enseñanza pública y la igualdad de oportunidades. A los que apostamos por la modernización integral del sistema educativo o luchamos por rebajar el fracaso escolar. ¿Para qué? Total, no somos más que “cuatro progres chalados” obsesionados con que sus hijos no estudien en “barracones”. La Educación, aquella por la que nosotros apostamos, es, sin duda, la solución a los enormes desafíos en democracia. Necesitamos ciudadanos formados, de los que actúan según sus propias reflexiones y nunca según les dicte nadie diferente a ellos mismos. Necesitamos educación para todos, no para unos pocos. Y para toda la vida y eso, claro, para algunos supone demasiado riesgo. Esos ciudadanos no serán ya tan solo meros espectadores pacientes; querrán, justamente, ser actores, expresar con libertad, con claridad sus opiniones. La obediencia indiscutible, deja de tener sentido; la educación, la buena para todos, es activa, reflexiva, constructiva, creativa. Y contestona. Claro que sí. Por eso me cuesta tanto entender que algunos permanezcan callados o peor, no comprendan, que sus decisiones de ahora, influirán injustamente en el futuro de sus hijos o de sus nietos... O es que la resignación será la herencia que dejemos a las nuevas generaciones de este país nuestro?
Lapsus
8 de noviembre. Según el diccionario de la Lengua Española, la palabra “lapsus” alude a toda equivocación involuntaria de una persona. Muy gráfica también –y cargada de utilidad, por cierto- la calificación del lapsus como “acto fallido”, resbalón. Pero, incluso en esto, hay diferencias. Porque hay “resbalones” que se cometen al hablar, mientras que otros, son olvidos o equivocaciones cometidos al intentar recordar. Es, para mi gusto, en el psicoanálisis donde con mayor fuerza definitoria encontramos aquello de “lapsus” como afloramientos de lo reprimido que aparece generalmente en momentos de ansiedad, de estrés... Freud, además, añadía algo curioso sobre los lapsus y es que, en muchos casos, lo reprimido es del orden de la mentira y en otros, se trata principalmente de un deseo. ¡Qué útiles siempre los diccionarios a la hora de definir sucesos sorprendentes! Y digo sorprendentes porque, he de reconocer que Rajoy no deja de sorprenderme nunca. A estas horas, todos los medios de comunicación han transmitido el resultado de las encuestas y la valoración del debate electoral entre el candidato socialista y el candidato popular. Quien ha querido, se ha enterado cumplidamente. Pero a mí, aún me quedan ciertos “flecos” que cortar. Sin duda, ambos candidatos se mostraron moderados: Sobre ambos pesaba la convicción de que, sea cual sea el resultado de las elecciones, el margen de maniobra será escaso pero, reconozcámoslo, sólo Rubalcaba trató de ampliarlo en el debate. Rajoy se mostró, de principio a fin, mucho más doméstico, y, su mal leer y sus “lapsus”, nos llenaron la pantalla de TV de sorpresa; justo cuando nadie la esperaba. Rajoy no paró de leer. Y leyó mal. Y ahí el primer problema: Cuando uno lee mal, malinterpreta, equivoca los términos y, necesariamente, hace crecer al oponente con el que debate, si éste no lee. Y éste fue el caso. Porque el que no lee, Rubalcaba, sólo bajaba la vista para comprobar algún dato; exponía sus valores, sus ideas, explicaba todo aquello que se cree. Y lo que piensa. Sin guiones preestablecidos, sin corsés. Y además, estuvieron sus lapsus. El primero, llamémosle, el “doble R”: confundir el apellido de su rival -fortuíto o no, me da igual- es, sin duda, un síntoma. Que confunda a Rubalcaba con Zapatero habla de una vieja fijación; es un lapsus personal pero también es mucho más. Como decía Freud, lo reprimido es, muchas veces, mentira, cuando no, deseo. Un fantasma psicológico pareció acechar en el debate el subconsciente de Rajoy: en Rubalcaba, Rajoy debió ver su pasado con Zapatero; debió ver a aquel al que, jamás ni en ninguna circunstancia, quiso tenderle la mano –ni siquiera en beneficio de sacar adelante a España, esa “gran nación” que tanto dice querer-. Quizá nunca pudo perdonarle que le venciera dos veces. Dos veces consecutivas. Quizá. Pero el segundo lapsus, aquello de "una gran nación", ya no es un lapsus personal, sino histórico y, con éstas, Rubalcaba hará muy bien en recuperar la esencia más clara del socialismo en una época turbulenta en la que toda apelación a la nación, todo plebiscito cotidiano de reducido territorio, están condenados al fracaso: El socialismo es internacionalista y sólo con la fuerza común de una unión de Estados podrá vencerse la crisis. El lapsus de Rajoy manifiesta una dolencia que puede ser peligrosa para la economía española, como lo es para la política española. Es, en esencia, lo que representó Rajoy, por no hablar de determinados términos utilizados en temas como la igualdad: aquello de las mujeres que colaboran con él, que llevan la casa (en la mía preguntaban que a dónde la llevaban). Gráfico si fue, ya lo creo. O el tema de la educación, calificando de insidia lo que todo el mundo sabe que es, sencillamente, la realidad. O los matrimonios del mismo sexo, o la reformulación del desempleo, o tantas y tantas indefiniciones, que dejaron al descubierto justo el objetivo oculto de su programa, aquello que no quieren que se les vea: recorte, recorte y recorte. Demasiada presión, demasiada tensión contenida, no tanto por lo que se había de hablar sino, sobretodo, por lo que había de procurar que no se le escapara, obligan a la lectura. Y a los lapsus memorables. Quizá el equivoco fuera de base: confundir el debate con un combate de boxeo cuando el objetivo no era otro que ganar en confianza; convencer con la verdad, un poco más, cuando nada está ni ganado ni perdido. Es fácil criticar, tirar la piedra y esconder la mano, cuando eso, la mano, es lo que siempre has negado. Pues eso, para mí y tantos otros a los que no preguntaron, está claro: Para criticar, Rajoy; para gobernar, Rubalcaba.
Que caiga un chaparrón
7 de noviembre. Llueve. Ya hace días. La lluvia, el agua, arrastran siempre tras de sí una componente poética cargada de emociones compartidas que, hoy, me trae a la memoria el fragmento final de un intenso poema de Carmen Conde, Sequía: “¡Oh tu agua de lluvia; ponla pronto en mi lengua! / Por las gargantas agrias que no tienen resuello / yo te pido que lluevas, que desciendas raudante”. Pero, ya se sabe, corren malos tiempos para la lírica y, hasta de ella, el agua -o de su falta dramática, la sequía- hacen leña algunos. Y guerra sucia. Muy sucia, manipulándola con descaro a su antojo y conveniencia. Creo firmemente que el verdadero respeto a los electores exige no tratar de convencerlos, ni de abrumarlos, ni de insultarlos, ni de jalearlos, ni de hacerlos cómplices de una situación, ni de utilizarlos con fines innobles. Cuando nos dirigimos a ellos para pedirles personalmente su voto, hemos de apelar a su inteligencia, tratando de entablar con ellos una conversación, por imaginaria que ésta sea. Es la única manera. Por eso, se me hacen presentes los políticos del Partido Popular desmesuradamente ambiciosos que, deseosos de enriquecerse rápido y a toda costa con el “pelotazo urbanístico”, no dudaron ni por un instante en utilizar partidiariamente esa desgracia que nos azota cada vez más frecuentemente como es la sequía, inventando aquel grito de guerra de “Agua para todos”. Una vez perpetrada aquella estafa electoral que fue el trasvase del Ebro (que el PP adobó denunciando, con discurso victimista en campañas millonarias pagadas con dinero público y encabezando dudosas manifestaciones sociales, el castigo que los socialistas daban a la región de Murcia) y conseguidos con malas artes los votantes imprescindibles para su éxito electoral -sin tener en cuenta, para variar, el peligro al que sometían la convivencia entre personas y regiones (“o se es murciano o se es socialista, las dos cosas son incompatibles” llegó a decir en prensa la ex-consejera de la región de Murcia.)-, “la guerra del agua” perdía interés para ellos. Tampoco fue nada casual, claro, que el PP olvidara mencionar durante todo aquel embrollo –pésima memoria de nuevo- que el gobierno socialista había invertido en infraestructuras de agua más de 1.000 millones de euros precisamente en la región de Murcia, garantizando de por vida los abastecimientos para la población y la industria. Y ahora, ¿dónde menciona el PP aquella que fue su bandera, aquel imprescindible trasvase del Ebro en su programa? Dónde queda ahora aquel “poético” y encendido panfleto dirigido a los lorcanos de “...Narbona nos robó el agua; vas a dejar que se ría de tí? ¡Recíbela como se merece!” La “batalla del Ebro” pasó a mejor vida. El PP nacional intenta olvidar aquella guerra entre territorios y limar las, cada vez más, asperezas entre sus propios barones pero, como la piedra suelta, la palabra no tiene vuelta y la prudencia de sujetarse la lengua, nunca ha sido virtud extendida entre las filas del PP. Ahora, el PP abandona el trasvase y apuesta por las desaladoras. Ahora. Del Ebro, ni palabra. Del Tajo-Segura, tampoco. Las inversiones en la región de Murcia en los 8 presupuestos generales del gobierno Aznar fueron de 2.612 millones de euros. En los 7 presupuestos del gobierno Zapatero, las inversiones han superado los 4.906 millones de euros. Intransigencia, tacañería y menosprecio hacia el prójimo, los caracterizan. Si me apuran, ni siquiera se trata ya de lo que un partido ofrezca o no en su programa. Se trata de la falta de respeto hacia los ciudadanos; se trata de creerlos tontos de capirote vendiéndoles, en aquel caso que, hasta el vaso de agua de cepillarse los dientes por la mañana estaba en peligro, gracias, por supuesto, a desalmados feroces que permitían que el Ebro tirase su agua al mar. Rajoy no va hacer el trasvase del Ebro, no. Pero no por no llevarlo en programa, sino porque no tiene el más mínimo interés; porque no puede hacerlo, entre otras cosas, porque igual que entonces, es irrealizable. Llueve y, con la que está cayendo, la gente, antes o después, se dará cuenta de estas cosas (y de más) y el PP se tendrá que explicar. La gente, merece la verdad. Y que salga el sol, que saldrá. Yo, mientras tanto y con el permiso de ustedes, me voy a ver el debate.
Sudar la camiseta
6 de noviembre. La Fonteta es la sede de un gran equipo. Todos lo saben. Pero hoy, además, la Fonteta de San Luís, ese espacio también tan nuestro, tan de campaña socialista, ha estado lleno a rebosar (de hecho, ha rebosado tanto, que no hemos cabido todos), incluso con un tiempo que poco acompaña. Y lo ha estado para escuchar a Rubalcaba y a Felipe, o a Alfredo y a González, y a Jorge Alarte y a Inmaculada Rodríguez, trabajadora infatigable al lado de Rubalcaba. Apasionante. Pocas veces tiene uno ocasión de compartir, a la vez, en el mismo acto y espacio, con personas tan, tan de Estado; de tan buena y reconocida experiencia; tan de nuestros valores. Tan nuestra. Han expresado en su voz nuestras convicciones; nuestros principios para continuar haciendo un país, una sociedad de todos y de todas, socialmente justo. Un país unido, próspero y respetado internacionalmente. Han pedido la movilización. Y no sólo la de los afiliados, que también y mucha, sino que traslademos y convenzamos con propuestas, con ideas a nuestros vecinos, a nuestros compañeros de trabajo, a la gente que nos rodea día a día, lo que todos pensamos: Que ellos son los auténticos protagonistas de lo que está en juego. Que son ellos los que, verdaderamente, hacen posible este proyecto político. Los que lo cargan de sentido. Los socialistas, con nuestro candidato Rubalcaba al frente, hemos venido a esta carrera a disputarla. A jugar este partido. Porque sabemos muy bien que el único partido que no se gana, es el que no se juega. En la Fonteta es normal ver encestar canastas de tres puntos a nuestro equipo valenciano, el Valencia Básquet, muchas, muchas veces. Y triunfar. Pero también, siempre, lo vemos pelear, combatir, emocionarse y dejarse la piel; sudar la camiseta para ganar el partido. Porque no hay otra manera. Hoy hemos visto en esa misma cancha a los mejores jugadores; con las mejores ideas y, sobre todo, con la ilusión íntegra y todas las ganas de pelear contra los agoreros; contra los que intentan atemorizar con que “su” victoria, va a ser “aplastante”. Hay que ver qué poco afortunada la expresión pero, ¡qué gráfica! Y sobre todo, sabiendo como “aplastan” ellos cuándo se ven en mayoría absoluta. Nosotros, vamos a trabajar para remontar lo que hoy parece difícil. Porque si algo sabemos es que las elecciones no son encuestas; son, sólo y únicamente, el resultado de los votos de los ciudadanos y por eso, nos vamos a centrar en sus problemas, en sus demandas; en explicarles que vamos a representarles de manera inclusiva, abierta… Que vamos a hacer lo que decimos y a decir lo que hacemos. Sin duda, tendremos que explicarles también que hemos podido cometer errores pero que la derecha, que anda vestida de centro, cuándo tiene excusa económica, pega el tijeretazo donde más duele a los demás, a la sociedad media, a la que van a pedir el mayor esfuerzo. Para entendernos: van a pegar, si ganan, el mayor de los tijeretazos –y a su estilo, con el mayor desparpajo- al estado de bienestar. Ese bienestar de servicios públicos que se creó y reforzó con gobiernos socialistas. Reivindicamos personas y votos frente a cálculos y encuestas. Hechos y palabras frente a marketing y arrogancia. Y los reivindicamos con propuestas de verdad, con hechos y trayectorias que lo demuestren. Hoy en la Fonteta hemos visto actitud de combate y determinación. Mucha determinación por plantar clara. Porque sabemos que el futuro no es un regalo; siempre es una conquista. Hoy en la Fonteta hemos demostrado que sabemos bien que no son tiempos de grandes promesas ni de brindis al sol. Son tiempos de incertidumbre que no admiten propuestas frívolas de camisas blancas. Y en tiempos difíciles y justamente por ello, se hace imprescindible el realismo, el rigor, las convicciones y los valores firmes, la humildad y el esfuerzo. Y a eso, a convencer, a trabajar y a explicarnos, nos vamos a dedicar. Y si lo logramos, conseguiremos que aquellos que creyeron, los que nos dieron crédito y confianza, puedan recuperarla. Puedan valorarla y se aproximen a la urna, el próximo día 20, para apostar por conquistar su propio futuro, que será mucho más suyo, más de todos, cuántos más votos apuesten por un gobierno social y de progreso. Y sin necesidad de “aplastamientos”.
Salud de lujo
Y de la ética, ¿qué?
4 de noviembre. Mira que lo siento, oye, pero uno, es como es. Uno, por estar provisionalmente (la política es eso, más que algunos lo olviden) en las responsabilidades políticas, jamás debe dejar de ser lo que es; jamás intentar cambiar lo que ha sido o disolver sus principios de siempre tal como azucarillo en el agua, es decir, sin dejar rastro alguno. Semejante reflexión no es locura, no. Viene a cuento de lo que llevo visto, en Canal Nou sobretodo, y leído, prioritariamente en algunos medios, de algunos que posan sin decir ni una verdad, y declaran, seguro que a sabiendas, que lo que dicen, muy ajustado a verdad, tampoco es que sea. He de reconocer que yo, para eso, ni con setecientas horas de máster obligado, conseguiría el desparpajo que algunos lucen. La política para mí (si al pasado me remito me ha costado hasta cárcel) es decir verdad. En todo caso, tu verdad, pero verdad al fin. Y luchar por lo que crees dedicándole todo tu esfuerzo a convencer. Los tiempos no están para líricas y nosotros, los socialdemócratas de este país, andamos remando contra corriente en muchos momentos, obligados por la coyuntura, sino mundial, si occidental y europea. Sé que no lo hemos explicado bien. Que nos hemos quedado cortos. Hasta aquí. Pero decir bien claro también que, negar la evidencia, embarrar y liar para ocultar y confundir, como viene siendo la línea de algunos, se pongan como se pongan, ni es ético ni es política, tal y como la reivindicamos los que queremos ejercerla desde el compromiso. No es ético proclamar desde aquí, parapetados tras la gomina, el protocolo vacuo (y caro) y mucho medio pagado, o menor dicho, debido por todos, que el gobierno socialista, como estrategia principal, los margina, los persigue, los acosa... cuando el que lo dice, sabe -y certifico lo dicho- que las cifras puras y duras demuestran que en los últimos ocho años el gobierno de España ha invertido como nunca en esta Comunidad. Me he prometido no hablar de cifras, de verdad, pero, si alguien duda, están al alcance de todos. A lo que ni quiero ni puedo resistirme es a concretar unas pocas realidades, sólo unas pocas, pero importantes: Ave, aeropuertos de Alicante y Valencia, (mejor no hablar del de Castellón, sin aviones pobre, mofa de España entera y muestra evidente del despilfarro de nuevos ricos que han llevado los que dan lecciones y mienten a sabiendas) ley de dependencia, desaladoras, carreteras, Plan E... Pero, aún con todo, lo que más sigue interesándome poner de manifiesto, reclamar, es que no todos somos iguales. Ni de lejos. Por responsabilidad y para no trasladar conflictos a nuestros ciudadanos, muchos alcaldes no hemos querido perder ese tiempo que necesitamos, urgente y a diario, para encontrar soluciones a los problemas de nuestros convecinos, en explicarles lo que la Generalitat nos ha negado a muchos municipios después de despilfarrado el presupuesto que no tenía (+ de 50.000 millones de euros, los más endeudados de España) en proyectos megalómanos de nuevos ricos. Tampoco hemos querido malgastar el dinero de nuestros vecinos anegando sus buzones para contarles que nos han negado presupuesto para escuelas infantiles, para urbanizar espacios multiusos, para nuestros mayores. No hemos querido excusarnos en que nos negaban becas de todo tipo para nuestros jóvenes que, mira tú por donde, se cuentan entre el porcentaje más elevado de parados y el nivel de fracaso escolar mas alto de España. Siempre y por encima de todo, hemos entendido, asumido y ejercido nuestra responsabilidad. Quejarnos del de al lado para no asumir el problema, con motivos reales y a diario, de verdad que no ha sido la pauta. Y es que en política, lo dicho, no todos somos iguales. Nosotros la entendemos como el ejercicio de luchar decentemente, con nuestra verdad, para sacar las cosas adelante. Diferencias. Y grandes. Y eso, la forma de ser, la de gobernar sin mentiras, asumiendo responsabilidades, también está en juego.
Comienza la carrera
3 de noviembre. Cuando todos los días entro por la puerta del horno para comprar el pan de casa, siempre me acompaña el buen presentimiento de que mi hornera me alegrará el día, además de con los aromas y sabores que caracterizan su negocio, con alguna ocurrencia fresca y casera sobre el estado de las cosas. Hoy, su sonrisa ha ido acompañada de un “...ya os empieza la carrera, ya” que así, en principio, no acababa yo de ubicar, dada mi conocida afición personal a correr. Pero no, de inmediato la realidad rotunda se hace hueco: esta noche arranca la campaña electoral y mi hornera, lo sabe. No me sorprende en absoluto su eficiente información, no. La ciudadanía recibe y acumula información: mucha; variada. Me remueve el pronombre “os”, de “os empieza”, por lo que de muletilla de alejamiento supone del ciudadano a la política, a los políticos, que al parecer, son supuestos y únicos responsables de esta carrera. Esa carrera, esta carrera que, al fin y al cabo, no tiene más objetivo que elegir representantes de los propios ciudadanos. Y elegir, elegir, eligen sólo ellos. Creo. Sé. Porque, no se olvide nadie, ni dé nada, interesadamente, por hecho, nuestra democracia es representativa: una parte porcentualmente pequeña de la población –los políticos- habrá de asumir durante un plazo de tiempo limitado todo cuanto la sociedad espera de la política. Lo que es razonable esperar, pero también lo que no. La pregunta seguramente sería: ¿Cuánto es razonable esperar de la política? Parece que una sociedad en crisis reduce sistemáticamente sus expectativas: el estado supuestamente inamovible de las cosas nos hace construir discursos que acaban justificando la falta de acción, de compromiso. Es ese letal “me cansa la política” el que nos hace convertir en inconmensurable la responsabilidad política y abandonar conformistas el derecho al debate, a decidir sobre nuestro futuro. Y es en eso, en lo que vamos a insistir; eso, lo que vamos a explicar, sobre lo que vamos a dialogar en esta campaña. Los ciudadanos han de saber qué van a decidir. Es casi la elección más determinante desde la democracia en nuestro país; lo que han de ser las bases de actuación del gobierno de su futuro. Nada es irreversible y el estado de bienestar construido durante tanto tiempo con el esfuerzo de todos, tampoco. Votando, los ciudadanos decidirán la sociedad que quieren. Está en juego el mantenimiento de las políticas públicas como prioridad: sanidad, educación, prestaciones sociales para aquellos que más necesitan del apoyo de los poderes públicos por su situación de dependencia... Está en juego el retroceso en la conquista de derechos sociales: matrimonio de parejas del mismo sexo, igualdad, violencia doméstica... Es mucho lo que está en juego y esa es la auténtica carrera que empieza hoy: luchar por seguir avanzando y superar esta crisis castrante, redescubriendo y reforzando la política o, retroceder y entregar, de una vez por todas, al “mercado” y al conservadurismo más casposo el futuro de este país que ha demostrado, muchas veces ya, que sabe avanzar en paz y tranquilidad, sin aspavientos. Empieza la carrera.
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